miércoles, 30 de diciembre de 2009

Pintura de Caballote: “La Feber Nahualizada”.








Y bueno, éste año ya casi se nos va.

Como la canción del maese Chávez Texeiro, “se va la vida, se va al agujero, como la mugre en el lavadero”, este cojín parece que ya cumplió su primer año de vida, y un año más viejo, el gato risón se lame las bolas… de pelos, no sean mal pensados.


¿Cómo les fue con Chidoclós? Espero que muy bien. A mí el gordo del traje rojo me trajo muchos recuerdos. Como sabrán, por éstas fechas se me fue mi última amiga no humana, la gatita Lola. Y acordándome de ella, me acordé también de otra gatita a la que quise mucho. Ella se llamó Feber Soledad. Soledad, por que me la encontré muy cachorrita, vagando sola por la calle desalmada, a expensas de que un perro gacho se la quisiera cenar. Estaba tan pequeña, que cupo perfectamente en mi mano, y estaba tan cansada, que se durmió todo el camino en el metro y luego el pesero, en la bolsa de mi saco.





Bueno, ésa gata era muy valiente. Cuando creció, ella acostumbraba jugar a espantar a los perrillos que pasasen cerca de la casa, y eso fue la génesis de ésta serie de dibujos, que culminaron con el cuadro que está en el tope de la columna, y que está hecho con la misma técnica de los “Santos Viejos”. Les presento la serie de dibujos que culminaron en éste cuadro:




“La Feber nahualizada”, salía muy tempranito, y se agazapaba esperando que pasara un perrillo, y entonces saltaba sobre él, toda esponjada, brincando como una ardilla en zig-zag. Me imagino que la imagen que inspiraba en los perrillos era tan espeluznante, que salían corriendo con el rabo entre las piernas, sintiendo el aliento de mi gata loca en sus patas traseras. Supongo que, si los gatos pudieran reírse, las carcajadas de la Feber hubieran estallado incontenibles en el amanecer de la unidad.
Sin embargo, mi gata también era susceptible al amor. Y fue el amor el que provocó que bajase la guardia, que se pusiera lenta, cosa que aprovechó un perro vengativo, venenoso como el del anuncio que puse en alguna entrada, cobrando sus bromas con la vida. Fue un perro grande, y muy mañoso. De otra forma, si ella no hubiera estado enamorada, no creo que jamás hubiera podido alcanzarla, Feber era un Guepardo en miniatura.






He de confesar que nunca me gustaron mucho los perros. Sin embargo, después de la muerte de Feber, los quise menos. Yo tenía mucho coraje, y tenía ganas de comprar carne molida y hacer una limpieza general de perros en la colonia, pero mi madre hizo que las aguas de mi furia volvieran a su cauce, cuando el “Solovino”, el perro de unos vecinos vino hasta mí y me lamió la mano, reconciliándome con su raza. Me dijo mi madre: “¿ves? Sólo siguió su instinto. Los perros también son cazadores, y como Feber, también son capaces de sentir afecto, y darlo”. Desde entonces, la guerra terminó, y sigo llevándome bien, tanto con los perros, como con los gatos. Pero claro que sigo prefiriendo a los michos.






¡Sayonara! ¡Hasta la semana que viene! ¡Feliz Año nuevo! ¡Feliz dìa de Reyes!












miércoles, 23 de diciembre de 2009

Pintura de Caballote: “El Profeta”.





¡Hola! Olas vieneeeennn, y olas vaaannn…

¡Já ja ja! Pues bien, mis queridos contlapaches, mis esforzados camaradas, pese a los vaivenes de ésta vida no tan loca como uno quisiera, por fin he vuelto a las andadas. Pese a un largo ayuno involuntario, este gato risón, “chesireano”, se trepa de nueva cuenta a su cojín peludo, dispuesto a llenarlos de bolas de pelos dizque artísticas, pero eso sí, harto divertidas .

Antes que nada, quiero desearles a todos los aguerridos asistentes a ésta experiencia lúdica, una muy feliz Navidad. Quiero hacer hincapié, que la Navidad no es Santa Clós, ni ponerse hasta el cepillo, ni nada de eso. La Navidad es el cumpleaños de nuestro Señor Jesucristo. Es una pausa en el año para reflexionar sobre los dones que nuestro Señor nos ha dado, las bendiciones con que nos cubre, y sobre todo, valorar su sacrificio para darnos Vida Eterna, al permitirnos ser sus amigos, sus compañeros. Es muy fácil. Uno únicamente tiene que aceptarlo como nuestro Señor, decir “Mi Señor Jesús, gracias por tu sacrificio, muchas gracias por el regalo que me has dado al derramar tu sangre por mí. Te acepto como mi Rey, al reconocer que resucitaste por tu propia mano al tercer día, y te entrego mi vida, para que la gobiernes con tu mano justa.” Y ya. Nada más. Es gratis, nadie tiene que pagar ni un centavo por ése don. Por favor, considérenlo seriamente en éste día tan especial.

Bien, pasemos al negocioooo… Este otro cuadro (charros, esto de “cuadros” no me gusta, ya que, como se habrán dado cuenta, su forma es irregular) va con la misma temática de “Elías”. De hecho, son casi el mismo. Los profetas del Antiguo Testamento eran personas que practicaban ayunos largos, casi como los faquires hindúes, con la finalidad de purificarse. De hecho, algunos medios científicos de nuestros días, coinciden que es bueno ayunar de vez en cuando, así como es conveniente abstenerse de comer cerdo y animales de pezuñas hendidas como los venados, por salud… Tomaban mucha agua, y se alimentaban de miel y frutas que podían recoger. En fin, que eso de alimentarse con miel sería muy bueno, si uno pudiese conseguir miel de verdad, y no la adulterada con piloncillo, y también, si a uno le alcanza para comprarla, ya que como sabrán, el pelón lentejo ha puesto a Carstens como gobernador del Banco de México, un hombre que no hizo nada para frenar la crisis en el país; peor: un hombre que permitió que se mezclaran, la crisis ya endémica de éste país que no cuenta con industria pesada, que no tiene autonomía alimentaria, con la crisis del capitalismo que le pegó a todo el mundo. Un hombre que no sabe otra cosa que subir impuestos para llenar las saqueadas arcas estatales por el foxismo… Me pregunto si una rata así, podría aguantar un ayuno de dos días.

Ya ni modo, por que mientras nadie diga nada, éstos descastados van a seguir haciendo lo que quieren con lo poco que queda de éste país. Unos por reaccionarios, y otros, por querer ser dizque modernos, les entregan la custodia de los niños a gente que no tiene un comportamiento natural… Y mientras se acaba México, éste Cojín seguirá, tratando de ser más constante, y seguir publicando cosas cada semana, o ya de perdis, cada dos, así que éste gato broncudo, pufeador, les pide que le tengan paciencia, ya que a veces no puede venir al café interné a cotorrear por falta de metálico, no de falta de ideas, ya que la pobreza de ideas es una de las peores, y, bendito sea Dios, pocas veces me ha pasado. Les aviso que apenas termine de ofrecerles la serie de los “santos viejos” (como mi carnalito le bautizó) les pondré otra morrocotuda Histerieta: “La Última Última Cabalgata de Piero Bambini”, ganadora de una flor natural en el concurso de poetastros popis de Xochimilco en el año de 1934… ¡Feliz Navidad! ¡Sayonara!

viernes, 27 de noviembre de 2009

Pintura de Caballote: “La Panadería Fantasma”.














¡Qué pasó!

Pues ya para terminar como Dios manda con éste mes de Muertos, les ofrezco el siguiente trabajito que me encargaron. Verán, mi sobrino mas pequeño, Uziel el “Bolillo” (por que cuando estaba recién nacido se me figuró como un bolillito recién salido del horno, al verlo envuelto en mantas) salió en una obra de teatro en su escuela. El pequeño va apenas en primer año de primaria, así que era un evento importante, y su madre me pidió que si no le hacía de favor la escenografía para su obra. Mi hermano me mandó la idea, que es la siguiente: una cocina rústica, hasta con ajos colgados de las paredes.

Así que me puse manos a la obra, y en dos días le terminé esto, un día antes de la Gran Inundación, ¡justo a tiempo! Como pueden darse cuenta, no es la gran cosa, por que me dijeron de esto con el tiempo justo, pero está hecha con mucho cariño. La técnica fue guache sobre un trozo grande de pellón, ésa tela rígida, que comprobé que se deshace con agua, así que costó algo de trabajo, además de que el tiempo estaba, como recordarán, muy húmedo, así que tardó en secar, dificultándomelo todo. Estaba a punto de irme a comprar otro trozo de pellón y cartulinas de colores, para pegarlo todo en una especie de collage gigante, pero gracias a Dios, no hubo necesidad de ello.

Pues bien, todo salió a pedir de boca; a los maestros les gustó la escenografía, tanto, que le pidieron a mi cuñada que lo donara a la escuela, y ella aceptó, así que ahora es propiedad de la Escuela Primaria Estatal “Ixcateopan” de Coacalco. Los chamacos se divirtieron, y todo estuvo muy padre, ya que salieron disfrazados de muertitos, con máscaras hechas de yeso; fabricaron tapetes de aserrín pintado e hicieron una instalación que representaba la entrada al Mictlán. Además de que hicieron hincapié en preservar la milenaria costumbre del Día de Muertos. Qué bueno que hayan aún maestros que se preocupen por inculcar una tradición tan bella y nostálgica como la fiesta del 2 de Noviembre, ya que tienen que pelear contra la estupidez de las cadenas de supermercados, que a medio Noviembre ya están preparando la Navidad, cuando en estados como Oaxaca, Noviembre es el Mes de los Muertos, ya que se celebra todo el mes, y tienen que pelear contra la enajenación de la la televisión y sus horrendos bloques de comerciales de diez minutos y programas gringos, ya que los muchachos y los niños ven en todos lados la horrenda fiesta de Hallowen, y la copian, olvidándose un poco de nuestra fiesta, que es hermosa como no hay dos, ¡y que debiéramos exportar! Pero como los gringos son el imperio (espero que saliente, ya que China parece que va a ser el siguiente imperio mundial, y a ver cómo nos va) pues nos imponen sus tristes y huecos doscientos años de depredación masona, aunados a la cultura anglosajona europea que no tiene que ver nada con nosotros, los latinoamericanos, que con nuestra rica mezcla de culturas árabes, .negras, latinas e indígenas, somos una especie de mole que enriquece todo con sus vaivenes, ya que, como el mole, a veces funcionamos como salsa, y a veces como plato fuerte. En fin. Si no fuera por la corrupción endémica de nuestros gobernantes, la ambición desmedida de los ricos que atropella todo, y esta alma de pepenador que trata de agarrar lo que se pueda cuando hay oportunidad de nuestro pueblo, en serio, otro gallo nos cantara.
Pues nos vemos aquí, en su peludo cojín, la semana que entra si Dios quiere. ¡Pásenla bien! ¡Sayonara!










sábado, 21 de noviembre de 2009

Arte Objeto: Calabox.














¡Qué puex!

Les mando como de costumbre, un saludo combativo y con batientes de puerta desde aquí, su peludo cojín. Y también batientes de ventana, faltaba mas.

¿Qué tenemos aquí? Otro poco de arte-objeto. Eso de “arte objeto”, se me hace que no es más que un bonito nombre para decir “artesanía”. Pues bien, esto que ven, tiene más bien el espíritu de “artesanía”. Es bien difícil, cuando uno camina por los tianguis de aquí, del Edo. Mex. (aunque puede ser de cualquier lugar de México) y ve algunos trabajos de artesanía, distinguir entre ésta y el arte. Hay piezas hermosas, ya sean de cartonería, barro, cestería, que muy bien podrían decirse piezas únicas. Recuerdo especialmente una “catrina” de barro negro que vi en Oaxaca, una pieza que desgraciadamente no pude adquirir, por que como soy hombre de recursos monetarios limitados, su precio estaba muy por encima de mis posibilidades, lo cual no quiere decir que no sea justo. La injusticia estriba en la pobreza generacional de salarios que padecemos los mexicanos y que los sicarios que tienen las riendas de ésta nación no les importa nada, por que ellos siguen llenándose las bolsas de dinero, y eso provoca que el dinero no circule, como debiera ser en una economía sana, y que impide que mucha gente gaste en cosas así, pero me desvío del tema. El artesano hace un gran trabajo, pone algo de su alma en la pieza que hace (¿acaso no es eso una característica de la pieza de arte?) y todavía la regala. Y lo triste es que ya no alcanza el dinero para comprar una pieza que te alegre tu casa. ¿Y saben qué es lo malo? Que quienes aún pueden darse el lujo de comprar algo así, y no hablo de quienes van a las tiendas de artesanías popis de la Zona Rosa, todavía las regatean. Algo que me confirma que en éste país, nadie aprecia el esfuerzo de los demás. Si uno se pusiera en los zapatos del señor que a diario barre la calle, de la cajera que le atiende a uno en el super, del muchacho que le despacha a uno en el tianguis, del vigilante que está doce inhumanas horas encarcelado en ésa puerta que nos abre a diario, de toda ésa gente que hace algo rutinario y aburrido para poder sobrevivir, éste país sería más justo y menos violento. Pero me vuelvo a desviar, ¡caramba! Me encanta divagar.

Sigo. Era una “catrina” que, pese a tener la solidez del barro negro, estaba “envuelta” en su manto, como si estuviera apareciendo ante nosotros. Preciosa. Dos mil pesos. Pero su valor real y justo, sería como diez mil o más.

En fin, que ésta pieza que les ofrezco, era el germen de un negocito. Si. También intenté hacer artesanía, pero a nadie le alcanza ya para comprarla, así que lo dejé, aunque quizás en algún momento lo vuelva a intentar. Está hecha con una caja de cartón, la que laqueé, y las calaquitas fueron hechas con una arcilla que venden en las papelerías más pirrurris, una que está fabricada con resinas y que endurece en unas horas, casi como la epóxica, pero sin la resistencia de ésta.

Como quería que fuera de buena suerte, la hice dedicándosela a un matrimonio joven, el de mis amigos pochtecas Ana-chan y Jona-kun, que cada semana, por varios días, están haciendo su lucha por vivir en éste país con cada vez menos oportunidades, en los tianguis vendiendo mi vicio: videojuegos y japonerías diabólicas, alias ánime. Según la mirada dura y sin piedad de los ricos, ellos serían unos despreciables delincuentes, merecedores de las peores torturas del curbasc. ¡Piratas! Yo digo que los ricos le roban mucho, pero mucho más al pobre, y por generaciones ya. Y que si no fuese por gentes como mis amigos, la caldera social que es éste país ya habría estallado, y no de la forma en como estalló en la revolución abortada que estamos celebrando, no, sino mucho más violentamente, saqueando negocios, quemando casas de ricos, etc. etc. etc. Por que como les he venido diciendo desde el principio de éste artículo, a nadie le alcanza ya el dinero…

¡Sayonara! ¡Hasta la semana que entra!


sábado, 14 de noviembre de 2009

Arte Objeto: Sir Daniel Fortesque.

¡Qué ondita, cómo están!

Hablemos un poco de la realidad virtual. ¿Alguno sabe por qué el terminajo ése de “virtual”? Me gustaría que alguien me lo explicara, ya que uno entiende por “virtual” algo que ocurre literalmente, así como en expresiones del tipo de “ocurrió virtualmente así”, “virtualmente te lo estoy diciendo” etc etc etc. ¿Y por qué corchos lo empleamos para las cosas que se hacen en la computadora, ya sean recreaciones de museos para recorridos por internet, secuencias de entrenamiento para aprender a aterrizar o despegar aviones, o, en el campo que más me gusta, los videojuegos?

Mucho se habla de que los videojuegos son nefastos para la educación de los chamacos. Yo no estoy de acuerdo. Me parece que, en todo caso, es responsabilidad de los padres el ver qué corchos juegan sus cachorros, además de que está demostrado que dos horas diarias de hundirse en la realidad virtual desestresa y genera sinapsis nerviosas que mejoran las relaciones entre el cerebro, los ojos y las manos, haciendo al que juega, más hábil y rápido. Además de que, como aspirante y suspirante como soy, por ser un buen artista visual, y un historietista, reconozco que es con los videojuegos cuando empezamos a crear un entorno realmente interactivo hecho totalmente por nosotros. Es verdad. Estamos haciendo mundos, realidades alternas. Me encantaría aprender a hacer videojuegos. Lo malo, por supuesto, es que esto se maneja por un mercado, y por lo mismo, los videojuegos, su absorbente creatividad, están restringidos por los intereses monetarios de grandes monopolios a los que no les interesa más que un pepino la creatividad y la imaginación, pero, ¿acaso no pasa lo mismo con la música y la literatura, con la famosa “payola” y “el círculo cuadrado de artistas”? ¿No pasa lo mismo con los artistas visuales con los curadores? Ya ni hablar de la danza que se ve reducida al patrocinio eterno del estado ante la desidia de la iniciativa privada, y por lo mismo, las que antes eran compañías de danza, ahora son meras escuelas. El cine, nomás por mencionarlo, ya que sufre lo mismo que la historieta. Y peor ésta, que se ve reducida a un aspecto infantiloide y pseudo informativo por la mente cuadrada de los educadores y de los empresarios, que nunca han querido ver el potencial creativo de la historieta, al comprar las extranjeras y olvidando a las nacionales, que en algún momento fueron de las mejores del mundo. Estoy seguro que muchos comiqueros gringos, muchos mangakas japoneses se inspiraron, o ya de perdiz, tomaron alguna idea de la Borola o del Memín. Yo quisiera ver videojuegos compatibles con las consolas y las computadoras, hechos por gente muy creativa, artistas que estuvieran generando estados de alma interactivos, que a fin de cuentas, es algo que desde siempre ha perseguido el arte.

Bien. Allá por los años 90´s, Sony sacó la que a mi juicio ha sido la mejor superconsola que ha habido, (quizá por la novedad, es verdad), el PlayStation. Las demás, fueron versiones mejoradas, pero la calidad de sus juegos, desgraciadamente no ha sido excelente como los de ésta. Y entre ellos, había una verdadera joya: Medievil. Era un juego hecho enteramente por ingleses, y además de su absorbente atmósfera, su magnífica música y su facilidad de juego, tenía una hermosa historia de redención; se trataba de un héroe que jamás lo pudo ser, ya que cuando salió en primera fila a combatir a un brujo que amenazaba a su gente, cae muerto por la primera andanada de flechas. Su destino glorioso se trunca, al no poder combatir contra el demonio que busca esclavizar a su gente. Este es vencido, pero después de cien años, el brujo regresa, cuando ya no hay héroes dispuestos a enfrentarse a él, reviviendo a los muertos y aterrorizando de nuevo a la población. Pero lo que el brujo no sabe, es que con su mismo hechizo, revive a Sir Daniel Fortesque, dándole una segunda oportunidad para alcanzar su destino trunco. Hermoso, ¿no?

El juego me encantó, así como le encantó a mi sobrino Álvaro, que llenó un rato sus fantasías infantiles con el caballero caído, tan semejante a Don Quijote de la Mancha; allá por el 2007, en Noviembre, le hice éste adorno, ésta pieza de arte objeto para su puerta, y dándome a mi el gusto de poder verlo caminar por las calles de mi colonia, como está en las fotos, con sus enormes sesenta centímetros de altura.

Está completamente articulado, los dedos se doblan y la espada se separa, y está hecho totalmente con técnica de cartonería, no así los materiales. Fueron puras cosas recicladas, a excepción del ojito que está hecho de plastilina epóxica, y la armadura, que son los restos de un rollo de foil de aluminio para estufas. Todo lo demás, era basura: periódicos viejos, un envase cuadrado de aceite para el torso, unos palos viejos para las piernas y brazos, un cacho de alambre galvanizado y un trapo de cocina para las hombreras. A mi sobrino le gustó mucho, tanto, que todavía lo conserva con cariño. Ahí si puedo decir que ésta pieza tiene un dueño: SIR DANIEL FORTESQUE. ARTE OBJETO. COLECCIÓN PARTICULAR DE ÁLVARO AGUILAR. 2007. ¡Ah, qué bonito se oye!

Pues bueno, me despido por hoy. Iba a seguir poniéndoles los santos viejos, pero es Noviembre, Mes de Muertos. La semana que entra, les pondré otra pieza de arte objeto, con el tema del Día de Muertos, que espero que les guste.

¡Sayonara!

lunes, 9 de noviembre de 2009

Histerieta: “Maranhata” Tercera Parte.


¡Qué paxó, pues!

Días de Muertos, y con ello, salimos de la crisis. Desvergonzados, el chaparro lentejo y el fulano que se come una vaca a diario. No es cierto. Yo soy el iluso. Ellos son asesinos de masas. Sumidos en su corrupción, no les importa la gente que medio vive y medio muere. Somos un país de zombies, ya que más de la mitad del país sobrevive y sobremuere con un salario mínimo. Solo nos mantiene en pié el futbol. Lo bueno, es que la crisis ya terminó, pese a que no hay empleo, pese a que acabo de escuchar en las noticias de un hospital que vendía los cadáveres de los niños en 15 000 pesos, y que si no es por una madre inconforme, nadie se da cuenta de lo moustruoso de ello. En fin…

Días de Muertos, y de trombones locos. Casi se inunda la casa. Yo he estado pensando que, con tanta corrupción, con tantos asesinatos debidos a Violencia Doméstica, con tantos robachicos, a ver cuándo nos tocaba a nosotros, y ya ven. Cuarenta minutos bastaron para que muchas comunidades de Estado de México quedaran amoladas con un metro de agua. Comunidades que están asentadas en lo que alguna vez fueron lagos, como Tultitlán, como Ecatepec, aquí mismo, en Tultepec. ¿Será castigo divino, o somos unos idiotas por construir en sitios destinados desde hace eones para el agua? Y hay gente que duda de la existencia del Diluvio Universal, donde llovió así de fuerte durante cuarenta días y sus respectivas noches. En fin…

Días de Muertos, y termino de entregaros a mi hija “Marahata”. “El Señor vuelve” en arameo. Esta copia que les entrego, está digitalmente corregida, ya que su formato original es pequeño, de 10 x 20 cms. y está hecha con tintas chinas sobre cartulina brístol, la más económica, sobre cartoncillo negro. Lo que hice, fue darle más contraste y recortarla y volverla a armar, con el objetivo de reducir las páginas, de veintitrés, a doce. Creo que, visualmente, no se ve mal, ¿no? Originalmente, iba a ser a color, con acuarelas, pero algo que también distingue a la historieta sobre otras artes, es su dinamismo, cosa que se logra con la diagramación y también con el medio tono, es decir, el blanco y negro, además de que al hacerlo así, es más fácil reproducirla (o por lo menos así era cuando la hice, en los noventas, donde las copias a color eran costosas, y el offset era caro, dejándome como única opción las fotocopias; no como hoy, que aún la impresora más económica hace reproducciones muy buenas) Y el grado de dramatismo que se logra con el medio tono, es soberbio.

No sé si lo logré, pero a mí si me dejó satisfecho. Recuerdo, cuando la hice, que había terminado de leer al Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha, y hasta el día de hoy, sigo pensando que Don Quijote, es el reflejo de la humanidad soñadora (perdón, lugar común, pero necesario) que niega una realidad que se basa en el “ya es así” o “así es”. Creo que hacen falta más personas que no teman enfrentarse a los molinos de viento de vez en cuando, y que crean en una esperanza superior, que sirva de guía a un comportamiento social adecuado. Por eso escogí al personaje de Don Miguel de Cervantes Saavedra, por que tenía la necesidad de expresar un sentimiento universal, ya que yo creo en las verdades universales; un personaje que encarnara la esperanza, y también, ¿por qué no? la ingenuidad de los soñadores, contra la dureza de un mundo entregado a las cosas más bajas, nomás por que “ya es así”. También la hice cuando me había acercado por primera vez, y de corazón, al Señor. Es verdad que uno cae muchas veces, y como diría Pablo en sus cartas, “¡miserable de mí! ¿quién me librará de éste cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24) pero por la Gracia, uno siempre puede volver, sea Dios ensalzado.

Pues, sin más que decirles por el momento, me despido. Les pondré la semana que entra otro cuadro, de la serie de los “santos viejos”, que espero que les guste.

¡Sayonara! ¡Hasta la semana que entra!

viernes, 30 de octubre de 2009

Histerieta: “Maranhata” Segunda Parte.











¡Qué paxó, pues!

Pues nada, contlapaches, camaradas de éste peludo cojín del Gato Jazz, les mando un revolucionario saludo desde estas selvas tultitlecas y tultepecas, colindantes con las selvas coacalquenses y cuauhtitlenses, fronterizas con los extensos territorios del DeFiéndete y los aigres violadores de Pachuca, la Bella Aigrosa. ¡Cómo extán, qué me cuentan de nuez!

Pues qué hay que decir… Nada, desde aquí, el país donde nunca pasa nada. La inmovilidad le sirve a los sicarios, y hay tantas cosas malas, que uno a veces olvida las buenas. A saber, un hecho remarcable, ya que no todo es malo, ni toda la gente es malvada, ni todos son mediocres corruptos, ¡aun hay esperanza!

Resulta que mi santa madre es una señora jubilada por el IMSS, después de casi cuarenta años de luchar contra el mundo, y se pueden decir muchas cosas acerca de las jubilaciones, menos que no sea algo justo, después de sobarse el lomo tantos años. Los neoliberales insisten que son una carga, por que todo lo ven en factores de dinero, y sus economistas los apoyan, cuando el trato que se debiera tener con los economistas debiera ser el mismo que se hace con los ingenieros: el arquitecto dice qué es lo que se debe hacer, y el ingeniero, a ver cómo lo hace, pero lo hace. Lo mismo. Al economista se le debe decir: necesitamos tener gasto social solvente, a ver cómo le haces… Pero como esto no viene a cuento, sigo con mi historia:

Mi madre tenía meses quejándose de que tenía una bolita en el costado, pero los médicos del seguro nunca le dieron con que cosa era, hasta que hace unos días, tuvo una crisis, teniendo el mismo dolor “de la bolita”, pero más intenso, y como uno le pierde la fé a las instituciones después de tantos esfuerzos fallidos, decidimos llevarla con un médico de uno de tantos consultorios similares que son lo mismo, pero más baratos, a ver si le podía aliviar su molestia. El médico era un egresado del glorioso Instituto Politécnico Nacional (que por cierto, debiera tener autonomía, como la UNAM) e inmediatamente le dio al clavo: una hernia de desplazamiento. La posibilidad de una cirugía me dejó nervioso, pero el médico, haciendo gala de un arte superior, con las manos introdujo el intestino de mi madre por el orificio de la hernia, evitando una crisis superior. Jamás había visto a un médico hacer eso. Me pareció un chamán, un físico oriental mongol, o algo así, por la maestría que mostró en ése procedimiento dactilar, ¡le practicó a mi madre una cirugía sin bisturí! ¡le ahorró un mar de dolor y sufrimiento, en caso de que la hernia se le hubiera estrangulado y hubieran tenido que mocharle el cacho de intestino! La necesidad de la cirugía sigue, pero es distinto, por que es una hernia vieja que se abrió, así que lo que deben hacer ahora los médicos, es reabrirla y suturarla para que cicatrice como debe de ser, por que la primera operación fue mal practicada, y el resultado fue éste, y vino a desarrollarse muchos años después. Dios bendiga éste médico, por su clara inteligencia y su vocación de ayudar al prójimo.

Quería dejar constancia de esto, por que en éste país, pareciera que solo habitamos corruptos y ladrones, pero me equivoco, y bendito sea Dios por que me equivoco. Hay gente capaz, hay gente que tiene la capacidad de sacar a éste país de su ruina, pero es lo mismo, si ésta gente buena, no alza su voz, no saca sus cacerolas y corre a los corruptos, a los ladrones, a los asesinos. Ya basta de ése dicho infame “el que no transa no avanza”, basta, en serio, basta ya de tolerar empresarios corruptos que hacen birli birloque para no pagar impuestos ni cuotas del IMSS, de gobiernos que tratan de vender todo y cuando se quedan sin dinero, suben impuestos que todos pagan, como el IVA, pero ellos no son capaces de vivir en la austeridad que tanto pregonan, ya que sus humildes residencias ocupan tres manzanas. Ya basta de que nos quejemos de que a nuestros indocumentados los traten mal los gringos, cuando aquí los zetas descuartizan a los inmigrantes centroamericanos, ya basta de pedir perfiles en los trabajos, cuando lo que sobra es mano de obra. Ya basta de discriminar a indígenas y discapacitados, todos somos mexicanos, ¿o no? Para terminar, quiero recordar una estrofa el Himno Nacional, una que pocos conocen, por que no salimos de tres, que dice: “antes Patria que inermes tus hijos, / bajo el yugo su cuello dobleguen / tus campiñas con sangre se rieguen / sobre sangre se estampe su pié. / Y tus templos, palacios y torres / se derrumben con hórrido estruendo / y tus ruinas existan, diciendo: / de mil héroes, la Patria aquí fue…” Está en el Himno Nacional, ¿acaso no vamos a pelear los mexicanos? ¿Acaso bajaremos el cuello ante la bota de la corrupción? ¿No pelearemos si venden todas nuestras cosas, si matan a nuestros hijos, negándoles la posibilidad de futuro? ¿Acaso tiene que haber un terremoto tan moustruoso como el de ‘85 para que nos unamos y saquemos lo mejor de nosotros para sacar la basura que ahora se sienta en la silla presidencial, la basura que dizque da trabajos y no paga impuestos, la basura que extorsiona y vende veneno a los niños, la basura que se roba muchachas y las vende cómo prostitutas en el mejor de los casos, la basura que nos está costando nuestra nacionalidad, nuestro futuro, y que nos ha atrasado como cien años del resto de las naciones? ¿Esperaremos hasta que venga una coalición de naciones a invadirnos e imponer otro gobierno, por que a los gringos no les conviene tener abajito suyo a un estado tan podrido?

¡Ah! ¡Nada de Jalogüíns! ¡Preserven nuestra milenaria tradición del Día de Muertos! Si se ponen a pensar, nuestra fiesta es una fiesta de nostalgia, de ganas de volver a ver a los que se fueron, contraria a la demoníaca tradición sajona, que es una fiesta de miedo, el “candy or trick” y la calabaza que oculta a un fantasma como venganza y maldición. Nosotros no somos así.
¿Ah! Y como respuesta a mi estimada/o "anónimo", he estado ocupado. No había podido venir hasta ahora, y justo ahora, en éstos momentos se ha desatado una tromba brutal afuera, así que quizá se me vaya la luz, así que me despido por hoy.

¡Sayonara! ¡Hasta la semana que viene, con la tercera entrega de “Maranhata”!

miércoles, 14 de octubre de 2009

Histerieta: “Maranhata” Primera Parte.











¡Qué hongo alucinógeno, banda!

Pues nada, mis estimados cuadernos de doble raya. Aquí nomás, haciendo corajes por las decisiones torpes y autoritarias de éste nuestro glorioso y espurio gobierno. Haciendo corajes, por que cuando el “presidente del empleo” dijo que iba a generar muchos trabajos, no esperábamos que fueran trabajos de ésta índole, ¡como si no fuera ya de por sí difícil conseguir trabajo, y el hecho de salir a buscarlo no constituyera uno implícito, sólo que sin paga, sale el enano éste con las tonterías de deshacer la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. ¡Cerca de cuarenta mil personas al traste!
Sí, yo como todos, he sufrido con la estupidez de la burocracia, y aunque creo que hubiese estado bien reformarla, darle la soltura y autosuficiencia necesarias para su buen funcionar, llega éste enano zoquete, y la desaparece, en una decisión totalmente autoritaria, sin tomar en cuenta a los sectores de la sociedad involucrados. A mí me parece, salvo mejor opinión suya, que la compañía de luz es necesaria, dado el complejo marco del centro del país. Hay que tomar en cuenta, que en cerca de cuarenta años no se hizo nada para que produjera la energía que necesitaba para un centro del país creciente y centralista, obligándola a comprar la energía que daba, generando el hoyo presupuestal que tanto alega ahora el enano indigno que es dizque presidente. Correcto, pero no la desapareces, sino que le das la posibilidad de que se haga autónoma, para que su función administrativa se haga clara, y las herramientas tecnológicas para que pueda producir la energía que el centro requiere, como son las celdas fotovoltaicas, los molinos de viento, etc. ¡Imagínense si en todas las carreteras, todas la azoteas libres, los pasos peatonales, los libramientos, las escuelas, etc etc etc, se instalaran celdas fotovoltaicas! ¡Habría energía de sobra! ¡Y mas barata! Pero no. Es bien sabido que Luz y Fuerza del Centro funcionó muchos años, así como la Lotería Nacional, de caja chica del gobierno. El resultado: un pésimo servicio, y una tarifa inflada artificialmente. ¿Sabían que México es uno de los países en donde la energía eléctrica es más cara? ¿Cuándo, según expertos, tenemos sobreproducción de electricidad? ¿Por qué será?

Y lo peor, todos le echan la culpa al sindicato. Que si era corrupto, que si era charro… Lo cierto, es que cuando el sindicato comenzó a oponerse (igual y también por querer entrarle al pastel) a que el gobierno federal le diera la concesión a españoles sobre la famosa fibra negra que es capaz de transmitir, aparte de la electricidad que se usa en refrigeradores y focos, señal de internet y línea telefónica, comenzó el ataque contra ellos. ¿Por qué no le hará lo mismo a otros sindicatos que son más corruptos, como el petrolero y el de la educación? ¿Por qué no le dará su sabadazo a Elba, ésa diabólica mujer que a la larga va a generarle más problemas al chaparro de lentes y a sus sucesores, sea Peña Nieto o el que el Yunque decida? ¿Por qué no se lo hace a la Elba, que está provocando con su corrupción, que la Colonia sea retirada de los libros de historia? ¿Qué está contribuyendo a que los niños no sepan nada de dónde venimos, diluyendo nuestro rostro aún más? No, esto pasa sólo en México, por que sólo en México podemos tolerar y seguirnos riendo cuando a más de cuarenta niños su vida les fue destruida por ésa misma corrupción, cuando su esperanza y su futuro les fue arrebatado por el fuego asesino en la guardería ABC de Sonora, cuando asistimos cruzados de brazos al injusto encarcelamiento de luchadoras sociales, sólo por que son indígenas, con el pretexto idiota de que habían secuestrado a oficiales de policía bien entrenados y armados; cuando no hacemos nada cuando una anciana en Zongolica es violada por una compañía de soldados… No sé. Alguien alguna vez me dijo que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. ¿Realmente nos mereceremos éste?

Lo cierto, compañeros, camaradas, es que el mensaje del pelón lentudo y chaparro es claro: Las huelgas, derecho legítimo del trabajador, son ilegales en México. Volvemos a los tiempos de Don Porfis, y debemos entrarle a la nueva cultura laboral, donde te deslomas trabajando doce horas diarias con un sueldo de risa, y jamás quejarte, aunque sepas que tu trabajo es el que está enriqueciendo a tu patrón que tiene lana para mandar a sus hijos a estudiar a Norteamérica y comerse una vaca diaria, mientras que a ti nomás te alcanza para arroz con sopa. ¡Já! Lo bueno, (para ellos) es que Carlos Marx está muerto y enterrado, aunque las causas que generaron el socialismo sigan vivas, resucitadas por la corrupción sin fin de éstos sicarios, que se dicen liberales, pero que actúan más como reyes, cortándote la cabeza si no la agachas cuando pasen.

Bueno, basta de corajes. La Histerieta que les presento, se llama “Maranhata” y significa en arameo “El Señor Vuelve”. Tengo entendido que era el saludo que se daban los cristianos perseguidos por los romanos, aunque no tengo forma de comprobarlo. A esta historieta le tengo mucho cariño, por que cuando la hice, mi fe se renovó, ya que estaba pasando por épocas tristes. Además, ¿alguna vez han leído historietas religiosas? Hay unas muy buenas, pero la mayoría son muy fresas. Yo quise hacer algo distinto, por que creo que para mostrar el poder del Señor (que uno no lo muestra, vamos, eso es imposible, todo lo que uno puede hacer, son aproximaciones) hay que mostrar al lado obscuro trabajando. Es una cuestión de contrastes. ¿Cómo vas a mostrar la luz, si no muestras la obscuridad? Aquí traté de hacerlo, y creo que lo logro un poco, por que no se puede combatir a los demonios sin salir herido. Esa idea es el germen de la historia que estoy escribiendo actualmente, que se llama “Hadas”, y que quizá les ponga aquí dentro de poco…

¡Sayonara! ¡Hasta la semana que entra con la segunda entrega!








jueves, 8 de octubre de 2009

Pintura de Caballote: “Elías”.

¡Qué paxó, cómo están!





Hola a todas las multitudes revolucionarias que cada semana se manifiestan por las avenidas de éste pueblo fantasma de Mictlantown, para poder tener una mejor vista de éste, su peludo y pachón cojín. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! El Gato se despereza de su cojín peludo y garrudo y arenga a la multitud que lo aclama:

-¡¡MAU!! ¡¡MUAURRGH!! ¡¡MIAU!! (¡Compatriotas! ¡Han sabido resistir como machitos y hembritas la dura carga de la historia! ¡En éste momento cusipléxico y sicalíptico, cuyas confusiones se desarrollan como una rueda de Moebius que se nos atora en el garguero…!)

Sin embargo, la figura pelona y de lentes se alza, y toma el micro, y dice a la afiebrada multitud:

-Lo que el Gato ha querido decir, es que agradece mucho sus visitas al Cojín del Gato. Y como lo prometido es deuda, aquí el Gato les presenta es uno más de sus maullidos, que se llama “Elías”. Sigue con la idea de “Ángel”: haber sido encontrados en algún templo antiguo que haya sido pasto de las llamas. Elías hablaba con Dios mismo, y con su autoridad, era capaz de entrar a la presencia de los sátrapas que dizque gobernaban a su pueblo, para decirles: “Dios está viendo el daño que haces”. Era una voz, y era una conciencia que no les dejaba a los malos reyes hacer lo que querían; era, en su momento, una especie de “ombudsman” (no sé si lo escribí correctamente) que defendía al pueblo, pero que también censuraba el comportamiento de ése pueblo. Sin embargo, también era humano. Y uno muy mal hablado. Fue quizá, uno de los hombres más humildes de su época, y por eso fue escogido por Dios. A Dios no le gusta la riqueza. Aquí, el Gato lo pone orando, tomando el valor suficiente de Dios, para enfrentarse a un hombre lleno de demonios, que sin la protección divina, le hubiera cortado la cabeza, tan solo por atreverse a decirle “estás mal”.
-¡MIAUUURRRH!
-Lo que el Gato quiso decir, también, es que la ficha técnica es la misma de “Ángel”, pero aquí ya está mejor desarrollada. La creta blanca se sustituyó con un lápiz conté blanco, y también con pigmento blanco; lo azul, siguen siendo cretas, pero reforzadas con pigmento azul ultramar, y está barnizado con sendas capas de barniz obscuro para madera, y quemado de las orillas con un cirio blanco… Ya, ya, chinche Gato, me estoy cansando de traducir tus maullidos…
-¡¿Maurrhg?! ¡MARRAMIAU!
-(¡Chin! ¡Ya ordenó que me cortaran la cabeza! Bueno, los dejo, y espero que les haya gustado, y ahí nos vemos la semana que entra, aunque tenga que pegarme la cabeza con masquing teip… ¡Sayonara!)


¡¡CHOP!!

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Eructos Literarios: Los Sueños 3ra Entrega “La Florista”.



Bueno, como les había prometido, aquí les entrego la tercera entrega del proyecto “Sueños”. Como ya les había dicho, se trata de los sueños que tiene un hombre camino a su chamba, a bordo de una pesera. Espero que los disfruten:


LA FLORISTA.

…Sigue lloviendo. La gente corre a taparse, y dentro de éste pesero el calor y los aromas son insoportables… Parecemos perros, espantados por un poco de agua. Ésa señora que vende flores, me recuerda que tengo que comprarle un ramito a Ana, si no se enojará conmigo… ¿Cuánto faltará para llegar? Seguro me regañan. Ni modo, no se va a acabar el mundo por que llegue tarde una vez… Voy a dormirme otro ratito, a ver si éste pinche pesero avanza...



Hace mucho tiempo que no veía a naiden… Usté es el primero. Sí, patrón, todas las florecitas las hice yo, ¿no se anima? Ándele, va a ver qué bonitas se ven en la casa de usté… Gracias, patrón. ¿Quere que le diga lo que pasó? Ah, chirrión, pos, ¿cómo, patrón, si ya ni me acuerdo de cuando nací?


Yo me llamo María Soledad, y, pos, dizque vivo, y sola. Mentira. Soy harto burlona, ya ve usté. Yo tenía un perrito que me acompañó hasta que se me murió, pero no vivo sola. Aún así, tuve mi buena vida. Mis papás era gente alegre que me enseñó a reír, a disfrutarlo todo y a todos, hasta que se me murieron, fíjese. Que yo recuerde, nunca tuve enemigos, ni siquiera gente que me cayera gorda, por que era muy chica para tenerlos cuando todos se murieron, cuando el cielo se abrió y el sol, en su justicia, los quemó a todos.


Pos qué quere que le diga… Fíjese, los ricos, pos no voy a decir que no, no todos eran malos. Si yo pude vivir, fue por gracia de Dios, que envió a una señora que se compadeció de mi piel negrita negrita por el sol y me recogió cuando estaba ya acabando. Apenas si me acuerdo, verá, por que era muy chica; lo que si recuerdo, es que el señor marido de ella no le quiso dar nada para mí, ni siquiera un pedacito de tierra, era muy estricto, y pos, tambén a ellos se les acabó la comida por que aunque eran ricos, no eran tan ricos, por que los que no se morían primero lloraron de hambre, ya que el sol se comió tambén su alimento, secó las plantitas y los animalitos y tambén la comida.


Y vinieron los probes, y los mataron para poder comer, pero eran tantos y tanta su hambre que tambén acabaron con la comida de los ricos, y llegaron hartos, parecían bestias salvajes y lo rompieron todo, y como no tenían escuela, ya no supieron como es que se hacían las cosas nuevas, y se murieron tambén.


Déjeme que le cuente… Es que estuvo harto feo. Antes de acabar, se comieron los unos a los otros, y ni las ratas ni las cucarachas se salvaron. Antes de morirse, los ricos, harto enojados, hicieron llover su fuego del cielo para matar a todos los probes… No, no era un fuego santo, como el del sol, por que Diosito abrió el cielo y le dijo al sol que nos castigara por ser tan maldosos, y el sol, ¿pos qué iba a hacer? Nos castigó, sí señor. Pero el fuego de los ricos no era santo, eran como diablos que quemaban desde lejos, bailaban con sus cabezotas que eran como si trujeran unos gorros grandototes, y se veían chistosos, bailando con su bolota roja, pero quemaban harto feo.
Y si, mataron a muchos, hartos se murieron, pero tambén eran hartos los probes, tantos, que no pudieron matarlos a todos, pero no importó, por que los ricos tambén se murieron, ya que de día no podían salir, por que le tenían miedo al sol, que les tenía harto coraje por ser tan maldosos y los quemaba vivos, los dejaba ciegos y la piel blanquita que tenían, delicadita, humeaba y se volvía negrita como la mía, y se quedaban ahí, dentro de sus coches y sus trajes raros, chamuscados, y sabían harto feo, no servían ni pa’ comer, y de noche tampoco podían salir. Hacía mucho frío. Sí, como ‘orita mesmo, como dice usté, pero ya ve, a todo se acostumbra una, pero los ricos no, y se morían, y pos luego, dejaron de ser ricos y se murieron igual que los probes, comiéndose unos a otros.


Y pos yo, ya ve. Sólo puedo salir de noche… Y junto todo lo que quedó y hago estas florecitas. Lo bueno de estar morido, es que ya no se siente hambre. Verá, es como si una siguiera viva, pero como si una ya no pesara, y sin tripas que le gruñan a una. Y como ya naiden tene que comer, pos todo lo horramos. Si. Todos los moridos y yo. No se crea, nos va harto bien. No me creerá que ya no semos probes y que ‘ora, todos semos ricos…


No, gracias a usté, señor, por comprarme mis florecitas… Que tenga güen viaje a Marte… Oiga, usté es marciano, ¿verdá?


Sin fecha. (Enero 2009.)




Bueno, camaradas, contlapaches de toda ésta canija vida, espero que les haya gustado este relato cuyo génesis es viejo, por ahí de los 90’s, pero que por azares del destino, lo he recuperado y mejorado, y ahí queda, con la esperanza de convertirse en una Histerieta… Los dibujos son, en su orden, el retrato (de memoria e imaginación, porque nunca ha querido posar para mí) de mi cuatacha Ana suke (“suke” significa algo así como “pequeño” en japonés) y fue hecho, con mis disculpas a su marido -ya que no fue hecho con afán de ofensa, sino para refrendarle a todos los cuates y cuatas que su costilla es una mujer hermosa, de fuertes rasgos indígenas, casi orientales (está esperando dos pechochos bebés, ¡enhorabuena!) -una tarde en que estaba aburrido de mi existencia hueca, así que me acordé de ella, y quise dibujarla, así de memoria nomás, y echándole un poquito de imaginación. La puse porque en la primera parte del cuento, la del pesero, el personaje dice “…un ramito para Ana…”, y creí que era una buena idea. A ver si no me arrepiento, si soy mal interpretado, cosa que espero que no.

El segundo dibujo, fue hecho igual, una tarde (exactamente hace dos días) en que estaba pensando qué cosa ponerles en el cojín. Me acordé del cuento, y quise hacerle un dibujo que lo ilustrara. Los dos están hechos en ésas hojas de papel coloreado que venden en cualquier papelería, tamaño carta, y con un lápiz del númber two. El primero, se llama “Intuición de Ana”, y el segundo “La Florista”, como el relato. Además, creo que queda el retrato de Ana suke, ya que ella es muy flaca, y “La Florista” es una calaca vendiendo flores… ¡Já ja ja! Creo que no me quedaron mal para haber sido hechos, cada uno, en un día, ¿no?

Bueno, ¡digan NO al IVA disfrazado! ¡Ese 2% nunca va a ir a programas sociales! ¡Si realmente quieren hacer algo por la gente pobre, que se bajen el sueldo un 80% todos los altos mandos en todos los niveles de gobierno! ¡Que liberen los trámites para las PYMES! ¡Amnistía para los deudores de cuentas bancarias y créditos! ¡Aumento real y substancioso a los salarios mínimos, para que el capital circule y crezca! ¡Que las empresas gigantes paguen los impuestos que deben! ¡Hay que volver a la Economía Mixta para crecer de nuevo!
¡Sayonara!


jueves, 24 de septiembre de 2009

Pintura de Caballote: “Ángel”.



¡Qué pasión salvaje, camaradas!

¡Septiembre, mes de la Patria! Como ya les había prometido antes, este Gato Jazz ha decidido posponer por un momento las histerietas que nos hacen llorar, como dice la canción “las caricaturas me hacen llorar” y he optado por poneros un cuadro, que más que cuadro, es algo loco.

Por un momento, me imaginé que era una especie de arqueólogo, entrando en un santuario desconocido, perdido por toda memoria, y ahí, encontraba unos frescos semi destruidos por el tiempo y la humedad… Pues bien, ¿Qué tal si en vez de templo, fuese mi estudio, y si en vez de humedad (por que por el tiempo, a fuerzas van a quedar destruidos) fuese por un hipotético incendio, del cual únicamente pudiera haber rescatado éstas piezas? Esa es la motivación de la serie de cuadros (Que en realidad no son cuadros, qué caray. Son mas bien una especie de dibujo mezclado con pintura) que a continuación les presento. Se llama Ángel, y en vez de las poderosas alas de águila que supuestamente tienen (en la Biblia, los ángeles no tienen alas) ¿Por qué no pudiese tener unas bellas alas de libélula? Pues bien, lo hice, y el resultado es el que ven. Aunque me parece que se ve un tanto gay, pero créanme, ¡si los ángeles tuviesen sexo, sería bien macho!

Bueno, la técnica fue algo compleja, tanto para hacerla, como para explicarla, pero lo intentaré, por que el inicio de todo esto, fue dejar volar la imaginación: a un cuadrado de papel kraft (en éste caso, por que, como verán más adelante, el papel varía) apliqué un concienzudo proceso de arrugamiento, que consistió en hacerlo varias veces bolita, para que quedara harto arrugado, con apariencia vieja y gastada. Una vez conseguido esto, dibujé con lápiz de carbón mixto, alias “conté”, junto con carboncillo y cretas negras y azul marinas. Las luces están hechas con cretas blancas y óxido de zinc, y un poco de cretas verdes para los detalles verdosos. Una vez obtenido el dibujo, le apliqué sendas capas de barniz-tinta para madera, y una vez seco, lo quemé, literalmente, de las orillas, para darle ése aire de rescatado del fuego, y viejo.

Este fue el primero, por eso no es tan bueno, como los que después les pondré. (A mí me gustaron mucho, para que es más que la verdad) Posteriormente mejoro la apariencia vieja, con un barniz más obscuro, y cambiando el carboncillo y las cretas por grafito. En fin, que espero que les guste, y nos vemos aquí, en éste cojín peludo, la semana que entra, si Dios quiere.

¡Sayonara!.

P.D. Quiero agradecer a mi querida-o ´´anónomo´´ por sus comentarios chipocludos. Tienes razón, ya que el desafio de cualquier nacion, es avanzar, sin repetir los errores cometidos. Obviamente, a nosotros los mexicanos nos arrebataron parte la nuestra historia natural, y la mocharon, y por eso ahora vemos aberraciones como ese tal ´juanito´ Yo por eso, propongo un nuevo pacto social, sin leyes tan bonitas, sin tanta cosa moderna, pero éso sí, hacer que se respete la ley, hacer efectivo el dicho ´nadie está por encima de la ley´, ya que éso es lo que se espera de cualquier pacto social que hace posible la existencia de cualquier país. Nosotros no obedecemos la ley. Nunca lo hemos hecho, en los casi dos siglos de vida dizque independiente, y los tres siglos de colonia. Si logràramos que se respete la ley, la gente comenzarìa a creer en ella misma, y por lo mismo, la viabilidad como nación estarìa garantizada. En fin. Por eso digo que ya no hay que votar por nadie. Es verdad que seguirían en el poder, pero ya no tendrìan el espurio pretexto de decirse ´representantes del pueblo´. Creo que como forma de protesta pacífica, serìa efectiva.

Pues muchas gracias por escribirme, y comparto tus puntos de opinión. !Ahi nos vemos la semana que entra!

Ahora sí, !sayonara!

martes, 15 de septiembre de 2009

Pintura de Caballote: "Làgrimas de cocodrilo".



¡Ké paxó, kómo extán!

Pues nada, desde aquí, mandándoles un peludo y garrudo saludo desde éste lado de la nopalera de cristal, el gato como de costumbre, hoy en martes, ¡día de la independencia! ¡199 años de ser libres de España! ¡Íiijajay!! Sin embargo, mi nacionalismo está de luto. Sé que hay muchas gentes que creen que esto del nacionalismo es algo malo, que da lugar a excesos aberrantes como el Nazional Socialismo, y cosas así, pero yo difiero un poco. Aún así, hago mío el excelso poema de Jose Emilio Pacheco, “Alta traición”, que dice algo así:

“No amo a mi patria

Su fulgor abstracto

Es inasible.

No amo a mi patria

Pero aunque suene mal

Pero aunque suene mal

Daría la vida

Por diez lugares suyos,

Ciertas gentes,

Puertos,

Bosques de pinos,

Fortalezas,

Una ciudad deshecha

Gris, monstruosa

Varias figuras de su historia

Montañas, montañas

Y tres o cuatro ríos.”

Es verdad. Quizá suene un poco a locura, en éstos tiempos de globalización, hablar de nacionalismos, es algo que puede resultar extraño. A este país duele, en serio, quererlo, viendo tanta gente amolada, ancianos que tienen que seguir trabajando limpiando oficinas o vendiendo cortauñas, tantos jóvenes que no tienen esperanza de un mejor futuro, tantos niños en las garras de la prostitución, la televisión y la droga; cuando uno ve que desde el siglo VIII seguimos igual, cambiando gobiernos, sistemas, presidentes y congresos, y no ha habido un cambio sustancial. Tenemos un mar de riqueza, concentrado en unas poquísimas manos, y un mar de gente pobre, que aunque sea difícil de comprender, sigue empobreciéndose más y más. Será que somos un país macabro que adora ídolos, y por lo mismo, está hambriento de mártires. Amamos a nuestros héroes, pero los amamos de piedra, jamás de carne y hueso.

Por eso escogí este cuadro para ésta fecha tan especial, fecha en que debiéramos cuestionarnos seriamente sobre nuestra supuesta “independencia”. Hidalgo gritaba “¡Viva el Rey, muera el mal gobierno!”, y años más tarde, el hijo del Generalísimo Morelos, Juan Nepomuceno, traicionaba la lucha de su padre al vender, junto al traidor de traidores Santa Anna, la mitad del territorio nacional. Y es verdad, los gringos nos conquistaron por segunda vez ése maldito año de 1847, nos mutilaron, y si no nos tragaron, (aunque había voces en el gobierno gringo que apoyaron la idea “all México”) fue por que “tragarse México equivaldría a poner plomo en las alas del águila americana”.

¿Tuvieron razón? ¿Nuestra corrupción, heredada de los españoles, les hubiera sido un freno, como lo es para nosotros, que nos estamos atrasando del concierto cultural de las naciones ya como cien años? No sé, pero recuerdo haber leído en algún sitio que, cuando el gran Lázaro Cárdenas quiso nacionalizar el petróleo, también soltaron voces las compañías trasnacionales, a través de sus voceros científicos, de que el petróleo se iba a acabar, como hoy está ocurriendo. Algo se mueve tras bambalinas. Los escenarios se repiten, será que la historia es cíclica, y como somos un pueblo que no tiene memoria, estamos condenados a repetirla, como una execrable rueda de Moebius. Hoy no habrá tiendas de raya, como en 1910, pero hay jornadas laborales de 12 horas, (más las horas utilizadas en el transporte) y todo sube de precio pero los salarios no. Los pobres se hacen más pobres, y los ricos disminuyen su número, pero no así su riqueza, que aumenta patrocinada por los gobiernos, por la crisis que se inventan. La riqueza no circula, estamos en manos de unos sujetos que se dicen “neoliberales”, pero que no actúan como tales, y ahora con los cárteles de la droga, éste país se asemeja más en el tiempo, a los “estados guerreros” japoneses, o al sistema de ducados de Italia de hace chorrocientos años. No avanzamos con éste “despotismo ilustrado”.

Los significantes del cuadro son soles, lunas y calaveras que se rompen, dando a luz a una nueva calavera: nuestra condena a repetir los mismos errores como nación, hasta que logremos algo que las sociedades sólo logran con el aislamiento: un rostro. La globalización nos está diluyendo, es increíble que mejor los mexicanos que trabajan en Estados Unidos, cerrados sobre sí mismos por la intolerancia sajona, tengan más certeza de la mexicanidad que la gente que vivimos aquí. Debiéramos celebrar el 5 de Mayo como una grandiosa fiesta nacional, pero no lo hacemos, y cada vez se celebra más la demoníaca fiesta sajona del Hallowen en vez del Día de Muertos.

La técnica del cuadro es óleo sobre tabla, y las calaveras, son de barro negro y rojo oaxaqueño, hechas añicos por las manos iconoclastas de mi sobrino Álvaro, cuando tenía apenas dos añitos. ¡Felixes Fiextax! No se olviden de gritar: “¡Viva México, muera el mal gobierno!”

¡Sayonara!

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Histerieta: “La Nostalgia”.












¡Hola a todos, cómo están!
Pues nada, aquí saludándolos desde las montañas de ésta nopalera tierra, el gato subiéndose al cojín a dejar una más de sus histerietas romanticonas, ronroneadoras y harto chipocludas. (Bueno, como diría mi cuatacha Tiricia, “si yo no me doy mi guayabazo, ¿quién me lo dará?”)

Pues lo que les traigo a continuación, es una de mis hijas que hice por ésos ayeres de 1990. Recuerdo claramente que la cartulina me la obsequiaron gentilmente los caballeros del SITUAM. Yo no conocía aún el couché paloma, y decidí emplear éste soporte tan bello en algo que valiera la pena.

Además, acababa de descubrir a los Hermanos Martínez Gil, monstruos del bolero, con su canción “sacrificio del alma”, y decidí hacer mi versión personal del tema, y el resultado, es ésta historieta que ahora tienen en sus pantallas.

La dimensión es grande, está hecha en cuartos de pliego, o sea, casi doble carta, con tintas chinas, y las letras son de letraset, las letras de látex que transferías al papel por medio de un lapicero, y que utilizábamos en aquellas épocas en que las computadoras aún no manejaban imágenes como hoy, que es harto sencillo. Basta con dibujarlo por medio de un lápiz óptico, o escanearlo, y le pones todo, color, letras y efectos especiales como destellos y sombras, con la compu.

Como dato curioso, éste trabajo me costó un regaño de mi amiga Araceli, la hermosa como no hay dos “Cielo Siete”, que me dijo seriamente, al entrar al cubículo del “Acuérdate de Ayer” y verme haciendo el guión: “mejor ponte a estudiar”. En serio, debí hacerle caso. Chance y ahora fuera diputado por el PeRDeré. ¡Cruz, cruz!

Bueno. Sin más por el momento, me despido de ustedes, Dentro de poco comenzaré a publicar aquí, en éste peludo cojín, la que considero mi obra maestra: “Sombras en el Adoquín”, una gigantesca historieta de más de 140 paginotas a todo color, que narra la historia de José Galicia, mi abuelo, que soy al mismo tiempo yo, en sus/mis devaneos oníricos persiguiendo mujeres (¿pues qué otra cosa se corretea que valga realmente la pena?) Y también les pondré más cuadros, la tan esperada (no sé por quién, pero en fin) serie de los “profetas” y la tercera parte de “Los Sueños”, titulada “La Florista”, un cuentito muy corto. Y como se decía en las revistas viejas: “¡Estén pendientes!”

¡Ah! ¡Y no se olviden de gritar el 15, y con cada “¡VIVA MÉXICO!”, un “¡FUERA EL MAL GOBIERNO!” que nos impone impuestos a los que menos tenemos, y al sucio estilo de los empresarios, por no decir gánsteres, ante la crisis lo primero que se les ocurre es mandar a cabezas de familia al desempleo, recortando personal, mientras no le cobra los impuestos que salvarían al país y que deben empresas gigantescas como Bimbo, Telmex, Cemex, Grupo Electra, Televisa, etc. etc. etc. Y mientras no dice dónde quedó la lana del petróleo que llegó a raudales a éste nopalero país con las tristemente célebres guerras del Golfo, (no todo se ha de haber ido todo en libramientos viales) y mientras permite que tipejos como Cartens se sigan comiendo lo que cuesta media vaca a diario con el dinero del erario público, como si no ganaran bien los angelitos éstos y no tuvieran para comerse unas garnachas en la calle, que es lo que come la mayoría de los trabajadores en su hora (actualmente media) de comida. Dos sopes (si bien va, si no, nomás uno) y un chesco. Si tuvieran vergüenza, aunque sea un poquito, tasarían sus salarios con el salario mínimo, para que, cada vez que a éstos angelitos que nos gobiernan quieran darse bonos y subirse el salario, tuviesen que subir también el salario mínimo. O en todo caso, ya que no suben sueldos, ni crean empleos con el conveniente -para ellos- pretexto de la crisis mundial, redujeran la jornada de trabajo a seis horas diarias, (efectivas, no ficticias como las supuestas ocho horas que son hoy, y que en realidad ya son diez, con la complacencia de las ratas de la CTM y de la Secretaría del Trabajo) y que la semana inglesa fuese obligatoria para todos, no solo para oficinistas.

Urge un fobaproa, pero para los habitantes del país. Que nos rescaten también a nosotros de nuestra bancarrota, por que al rato ya no va a alcanzar ni para frijoles con arroz. Digo, no solo de futbol y telenoverlas vive el hombre, y la mujer, y los niños, y las mascotas, que también tienen su corazoncito, y su estomaguito, ¿no?

¡Sayonara!

sábado, 5 de septiembre de 2009

Comunicado del Partido de las Lombrices.

Les pongo ésto, a ver qué les parece. Yo si voy a gritar "FUERA EL MAL GOBIERNO!" ahora que seal el 15 de Septiembre.


COMUNICADO DEL PARTIDO DE LAS LOMBRICES.

Al pueblo de México:

Dice Calderón que hay que hablar bien de México. Y tiene razón. Y no solamente hablar bien sino luchar por salvar a nuestro país que amamos.
Pero México no es Calderón ni su gobierno incompetente y corrupto.
Para salvar a México debemos exigirle a Calderón y a su equipo que renuncien, ¡QUE SE VAYAN!
En la falsa democracia que nos han impuesto, no se nos permite manifestarle nuestro repudio al presidente y despedirlo, correrlo, mediante un referéndum, y la televisión, el radio, y la gran mayoría de medios escritos, cómplices del mal gobierno, no transmiten nuestro pensar ni sentir.
Por ello, que sean las calles, las plazas, las paredes, el transporte público, los sitios donde hagamos oír nuestra voz: ¡ABAJO EL MAL GOBIERNO!
El 15 de Septiembre hay que celebrar a México, gritando, pero cada ¡VIVA MEXICO! debe ir acompañado de un ¡FUERA EL MAL GOBIERNO! Hagamos un gran “cacerolazo” para decirles que están despedidos.
Corre la voz. Para salvar a México, Calderón y su equipo deben irse. El poder real de una nación es su gente, ¡hagámonos oír!
Reenvía éste correo a tantos como puedas. Imprímelo y pégalo. Inicia tus propios comunicados y difúndelos, ¡HAZ OIR TU DESCONTENTO!



Pues bueno, se me hace justo. Como me quedé sin internet, no pude adjuntar fotos desde mi equipo, pero ahí luego resolvemos ésto. ¡Sayonara! ¡Hasta la semana que entra!

martes, 1 de septiembre de 2009

Pintura de Caballote: El Nahual Gordo.

¡Hola a todos!


Pues nada, aquì de nueva cuenta, desde éste café intené, por que la cuenta de interné que tenía chupó faros, es decir, se venció.


Pues bueno. Les traigo un cuadro que titulé "NAHUAL GORDO CON OJERAS, ¡AY OJÉIS!" que espero disfruten. Es de la serie de autorretratos que me he hecho, reflexionando un poco sobre lo que decía Van Gogh acerca de que si uno no tiene nada que que pintar, pues entonces uno se retrata a sí mismo.


Está realizado en una técnica mixta, es decir, de todo. Utilicé celulosa, zacate, acrílico, y óleo con texturizadores como carbonatos y mármol para todo lo demàs. Y he de decir, que es muy fiel a mí. Bueno, actualmente, estoy más pesado, es verdad, ya que en el cuadro me veo más delgado. Con casi cuarenta encima, es difícil estar como una sílfide.


Pues espero que les guste, y ahí nos vemos en 15 días. No creo que antes, por que a veces està difícil estar viniendo al café interné. ¡Sayonara!

miércoles, 19 de agosto de 2009

Eructos Literarios: "Los Sueños" 2° parte.

LA JAPONESA.


A Mokona Apapa,
Ageha Okawa,
Tsubaki Nekoi
Y
Satsuki Igarashi,
Por su épica
“Magic Knight Rayearth”.

Y por supuesto,
A los entrañables e infatigables
Cuates que me hacen el favor
De soportarme de vez en cuando.




…Maldita distancia. Ahora llueve. Cerrar los ojos otra vez. No quisiera estar aquí, estoy hasta la madre de tanta gente encerrada. Ay. Debí hacer como ése chavo de ahí y traerme un libro. ¿Qué lee? Un manga japonés… No alcanzo a ver el título, y la portada es compleja… El pinche rollo del manga, tan pictórico, el ver toda la página como un todo y desmenuzarlo después, es tan… pinche complicado. Leerlo de atrás para adelante. Nel, sólo él puede darse el lujo de leer eso con ésta hueva…


¿Que qué hago aquí?
¿Qué me he hecho? Nada. Qué bueno verlos, vénganse, vamos a ése lugar. Como un juego de rol, ése es el sitio adecuado para platicar…

Yo no chupo, no soy un “trancadiaria” como tú comprenderás… A ver, pídete las botanas, pinche Pato, pinche Nalgo, qué bueno, en serio, qué bueno encontrarlos después de tanto tiempo. Justo a quienes necesitaba ver. Que qué me he hecho preguntan, mis insignes cuates. Pues nada, mas viejo… y pendejo, tienes razón. Y no sólo en como me veo, canijos… Si supieran lo que he pasado…

Bueno, no me rueguen, pero la neta no sé cómo comenzar a contar… Hace ya tanto tiempo que no platico así, con otra persona. Hace tanto tiempo (sí Pato, “tan, tan”, parece campana, ¡pero así habla uno, chingá!) que guardo éstas cosas que pasaron.

Sí. Igualito a como ustedes me platican. “Mañana les hablo”, “mañana si los busco”, y así se me fue pasando el tiempo sin abrirme con nadie. Sí, Pato, ya sé que es un lugar común, pero también es verdad que con un poco de alcohol se pueden abrir ésas puertas. ¿Han pensado en lo sola que se ve la gente? Van, hablando por el maldito celular, solos, como si estuviesen locos, creyéndose importantes, que la responsabilidad esto, que la responsabilidad aquello, pero en el fondo, todos estamos jugando un maldito juego de rol, y te tienes que creer a huevo el papel que interpretas…

Claro, claro, no lo niego, por supuesto que me doy cuenta de ello. Todos tenemos que comer, es verdad. Pero tienen que concederme que todo éste rollazo de la “civilización” no es más que un juego… Piensen, ¿qué pasaría si todos en bola dijésemos: “ya no juego”? ¡Claro! Ya saben que siempre he sido un rojo, apagado a huevo desde que junto con el muro de Berlín se cayeron también las ideologías.

Si, Nalgo, no necesitas verme así. El caso es que todo tiene un aire irreal, ¿no lo notan? Y, ahora que lo pienso, el encontrármelos “casualmente” por la calle, la cantina, hasta la poca luz natural que entra tienen un aire de deja-vú. Y tengo ésta sensación desde que viví lo que viví en tantos años que no nos veíamos y que les voy a contar… En serio, hubo momentos en que sentí que la cordura, como si fuese una corriente de agua que fluye por una llave abierta, se escapaba de mí; será que quise jugar yo también, pero en mi locura, quería que el juego fuera distinto, diferente… Algo que no fuera “normal”. Hasta tú, pinche Pato, tan serio como pretendes ser, has deseado abrirte totalmente a la fantasía… No cabrón, no te rías que no te estoy albureando ni trato de seducirte, no soy puñal, no me jodas. ¡Claro! ¡Eso, pinche Nalgo! ¡De eso estoy hablando, cabrón! De princesas y dragones. En serio, siempre tuve las locas ganas de vivir un videojuego de rol, estar dentro de un orate cuento de Boris Vian, algo así como lo que Bastían Baltasar Bux hizo; verme dibujado como en un estrambótico manga japonés, de ésos que tienes que verlos de varias formas, primero toda la página y después lo desmenuzas como las pechugas de pollo para hacer enchiladas.

Lo que viví no fue eso exactamente, pero si fue encabronadamente raro. El caso es que, viéndolo ahora en perspectiva, creo que fue ése deseo lo que hizo que me involucrara con Hikaru.

¡Me conocen bien! Quizá fuese la soledad, el terrible tedio diario, el aburrimiento, ¡vayan a saber! El caso es que no sé cual de ésas fuerzas, o si todas se unieron y me obligaron a hablarle a Hikaru, a seguirla fielmente en su locura, haciéndola mía, y quizá pudimos estar juntos debido a que estábamos contagiados del mismo mal.

Hasta el mismo lugar en donde la conocí fue extraño.

Era una de ésas veces en que, aburrido de todo, decidí meterme a observar el juego del universo, a contemplar de cerca la gigantesca rueda de Moebius que es la lucha eterna entre el bien y el mal… No, no fui a ése sitio. Que nooo… Me metí en La Arena México a ver la lucha libre.


Yo tenía el pendejo prejuicio de que todas las luchadoras son feas y gordas, y cual fue mi sorpresa… Verán, la lucha femenina, como todo lo relacionado a mujeres, a no ser que sea sexual, se deja en segundo término, y yo, en la inercia, veía todo sin mucho ánimo, buscando algo que me sacara de mi desidia. Entonces el “Muchacrema” anunció la lucha femenina, previa a la lucha de las estrellas, que es la que todo el mundo quiere ver. Sí, el “Muchacrema”. Es su apodo, y le hace honor:

-…de la tierra de los samuráis, llega erguida como un junco en la tormenta. Conocedora del ying y del yang, utiliza su poder milenario en la escuela y en donde exista la maldad… ¡La Princesa Onono!

No estaba prestando atención, es verdad. Sumido en mi prejuicio apareció ella. Era… era… Era un sueño lolicón, la fantasía de cualquier pervertido grafófilo: vestida de marinera roja, minifalda muy corta y sus largas y estilizadas piernas estaban cubiertas por dos calcetas estudiantiles blancas. La Princesa Onono se veía retraída al bajar sus grandes ojos rasgados y no despegarlos del suelo; además llevaba el cabello mal cortado al frente y largo, recogido en una trenza que le llegaba hasta la cintura, rematada en un moño rojo también, lo que le daba un aire distraído e infantil.

Si, Nalgo. Como lo escuchaste. Dije “grandes ojos rasgados”… ¡Como que una contradicción, pinche Pato! Es la verdad, ella tiene los ojos más grandes que jamás haya visto, y es japonesa, pinches monos estereotipados…

La primera caída siempre es de estudio, y casi nunca pasa algo que defina la lucha, pero esta vez fue diferente: Amapola rindió a La Princesa Siux rápidamente dejando en desventaja a las técnicas, dos contra tres, jugada de poder. Inmediatamente Marcela, que entonces era la campeona, trató de sorprender para emparejar, pero fue dominada por La Princesa Xuhei; inmediatamente entraron al cuadrilátero Amapola y La Rosa Negra y comenzaron la “técnica del agandalle”, golpeando y debilitando a Marcela. Onono, que en japonés creo que significa algo así como “Flecha de Fuego”, entró al ver el acto cobarde, pero el Tigre Hispano le marcó el alto, contándole los diez segundos del reglamento para que abandonara el cuadrilátero. Onono vio fijamente al réferi, y en su mirada había fuego; salió, pero para subirse al tensor. Sus movimientos eran calculados, parecía un gato en su andar inteligente, exacto. Corrió por la tercera cuerda dos, tres, cuatro pasos y saltó; era una flecha, todo el público calló por un segundo al ver su elegante salto, que cortaba el aire exactamente como si fuese una espada, una katana japonesa… No les miento, voló como cuatro metros para asestar un brutal tope a Amapola, que salió del cuadrilátero sin saber siquiera qué había pasado, y, como si lo hubiese calculado en milésimas de segundo, con el mismo impulso Onono se levantó con un “salto del tigre” para tomar el rebote de la cuerda y libró a Marcela del feroz abrazo de La Princesa Xuhei con un derribe japonés tan poderoso, que ambas, Xuhei y Onono, salieron del cuadrilátero. Marcela se rehizo, y con unas poderosas patadas voladoras sacó de balance a La Rosa Negra para rendirla con una sublime cerrajera.

La locura. No puede describirse de otra forma. El Dr. Morales se desgañitaba en flores para las técnicas, especialmente para la japonesa, y toda la arena vaciándose en aplausos y vítores mientras el Tigre Hispano levantaba la mano de Marcela, pero, en justicia, la victoria fue de La Princesa Onono. Ella realizó todo el esfuerzo. Ya no pude quitarle la vista de encima a ésa luchadora que era feroz, rápida, fulminante, pese a verse tan pequeña, tan frágil.

La segunda caída fue semejante. Las rudas, enojadas y repuestas de la sorpresa, trataron de hacerle el mismo tratamiento a la japonesa, pero gracias a la entrada oportuna de Marcela y La Princesa Siux, provocaron la equivocación de Rosa Negra, que tiró de una patada voladora a Xuhei, logrando las técnicas combinarse y hacer algo que hace ya mucho que no se ve: una “estrella”. El grito de dolor que dio Rosa Negra al estirarle sus piernas en compás fue auténtico. Pero lo más impresionante fue la mirada de Onono: dura, fría, y al mismo tiempo colérica. Muy fuerte, como si llevara treinta años dedicándose al pancracio. Sus movimientos también fueron perfectos. No desperdiciaba nada de energía en siluetas innecesarias, sus miembros eran espadas, y como tales los manejaba. Cada paso estaba predeterminado, era… un samurái, una guerrera mágica.

Eso la hacía distinta. Cualquier aficionado serio a la lucha sabe que tiene mucho de teatro, y que muchas de sus situaciones son ficticias, y eso se aplica a las rivalidades, pero también se sabe que hay situaciones reales, peligrosas, odios verdaderos que van afuera del cuadrilátero. Onono tenía algo de eso, me daba la impresión de que ella sí tomaba la lucha en serio, quizá demasiado. Todas las veces que fui a verla era así, luchando como si la vida le fuese en ello. Yo no lo sabía entonces, pero la primera vez que la vi, también fue su primera vez como luchadora profesional en México.

Su carrera fue meteórica, pero fugaz. Luchaba como si no hubiera mañana, y, por lo mismo, lastimó a muchas luchadoras antes de que se topara con su Némesis, que le mostró el lado obscuro, todo el desprecio que existe en el bando rudo…

Pero eso viene después. Qué, Nalgo, pásame el plato, no te chingues solo la botana…


Como les decía, quedé prendado de la pequeña luchadora oriental que vestía como estudiante de instituto, y por ella me hice asiduo a la lucha por irla a ver, y, como ya les había comentado, fue por aburrimiento que decidí una noche esperarla hasta que saliese de la arena.

Ya era muy tarde cuando la descubrí saliendo a toda prisa. Sola, se cubría el rostro tras la visera de una gorra, y una chamarra gruesa disimulaba su físico. Sus hermosas piernas estaban totalmente cubiertas por unos bombachos pants grises y de espalda, podrías jurar que era un muchacho.

Fui directo, no me importó en lo más mínimo lo que ésa pequeña y feroz luchadora podría hacerme, ya que sólo llevaba fija en la cabeza la idea de verme reflejado, aunque fuese sólo una vez, en ésos descomunales y bonitos ojos… “Konichiwa[1]… yo… excuse me, i’m your fan… and… I think you are very[2]… kawaii[3]… and[4]… yo pensaba… I whish… I wonder if you… can accept… if i[5] … ¿Comes tacos?”

Si Pato, si, Nalgo. Mi inglés es detestable. Y mi japonés, pues no se diga. Pero le eché valor al asunto y traté de darme a entender; lo que nunca sospeché es que ella volteó, me vió de arriba abajo y dijo en perfecto español: “Gracias, tú también eres lindo. Y claro que acepto tu invitación a comer tacos. Aquí cerca hay unos de miedo…”

El único lugar abierto a ésas horas es un localito cerca de la arena, y ahí, al fragor de dos cervezas y una buena cantidad de comida, supe que su nombre no era “Onono”, sino Hikaru Sido, y que venía de Tokio, en donde nació, y fue todo lo que me dijo de ella, ya que era bastante parca de palabras. Las ahorraba como un prestamista ahorra la caridad, así que fui yo el que habló no sólo ésa noche, sino durante el resto de nuestra relación. Como un perico, seguí diciendo todas las tonterías que se dicen cuando se quiere ser gracioso e inteligente, pero se me acabaron los chistes y las anécdotas, así que salimos del localito y nos fuimos caminando por las calles hasta su casa, un depa que alquilaba en la colonia Doctores, cerca de la arena.

No sé cómo ocurrió. Neta, no sé que clase de hilos se movieron, pero ésa noche, amigos, ésa mágica noche miré a Hikaru y pude realizar mi ambición, pude verme reflejado en sus grandes, misteriosos, orientales ojos. Hikaru me abrazó, de forma natural, poco a poco y también, perdiéndome en ella, creyendo que era un sueño y la abrazaba temeroso de despertar; cuando reaccioné, ya estábamos sobre su cama, desnudos, comiéndonos…

No exagero. En serio, ¿ven ésta cicatriz de aquí? Espérense, dejen que me abra un poco la camisa… ¿la ven? Es un mordisco: mi más preciada medalla al cumplimiento del deber y la gané con creces ésa vez. Su primera. Neta, no exagero. La sábana tenía una hermosa flor roja como el cabello de Hikaru.

Si. Si. No. ¡Cómo creen! Ella era rara hasta en eso. Hikaru era ardiente, desenfrenada, no te dejaba aflojar, te hacía, no sé cómo, ir a su parejo. Ahí vas. No sé. Quién le enseñaría a coger no me importa. Era cachonda y experta y era un cuantioso plus. Sabía donde tocar y cómo hacerme reaccionar aunque estuviese cansado; exigía, y no se le podía decir que no. En realidad yo nunca pude decirle que no, ya que me enseñó como tocarla y vibraba, ronroneaba como una gatita antes de venirse. Con ella aprendí a no usar sólo los genitales, las manos y la boca… ¡Si supieran todo lo que se puede hacer con las partes más insospechadas del cuerpo! Nunca creí que se pudiesen hacer tantas cosas con una mujer.


Ya vas con tus pendejadas… ¡Cómo que sí se quién le enseñó a coger! Buenooo… Ella dijo un nombre, una sola vez, y aprendí también que jamás se debe preguntar por sus ayeres. ¡Lo que pasó, pasó! ¡Y ya!

Si, así como lo dices. Estuve de necio, pregunta y pregunta hasta que ella, -sospecho que nomás por divertirse, por verme echar maromas de celos- me platicó de su antiguo y platónico amor, jamás realizado aunque sí declarado. Me dijo sonriente que, si hubiese tenido más tiempo, quizá no estuviera conmigo… Me dolió. En serio me dolió mucho, pero le creí. ¡Me lleva! ¡La amo pendejo! Se supone que uno le cree a la gente que ama, y Hikaru me dijo que él nunca la tocó.

Ese imbécil se llama o se llamaba “Lápiz”, o “Mantis”, no “takataka” o “uyuyío” como dices albureramente… Era hermano gemelo de un sacerdote que se llamaba “Zacango”, no sé bien, no me acuerdo y ni me importa ya, y lo conoció cuando Hikaru tenía la tierna edad de catorce… Ahí vas, ahí vas. Mejor cállate, sé bien todo lo que se dice de los sacerdotes… ¡Claro! ¡Yo le creo!

Miren, sus teoría freudianas me valen… Sí, yo también lo pensé, y sé muy bien que no se necesita del coito para tener sexo… No, qué sucios son. No. Debieron conocerla, así sabrían que no… Mira, mejor cállate, que me estoy encabronando. ¿Eres mi amigo, o no?

Bueno, sigo. La vez que ella me lo describió, lo hizo escueta pero lo suficientemente claro y lo que me describió fue un dios griego de ojos rasgados: voz gruesa, alto, delgado, varonil y gallardo, ¡hermoso el cabrón! En cambio, yo sería una especie de Umotochtli, el dios del pulque… Me enojé. Esa fue la primera y última vez que lo mencionamos.

Así que supongo, y no de la forma sucia en que lo mencionas, que ella veía al amor como una unión de contrarios: ying-yang, muy oriental, claro. Como el amor con “Mantis” fue platónico, conmigo debía ser carnal. Como “Mantis” era callado y desdeñoso, yo debía ser una tarabilla. Como “Mantis” era serio y formal, yo debía ser una piltrafa humana, un payaso, y como “Mantis” era alto y delgado… en fin, que ya tienen el cuadro de mi enojo y de mi angustia. ¿Me aceptó por mera lástima? ¿Estaba jugando conmigo? ¿Qué chingaos era? Ya saben cómo es uno de pendejo cuando se hace el sentido.

No la vi por dos días, y fueron los días más largos que padecí en nuestro noviazgo, ¡ay de mí! Uno cree que ya ha sufrido suficiente, como yo ésas noches, pero uno nunca se imagina todos los límites que se rompen en ésta vida. Tenía a Hikaru bien metida en la piel, enredada en cada pelo del cuerpo, así que no me quedó de otra que tragarme mi orgullo para buscarla de nuevo. Era una noche lluviosa, como cliché de telenovela, y conseguí con doña Tere, mi vecina que tanto me ayudó, un gatito blanco y compré la última rosa blanca que quedó en el puesto que está saliendo del metro Hospital General y la esperé en el zaguán de su casa hasta que regresó de la lucha.

Mientras la esperaba me recalcaba a mí mismo que conservaría mi dignidad, que no me mostraría débil ante ella, pero al ver su silueta recortada en el marco del portón por la luz anaranjada de la calle, no aguanté mas, y, lo confieso, y no me avergüenza, que lloré pidiéndole perdón por no comprender que el pasado ya quedó atrás.

No. No. ¡Claro que no! ¡No fue un error! ¿Nunca te has enamorado, pendejo?

Ella abrazó al gatito y cariñosa, lo miró a la cara y le puso “Mokona”. Nunca quiso decirme qué significa, pero a ésas horas fuimos a una miscelánea que vendía chelas a comprar un litro de leche y una caja para Mokona, y con una almohada vieja le hicimos su cama e hicimos el amor hasta bien entrada la mañana, ignorando sus latosos maullidos de cachorro.

No tengo que decirles cómo me sentía. Ustedes saben bien lo ricas que son las reconciliaciones. Atardecimos abrazados, enredaditos en el futón para no sentir frío al descobijar sin querer un pié.


Siempre ha sido hermosa. Desnudarla era un verdadero placer, era… era como abrir un regalo, descubrir algo precioso que siempre quisiste después de deshacerte de un envoltorio feo y estorboso que le fue puesto sólo para despistarte. Su piel de ámbar contrastaba con su rojo cabello de una forma que de recordarlo, se me enchina la piel, pese a estar llena de cicatrices producto de golpes y quemadas que ingenuamente atribuí en ésos momentos a la lucha, y cándidamente después, a la práctica del kendo en Japón. Y cuando la anaranjada luz de la calle la iluminaba, parecía un hada, un tenshi, ángel japonés.

Como la luna llena, otsuki, el reflejo de la luz en su piel era más que suficiente y necesario para alumbrarlo todo. Cómo extraño, en serio, cómo extraño el aroma de ella, su cuello, sus pezoncitos que se alzaban con rabia exigiendo ser tomados en cuenta, el abrazo de sus piernas en mi cintura, ésa violencia con la que me atacaba… Pero lo que más he necesitado en todo éste eterno instante sin ella, es verme reflejado en sus grandes ojos, perderme en su profundidad, misterio devorándome.

Sí. Sus ojos… Ellos me cubrían y al mismo tiempo me alejaban de ella, sus ojos guardaban un secreto que intuía sólo porque era lo suficientemente grande para proyectar una sombra en nuestra naciente felicidad.

Y pasó lo que tenía que pasar. Nos casamos varios meses después, pero no fue una ceremonia como las demás, en la que todos los amigos y familiares te felicitan y hay abrazos y parabienes, no. Nuestra boda se debió a una circunstancia difícil; créanme que fue muy duro ver a Hikaru en ésa silla de ruedas, con el collarín esforzándose por decir “sí, acepto” al juez del registro civil. Ningún amigo. Ni de ella ni mío.

…Es que fue muy repentino, no me reclamen… Neta, no me dio tiempo de avisarles, ya que por entonces mi universo giraba en torno a Hikaru, y creí que se me iba, que se me moría en la sala de urgencias…

Fue durante la lucha en donde ella aspiró por primera vez al campeonato de la WWF que ostentaba Ana La Colombiana. A la mitad de la segunda caída, con Hikaru ganando, un derribe japonés sacó a La Colombiana del cuadrilátero y aparentemente quedó desorientada; Hikaru creyó que ahí estaba su oportunidad para llevarse la lucha en dos caídas al hilo, e hizo su número, de la forma terriblemente peligrosa en que siempre lo hacía: corrió al tensor, lo escaló y corrió hasta la mitad de la tercera cuerda para saltar sobre La Colombiana con su tope en reversa famoso, su movimiento personal.

Antes de seguir déjenme decirles que en la lucha existe la regla tácita, honorable, que dicta que si uno de los luchadores vuela fuera del cuadrilátero para aplicar un tope, una silla, un tornillo, el adversario que va a ser castigado debe aguantar el golpe y proteger al que salta, pero La Colombiana se quitó… Alguna vez ella fue lastimada por Hikaru en el fragor de la batalla, y aunque no fue de gravedad, La Colombiana le guardó un odio profundo y comenzó una fuerte rivalidad. En el momento del salto de Hikaru, Ana volteó, y pude ver en sus ojos un reflejo duro y maligno que me dijo que era una trampa. Traté de gritar a Hikaru, ya que ella no pudo percatarse de nada por la posición en la que caía… La Colombiana se quitó, la muy perra se hizo a un lado y Hikaru cayó con todo su impulso sobre las butacas. La arena toda calló por un instante que se me antojó eterno mientras corría hacia donde Ana La Colombiana pateaba con odio a Hikaru, empeorando sus heridas y desmayándola. Junto a mí llegaron los gritos del Doctor Morales reclamando la falta y los elementos de seguridad de la arena, separándolas y llevándose a Hikaru en camilla. Mi dulce Princesa Onono ganó el campeonato por descalificación, pero ojalá no lo hubiera hecho.

Nueve horas y media de operación. Le compusieron tres discos dislocados, dos en la cintura y uno en el cuello, además de varias costillas rotas y fisuradas, pero lo peor fue la hinchazón del cerebro que no cedía… Estaba en total angustia.

Hikaru siempre ha tenido una enorme fuerza de voluntad. Abrumadora, poderosa, y estoy seguro que fue eso lo que la sacó a flote. La hinchazón del cerebro cedió al fin, y fue entonces, cuando salió de terapia intensiva y por fin me dejaron entrar a verla, que le pedí matrimonio. Ella apretó mi mano, ya que al estar entubada no podía hablar, pero la comprendí perfectamente; con sus ojos me decía: “si salgo con vida, acepto”.

Ya no pudo luchar. ¡Cómo crees que la iba a dejar! Nuestra boda ocurrió en los duros y largos meses de rehabilitación, así que nuestra luna de miel tuvo que esperar cerca de un año. Sin embargo, la lucha libre dejó un hueco que yo no pude llenar por más que me esforcé. Ingenuamente creí que la lucha era su vida, pero no… No señor. Ella usaba la lucha para llenar otro hueco que en ése momento yo ni me imaginaba qué podía ser, y que estaba profundamente relacionado con el misterio que escondían sus ojos. La sombra que antes sólo podía intuir ahora se proyectaba sólida, aunque todavía se escondía entre nuestra cotidianidad.

Tuvimos dos hijos: Akira y Paula; éstas son sus fotos, ¿no son hermosos? A poco no. Akira es el que se parece a mí, pero con los ojos de su madre, ¿verdad? Mi pequeña Paula es el vivo retrato de su madre Hikaru… Gracias… No, no es nada, siempre me pongo sentimental cuando veo a mis muchachos… Los extraño mucho, hoy que viven en Japón, lejos de mí. Ya no pude pelear por su custodia, creo que terminé agotado… Sí, si. También creo que quizá haya sido lo mejor para ellos, ya que Japón es un país en muchos aspectos más civilizado que México. No, no te creas, no soy malinche, pero allá por lo menos les van a enseñar a no tirar basura en las calles. Sí, quizá fue lo mejor para mis niños, pero no para mí.

Lo malo es que los viejos nunca me tragaron. Sí, los bisabuelos de Akira y Paula. Ellos nunca aceptaron que su querida y única nieta acabara con alguien como yo, ya que la cuidaban mucho después de la muerte de sus padres. Bueno, por lo menos dejan que los busque, que les haga una llamada una vez por mes para ver cómo están. Sí, justo como dicen. Lo que se vivió no se puede borrar así nomás, y si bien es cierto que nunca pude llenar el vacío en el corazón de Hikaru, puedo por lo menos decir con orgullo que la mayoría del tiempo en que estuvimos juntos fuimos felices, hasta que su voluntad, su terrible voluntad de hierro se interpuso entre nosotros.

No, Nalgo, no Pato, no es que no me quisiera, por favor dejen de insultarla. Yo sé bien cuánto me amaba, pero el vacío… Ésa sombra en sus ojos era un sitio al que yo no podía acceder por más que lo intentara y que ella sólo podía compartir con sus amigas Umi Riuzaki y Fuu Ououji. Era su secreto, algo increíble que las tres llevaban sobre sus hombros, que sólo ellas tres podían llevar consigo, y yo no pude ayudarla a superarlo.

No me digan eso. Ustedes no comprenden, no tienen idea de lo terrible y desolador que es ver a alguien a quien amas con tanta fuerza, con tantas ganas de hacerte viejito junto a ella ocultarte algo que le está comiendo la vida. Ojalá nunca lo sepan.


Como un fantasma, ése maldito secreto crecía día a día, invadía imperceptiblemente nuestra vida, y comenzó a atacar a mi pequeña familia… ¿Les platiqué que a nuestra boda no vino ninguna de sus amigas? Siempre me pareció algo muy extraño, ya que ella se llenaba de ternura y alegría al mencionar a Umi y a Fuu, su voz sonaba tan cálida, que un día no pude resistirme y se me ocurrió sugerirle que porqué no las invitaba a pasar una temporada en México con nosotros. No debí hacerlo. No me costaba nada quedarme callado, pero ustedes saben bien cómo hablo. Su rostro se volvió pálido, casi gris y me dijo que ya habían muerto hace tiempo.

Como si hubiésemos cruzado una línea, Hikaru a partir de ése día comenzó a cambiar. Regresaba yo del trabajo y la hallaba sentada en nuestra cama mirando a través de la ventana al cielo absorta, totalmente concentrada sin escuchar el llanto de Paula. Espantado y preocupado, le preguntaba que qué pasaba, pero ella sólo me decía que no le iba a creer. Que a la poquísima gente a quienes había contado su experiencia no le habían creído, en fin, que ni siquiera su hermano Satoru que siempre la apoyaba en todo, le creyó, ¿por qué cuernos conmigo iba a ser diferente?

Cuando ustedes me conocieron, vieron que siempre me sentí inclinado por la fantasía. Siempre la he calificado como una de las artes más grandes que hay, ya que siempre he tratado de tener la mente abierta desconfiando de los dogmas, ya sean políticos, científicos o religiosos, ante la premisa de “¿qué tal si…?” Pero, después de lo vivido, he quemado mis libros, mis películas y todo lo que tenga que ver con algo fantástico… Ya no puedo, en serio, ya no puedo ver ésas caricaturas ánime que tanto disfruté, porque algunas se parecen mucho a lo que Hikaru vivió, y entonces me entra la duda: ¿Qué tal si la fantasía no es otra dimensión de la realidad? Y comienzo a dudar de todo, hasta del piso en el que camino. Pero en ése instante, preocupado, le insistí a Hikaru que me dijera lo que le pasaba.

Así comenzó un largo estira y afloja que duró semanas, yo neceando “platícame” y ella “no, no me vas a creer”, hasta que una noche ella cedió. Pero no por desgaste, no, qué va… Hikaru siempre tuvo más voluntad que yo. Ella la llamaba “kokoro”, algo así como “la fuerza del corazón”, o, por lo menos, en ése sentido lo decía. Si me platicó lo que vivió fue, y estoy seguro de ello, por un último atisbo de querer seguir aquí con nosotros tres, por querer desahogarse aunque fuese un poco, sacudirse por un momento la carga que llevaba ella sola desde la muerte de Umi y Fuu.

Hablamos toda la noche. Es decir, ella fue la que habló toda la noche por primera vez…

¿Por qué les platico esto? No sé, quizá quiero descargarme también. En todo caso, no espero que me crean, pero por favor escúchenme sin salir con sus pendejadas…

Bueno, ella me platicó que el mismo día en que conoció a Umi y a Fuu durante una excursión a la Torre de Tokio, fueron secuestradas por una poderosa luz, y llevadas a la fuerza a otro mundo, con la misión de ser las salvadoras de un semi-dios en peligro. Engañadas y confundidas, ellas adoptaron de inmediato el papel mesiánico convencidas de que así salvarían a todo un planeta. Les fueron entregadas armas vivas que evolucionaban de acuerdo a su voluntad, y despertaron de un larguísimo sueño a unos semi-dioses terriblemente poderosos. Pelearon y pelearon, y después de mucho penar, por fin supieron el verdadero motivo por el que habían sido llamadas a ése mundo en peligro: Hikaru, Umi y Fuu debían ser el verdugo del ser al que creyeron iban a rescatar. Si, debían asesinar al semi-dios femenino y aniñado que mantenía a rezos la estabilidad del planeta que se desmoronaba ante su incapacidad de orar, ya que sólo así podría surgir otro que si cumpliera la tarea. Una puñalada trapera. Imagínense la frustración que sintió mi pobrecita Hikaru… Si la hubieran conocido, jamás hubieran creído que sus manecitas estaban manchadas de sangre.

Desde que llegó a ése mundo estuvo rodeada de enemigos que intentaron asesinarla a toda costa. Me platicó de las batallas a muerte que sostuvo, matar o ser asesinado. Piensa en el estrés, Pato, Nalgo, ¿cómo digieres que tienes que pelear como poseído para simplemente vivir? ¿Y que además de eso, el único motivo por el que le entraste a algo así se vuelve en tu contra y debes matarlo? ¿Y si no lo haces, el mundo, pum, se acaba?

Si, todos decimos eso. Claro. Que si hubieras vivido en los tiempos de Hitler, de Gustavo Díaz Ordaz, de Porfirio Díaz, de Franco, de Pinochet, que si hubieras sabido lo que iban a hacer, pues uno sí habría jalado el gatillo. Claro. Hasta han hecho películas con ése tema, pero ya, en serio, ¿lo harías? Supongamos que alguien con mucha autoridad moral te dijera, por ejemplo, que… que… que ése chavito, si; ése muchachito que anda de bolero, en cincuenta años se va a convertir en… no sé… digamos que el “anticristo”, que ése niñito va a asesinar a dos terceras partes de la humanidad, y pongamos también que te lo demostraran de una forma fehaciente, que los lograran convencer de que eso es lo que va a pasar, ¿lo matarían? ¿Te levantarías, Pato, y así, rápido, le romperías el cuello? ¿Y tú Nalgo? ¿Lo agarrarías y con el cuchillo del barman le partirías el corazón? ¿Lo harían? Está cabrón, ¿verdad? Les apuesto que no. ¿Quién podría? Ahora, imagínense que el niño se los exige. Pongan que por una serie de desdichados eventos en todos los niveles de existencia, se concatenan y por lo mismo, el niño se sabe el pivote de la bomba, el detonante de algo muy malo, y te pide que lo mates, así, todo flaquito, pequeño, indefenso, mientras te mira a los ojos, ¿lo harían? Y si lo llegases a hacer, Pato, Nalgo, ¿cómo quedarías? ¿Podrían dormir en la noche? Ahora tienen un aproximado de lo que sintieron Hikaru y sus amigas.

Pues ellas tuvieron que hacerlo, empujadas por las circunstancias, y ojalá y todo hubiera terminado ahí. No. Con un fuerte sentimiento de culpa regresaron a La Tierra pero sólo por un breve tiempo. El remordimiento las hizo volver para tratar de hacer algo por los amigos que dejaron allá, en ése mundo maldito a punto de perderse en polvo cósmico. Hikaru nunca supo cómo volver voluntariamente, pero siempre tuvo la certeza de que si pudo regresar, fue por la voluntad unida de las tres, ya que Umi y Fuu también eran muy voluntariosas.

De nuevo ahí, y ahora con una nueva responsabilidad. Las elevaron de rango y las convirtieron en una especie de generales del rango más alto, algo así como el secretario de defensa gringo, o el comandante en jefe de la O.T.A.N. para que defendieran el cascarón que era ése mundo desolado, de las ambiciones de otros mundos que deseaban, ahora que ya no estaba por culpa de las tres, el poder del semi-dios aniñado, el poder máximo.

Me contó que fueron batallas muy duras y terriblemente confusas, atizadas por el remordimiento, la culpa y el sentimiento de no querer repetir el magnicidio por el que fueron convocadas la primera vez, de no querer que nadie más muriese por su causa.

Luchar o morir. No hay más. Así es siempre la guerra, y Hikaru se vio envuelta en una muy violenta, pero no sólo contra los invasores, sino contra un demonio más perverso que cualquiera: la nada. La no-existencia, el caos. Nosotros no sabemos de eso, nos damos una idea abstracta del vacío, del caos, pero nunca hemos visto algo así. Como ver el abismo descrito en La Biblia y tener que enfrentarse a algo semejante; ¿cómo lo haces? Sólo con lo contrario: a la nada se le pelea con el yo, la existencia, mostrando la fuerza del corazón. Entiendo lo que Hikaru quería decir con “kokoro”, y es tener más voluntad que nadie. Sola en un mundo hostil, ante un enemigo invencible, ella tuvo más voluntad que nadie. Difícil de creer en una niña de catorce años. Venció al demonio, volvió aliados a los enemigos y la hicieron reina, la convirtieron en el ser que debía orar por la estabilidad el mundo, el nuevo semi-dios aniñado.

Increíble, ¿verdad? Si, yo también pensé lo mismo. “¿Por qué no te quedaste?” le pregunté, y ella sonrió tristemente, y continuó hacia el final de su historia.

Cualquiera se hubiese sentido feliz al estar a la cabeza de todo un planeta, pero Hikaru siempre tuvo presente el dolor de su primer muerto, su antecesor, y de las razones que le llevaron a su posterior situación. Usando toda la magia que sabía, y utilizando la poderosa voluntad con la que había vencido a la nada, destruyó el sistema déspota de gobierno de ése mundo; ¡le entregó la corona a cada ser que lo habitaba! ¡Imagínense! ¡Una hija del Mikado, republicana! Pero lo hizo para que la vida en ése lugar fuese, si no más fácil, si más equitativa, y al renunciar a sus privilegios, el vínculo que las unía con ése planeta miserable se rompió, regresando ellas a La Torre de Tokio.

Si, es difícil de creer. Y aún más difícil cuando me dijo que, aunque sus aventuras en ése mundo místico duraron meses, aquí en La Tierra sólo fueron segundos. Lo único que vio la gente reunida en el mirador de La Torre de Tokio las dos veces que fueron a ése mundo macabro fue un gran resplandor inexplicable; pero sus familias también constataron el cambio dramático, su madurez casi amargura ganada en tan sólo dos visitas a La Torre de Tokio.

Quedé boquiabierto. Normalmente no puedes esperar a que nadie crea una historia tan fantástica de buenas a primeras, pero al quedarse callada Hikaru, se recargó en mí sollozando. Y le creí. No sólo eso. Entendí entonces el porqué de las cicatrices que llevaba en todo el cuerpo y que antes supuse producto del kendo y de la lucha libre… Esas cicatrices… Esos tajos, sólo podían haberse producido por la quemadura de la magia y el acero de una espada.

Lo comprendí todo. El porqué de su vacío, el porqué escogió la lucha libre y el huir hacia un país tan violento como el nuestro. Siempre quiso volver a ése mundo. Extrañaba los amigos que hizo ahí, el poder que tenía, el ser alguien. En ella la semilla de la locura comenzó a florecer, ya que estaba al extremo de extrañar incluso las violentas batallas. Por eso la lucha libre, por eso la tomó siempre en serio; era la única forma que le quedó para seguir luchando cuando la vida se volvió insoportable en el momento en que sus amigas ya no estaban para apoyarla.

Sus amigas. Eran muy unidas, y al igual que Hikaru, Umi y Fuu descubrieron que la “vida normal” era desabrida y la mayoría de las veces, insoportable. Me platicó que cambiaron mucho. Dejaron de ser las clásicas niñas mimadas de instituto para volverse, como Hikaru, raras y sin poder encajar en ningún grupo. Umi se volvió irascible y violenta, adicta a los bares y a buscar peleas sin sentido. Hikaru y Fuu tuvieron que soportar ver su final en una pelea en un callejón contra una banda de motociclistas. Sin magia, sin armas fabulosas, sin sentido y a punto de ser violadas, vieron con amargura como sólo dos navajazos, en el pecho y en el estómago, bastaron para que se apagara la luz de una de las tres poderosas Magic Knighto, capaz de volar e invocar la furia del agua. Alguien llamó a la policía y los asesinos huyeron. Lo que no pudieron hacer cientos de guerreros entrenados, lo logró un grupo de delincuentes sin valor.

Después de la muerte de Umi, Fuu también enloqueció. Se dedicó a consumir drogas en cantidades industriales y a coger con cuanto hombre y mujer se le pusiera enfrente, buscando en la cara de sus amantes en turno el rostro de alguien a quien amó mucho en ése mundo maldito. Como era de esperar, siendo miembro de una de las familias más adineradas del Japón, se vio envuelta en bochornosos escándalos que hicieron que su familia la desconociese. De por si ella ya no reconocía a nadie, y se prostituía por un poco de droga; contrajo el sida y finalmente halló la muerte en un hospital de beneficencia a causa de una neumonía parásita.

Hikaru la veía a menudo, y gracias a su voluntad de acero pudo estar a su lado hasta la hora de su final; Fuu repetía una y otra vez, como una letanía, su hechizo curativo “iyashi no kaze” sin resultado alguno. No tuvo ya ni la magia, ni la fuerza ni la voluntad para ganar su última batalla.

Totalmente sola, y antes de que la consideraran loca como a sus finadas amigas, Hikaru comenzó a luchar como un escape en las ligas menores de Japón, logró hacerse de un modesto nombre y capital, el suficiente para escapar de Japón queriendo olvidarse de todo y tratar de hacer una nueva vida en el sitio más lejano que pudo pagar, y fue así como la “Princesa Onono” llegó a La Arena México, donde comenzó a luchar profesionalmente.

En eso, y ya al final de su narración, me miró, y sus ojos, sus enormes ojos me dieron miedo. Ardía en ellos una determinación feroz, y supe que hablaba muy en serio cuando me dijo: “volveré”,

Usó el único medio que tenía a su disposición: su enorme voluntad, toda la fuerza de su corazón concentrada en su meditación; yo también peleé, y al igual que ella, utilicé toda la fuerza de mi corazón y luché como jamás lo he hecho por alguien. Fui cariñoso, comprensivo, tolerante… Trabajé dos turnos diarios y el poco tiempo libre lo empleé para hacer trabajillos extra y así poder pagar a los consejeros matrimoniales y después, psicólogos y terapeutas para que nos ayudasen a salir del hoyo en donde estábamos. Hice todo lo que me recomendaron menos drogarla o internarla, como los más radicales sugirieron. ¡Diantres! ¡Esa fue la razón por la que huyó del Japón! ¡No iba a ser yo el que la traicionara…!

Pero nada funcionó. Comenzó a descuidarse, a pasar semanas enteras sin bañarse; dejó de comer y hasta de dormir concentrando cada ápice de su energía en tratar de volver a ése mundo maldito. Las pocas veces que me hablaba, sólo era para decirme: “…ya volví así una vez. Ahora no están conmigo ni Umi ni Fuu, pero, ¡lo haré de nuevo! ¡Solo tengo que desearlo con fuerza!”

Si. Como lo suponen, también comenzó a descuidar a mis hijos en su afán. Me dolía mucho llegar molido del trabajo para encontrar a mis niños sin comer y sucios. Traté de poner buena cara, y pretextando que Hikaru estaba enferma, llevé a mis niños con mi hermana, la cual los recibió al principio de buena gana, pero después comenzó a sacar las uñas. Si… Ya eran muchos meses de estar así, hasta que ya no aguanté más, ya no pude más… Peleé con Hikaru como jamás pensé que lo haría; mi pequeña familia se desmoronaba entre mis dedos y no podía hacer nada por protegerla, y, ésa noche, me acuerdo bien, era el primer lunes de agosto, hice lo que jamás creí que haría: le pegué. Le dí una sola cachetada que aún arde en mi mano.

Sé lo que están pensando. Yo mismo me vi así como me están viendo ahora, como una mierda. Y no los culpo, tienen toda la razón, pero antes de que terminen de juzgarme, escúchenme un poco más, por favor… Fueron muchos meses de tensión, de pelearme yo solo con ella a diario desesperado de verla caer en su abismo, y desesperado de ver que todo lo que hacía no servía para nada… Meses de sentir que el amor, que mi amor y el de mis hijos, no eran lo suficientemente grandes para llenarla, que mi amor no era lo suficientemente bueno para curar sus heridas y hacerla reaccionar, que nos viera, que sintiera que por fin estaba en su casa, aquí con nosotros tres, y que se olvidara de una buena vez y para siempre de ése pinche mundo de mierda.

¿Me autocompadezco? ¿Me justifico? Quizá. No lo sé, aún me siento embotado y cansado… Pero cuando levanté la mano contra Hikaru, ella, como era ya su costumbre de hace meses, me ignoró. Ni siquiera abrió los ojos para verme. Ya no volvió a verme jamás, sino hasta el final de nuestra relación. Siguió meditando, quieta, serena, como si nada hubiese ocurrido, con la marca de mi mano en su rostro. Quieta, sentada en la cama que ya nunca volvería a compartir conmigo.

El ambiente se hizo gélido. Mi mente se turbó por las emociones encontradas. No lo soporté. Hubiera querido que me gritara, que me golpeara, que me denunciara a la policía por maltrato, no sé… Cualquier cosa que me dijese que Hikaru seguía aquí, con nosotros tres. Esa noche perdí terriblemente contra su locura, impulsada por su feroz voluntad.

Huí, canijos, huí. No podía seguir en ése congelador que fue mi casa. Mi casa. Ya no más. A partir de ésa noche se convirtió en “la casa”, de donde escapé, yéndome de putas queriéndomela sacar, demostrarme a mí mismo que Hikaru no era la única mujer del mundo, y que era lo suficientemente hombre como para seguir mi vida, pero no funcionó. Solo platiqué con ellas, así como ahorita con ustedes, sosteniendo una cuba y refrendándole al rostro pintarrajeado y aburrido de una extraña mi amor a Hikaru… Me castigué con dureza por pegarle, ya que en medio de mi furia rompí el vaso con la mano haciéndome ésta cicatriz… ¿La ven? Necesité veinte puntadas y ya no puedo mover éste dedo, ¿ven? Si, Pato. Me corté el tendón.

Y aún así no fue suficiente. Llevado por el remordimiento me metí en una pelea y dejé que me tundieran bien y bonito; acabé en los separos de la sexta con dos costillas rotas y lleno de contusiones, que al amanecer, cuando es la hora más fría del día, cuando la peda se me bajó, comenzaron a dolerme horrible, pero, amigos míos, créanme, por favor… Hikaru me dolía aún más.

Derrotado, con la peste del fracaso rodeándome, dejé uno de mis trabajos. Nunca creí en la idea de que trabajando se curan las heridas. No es cierto. Habrá sido alguien con vocación de asno quién dijo tal estupidez. No. Ya no tenía caso. Además, necesitaba el tiempo para estar con mis hijos, porque mi hermana ya no podía hacerse cargo de ellos. En realidad, fue más fácil pagarle a doña Tere, ¡qué buena persona doña Tere! Siempre ayudando, siempre preocupada por nosotros… Preferí darle a ella el dinero que le daba a mi perra hermanita para que viese a mis niños hasta que regresaba de la chamba… Si. El pretexto fue la lucha libre. Le dije que Hikaru estaba mal por un mal golpe que se dio en la cabeza. El que la obligó a retirarse.

Derrotado, totalmente cansado y abatido, comencé a dormir en una colchoneta en el piso de la sala hasta el fin de nuestra relación.

Y entonces ocurrió lo más extraño de todo.

No sé qué horas serían de la madrugada, y de hecho, aún no sé a ciencia cierta por qué me desperté, ya que mi sueño era muy pesado por mi cansancio anímico, pero ésa noche sentí a Hikaru caminar de puntillas y el picaporte de la puerta de la recámara abriéndose cuidadosamente. Al principio, emberrinchado, pensé en ignorarla como ella siempre lo hacía, pero una alarma sonó bien fuerte en mi interior; un sentimiento de inquietud me obligó a levantarme al escuchar la puerta principal cerrarse con cuidado. Sólo me puse el pantalón, y en chanclas salí tras de ella. Algo recuerdo muy claramente de ése momento: Mokona, ahora viejo, me miraba con sus ojos verdes recortándose luminosos a contraluz en la ventana, apurándome.

Le hice caso al gato y salí tras ella corriendo, alcanzando a ver su silueta en la esquina casi volando a ras del piso, más fantasma que mujer; como de costumbre, ignoraba mis gritos. Como una premonición, como si fuésemos seres de ultratumba, todos los perros comenzaron a aullar, no les miento; todos, todos los pinches perros de la colonia unidos en una letanía lastimera, como si presintieran que ésa noche el corazón se me iba a terminar de romper mientras se soltaba un chiflón que me hizo tiritar de frío.

La alcancé en uno de los puentes peatonales del viaducto, y era como una aparición, algo fuera de éste mundo. Sentí que todo el cuerpo me temblaba por los escalofríos al verla apoyada en el barandal, mirando fijamente a la avenida que en ése momento, de forma extraña, se encontraba vacía de coches. Tenía la misma mirada que ponía cuando luchaba: fuerte, hecha de fuego, toda ella tensa, firmemente plantada sobre el puente mientras sus manos sujetaban al barandal como si fuese un arma… Definitivamente no era una suicida, era una Guerrera a punto de acometer a un enemigo. “Ellos o yo” había dicho en su relato, y en ése momento Hikaru gritaba con todo su cuerpo lo mismo: matar o ser asesinado.

Traté de acercarme, traté de decirle que no lo fuera a hacer, y no pude hallar palabras para hacerla desistir de su locura, de ésa feroz determinación… Quise gritarle: “¡Te amo! ¡Te amamos! ¡Te necesitamos! ¡Te pertenecemos y tú nos perteneces! ¡NO LO HAGAS!” Pero ella volteó, y se veía enorme. Con sólo un ademán, cargado de autoridad, me detuvo. Sólo su mirada bastó, y supe ahí que nunca fui el hombre para ella. Nunca estuve a su nivel. El tiempo que permanecimos juntos fue muy breve, pero el suficiente para saber qué se siente ser visitado por un tenshi, ángel japonés. Ella fue la que condescendió a estar conmigo, ella fue la que bajó de su sitio para darme la probada de eternidad que posee, y ahora debía regresar a su lugar.

El dolor partió mi corazón y me sentí roto, vulnerable. Sólo pude balbucear entre los sollozos que de forma incontenible se desprendían de mi pecho: “…si te vas, ¡llévame contigo!”

Hikaru me miró una última vez, y su rostro ahora era cálido; sonreía con tristeza y me dijo mientras el aire, fuerte, incontenible, parecía envolverla toda: “No te acerques más. Sé que dejo a mis hijos en buenas manos. Cuídales bien…” Ella también lloraba, mientras volvió a apartar la mirada de mí, mirada que en un instante parecía hecha de fuego, un acero al rojo vivo: “…por fin hallé el modo. Sería más fácil si Umi y Fuu estuviesen aquí, pero ya que eso es imposible, ésta es la única manera. Debo ofrecer un sacrificio que muestre desapego, el sacrificio que sólo puede dar una Magic Knighto y mostrar una vez más la fuerza de mi corazón. Debo mostrarla una vez más y podré irme. El sacrificio es el desapego, el desprecio a mi propia vida. Te amo muchísimo, los amo como no tienen idea; tú, mi amor, mi pequeñín Akira y mi muñequita Paula son mi vida, pero yo no quiero que nadie más muera por mi causa.”

No pude decir nada. ¿Quién podría? Horrorizado, presencié como una metamorfosis, al rostro de Hikaru, tierno, dulce, transformarse en un pedazo de roca, duro, de acero, y entonces ella brincó al barandal, corrió cuatro pasos e hizo el tope en reversa, su movimiento personal, justo cuando pasaba un enorme tráiler; el viento parecía arremolinarse en su delgada silueta saltando, agitaba con violencia todas las cosas, como agitaba su hermoso cabello rojo. Sacudía las cosas con violencia, como si quisiera tirarlas, destrozarlas, que no quedara piedra sobre piedra y… un enorme resplandor lastimó mis ojos. ¿Un relámpago? No sé, como un flash que no dura nada, pero, dentro de ésa cegadora luz, otra lucecita, pequeña, roja y brillante bailó un momento a mí alrededor, como si me rodease; era más un abrazo, y se elevó y desapareció junto con el destello.

Encandilado, la avenida… No, toda la ciudad me pareció obscura y ominosa. El tráiler dio un volantazo, pero no se detuvo, siguió su camino, perdiéndose entre los aullidos de los perros.

Aún me duele. No puedo quitar de mi mente la imagen de Hikaru saltando al vacío… Qué forma tan rara de expresar cariño, negándolo.

Su cuerpo nunca apareció, así que no murió. Yo creo firmemente que no ha muerto, como creen sus abuelos. Ella logró su objetivo, y ahora vive en ése mundo de mierda cuya llave es el desapego, atributo del guerrero. Para proteger lo que más amas, debes separarte de ello.

Bueno, pues tuve que contarles a los abuelos lo ocurrido, y cuando llegaron a México, lo primero que hicieron fue levantarme cargos por homicidio premeditado y pasé seis meses en la cárcel, ya saben cómo es la justicia aquí. Ahí seguiría, de no ser por la ayuda de doña Tere y que nunca lograron hallar el cuerpo de Hikaru. Si, el único testigo, el chofer del tráiler, don José, fue localizado, aunque su declaración no sirvió de mucho ya que nadie le creyó. Declaró la verdad, que vio a una muchacha pelirroja saltar delante de su vehículo cuando un poderoso resplandor lo cegó; le dio mucho miedo al creer que lo estaban espantando y siguió de frente. Hasta la fecha continuamos doña Tere y yo tratando de sacarlo de la cárcel a donde fue a parar por “manejar intoxicado”. En fin, que creo que la otra cosa que me ayudó sin querer fue el antecedente de fuga de Hikaru del Japón.

Así pasó Hikaru de muerta a desaparecida y aunque ni a los abuelos ni a la embajada les gustó, tuvieron que soltarme por falta de pruebas; aún así, me abrieron otro juicio, ahora por la custodia de Akira y Paula. Alegaron que ni yo ni Hikaru teníamos cordura para cuidar niños, y lo sustentaron con mi declaración preparatoria sobre la desaparición de ella. Si, perdí el juicio, y ahora mis niños son también japoneses, por la doble nacionalidad.

La embajada presionó a las autoridades y se buscó a Hikaru por todo el país. Recuerdo que hasta pegaron fotos espectaculares y se pagaron anuncios por todos lados.

El expediente sigue abierto, y como han de suponer, no puedo abandonar la ciudad sin permiso, pero por fin ya hace tiempo que nadie me molesta. Alguna vez vinieron unos gringos, investigadores privados buscando pistas de su paradero, pero por lo que me dijeron, aún no habían logrado encontrar ninguna. Ni la encontrarán, Hikaru se desvaneció en el viento y ahora está en el lugar donde siempre quiso estar.

Me pregunto cómo le irá, y si nos extrañará aunque sea un poquito a mí y a los niños, aunque hay algo que me preocupa: sus aventuras con sus amigas duraron meses en aquel mundo místico, pero aquí transcurrieron apenas segundos; desde que desapareció ya han transcurrido cuatro años. ¿Seguirá viva? Espero que sí, ya que también me comentó que en ése mundo uno puede, dependiendo de la voluntad, ser niño o joven aunque se tengan mil años, y Hikaru siempre ha tenido más voluntad que nadie…

Ahora discúlpenme, tengo la boca seca y debo tomarme ésta chela que ya se calentó…


Heber Jair Aguilar Hernández “Poyautla”.
Real de Tultepec, once de Julio de 2008.

[1] Japonés: “Hola”
[2] Inglés: “Discúlpame, soy tu admirador… y… pienso que eres muy…”
[3] Japonés: “Linda”.
[4] Inglés: “y…”
[5] Inglés: “Yo deseo… me pregunto si tu… podrías aceptar… si yo…”
¡Bueno, bueno, bueno! Esto es un poco de "Fanfiction", como me dijo que se llamaban estos "doushinjins" (Creo que significa algo así como "basura", refiriéndose a que es un trabajo sin nada de profesionalismo) literarios la increíble Meli, el Oráculo de Animépolis. Obviamente, está basado en el excelente manga y ánime "Magic Knight Rayearth" de las mejores mangakas que tiene hoy por hoy Japón. Recomiendo ampliamente la serie animada, por que el manga es más difícil de conseguir aquí. Y las fotos, ¿apoco no son hermosas éstas muñequitas de ojos rasgados? Las saqué de Sankaku Complex, una página para amantes del ánime, y son puras idols.
Ay. Se acaba Animépolis. Meli se nos va. Ya ni modo. Desde éste cojín lleno de pelos le mando porras para que le vaya bien, y que tenga éxito en sus proyectos. Poca gente entiende tan bien éste submundo de fantasía.
Y bueno, sin más, los dejo con "La Japonesa", la segunda parte de los "Sueños", ¡espero que les guste! ¡Hasta la próxima semana! ¡Sayonara!