miércoles, 15 de marzo de 2017

Es Cultura: Mis Cuatro Ángeles.


                Mis estimados contlapaches, quiero darles un saludo afectuoso y compartir con ustedes cuatro esculturas (¿es cultura? Quizá. ¿Ex cultura? Probablemente. ¡Es cool tura! ¡Echacatamente!) con un tema que a mí, siempre me ha apasionado. Crean o no en nuestros Hermanos Mayores, hayan sentido o no su presencia en alguna ocasión, el tema es fascinante, y por lo mismo, sujeto a controversia. Es como se dice en la Matrix, los ángeles son seres trabajadores que, si hacen bien su trabajo, uno ni siquiera se percata de su presencia. Aparte están Los Caídos, los que siguieron a Luzbel en su caída, y de ellos se escucha todo el tiempo. Tengan la certeza de que la abuelita que murió hace chorrocientos años y que se aparece junto a su ropero ciertas noches, la idea de la reencarnación y de las vidas pasadas, el perro que habla y que se te aparece justo sobre aquel pirul mirándote con sus ojos rojos como carbones encendidos, no son otra cosa que el actuar de ellos, Los Caídos, buscando engañarnos.


                Todo está en la Biblia. Invito a quienes tengan dudas, que la lean. Habla de apariciones angelicales muy bonitas, como en 1ra de Jueces, cuando se aparece el Ángel de Dios a los padres de Sansón, y hay otras terribles, como el llamamiento a Ezequiel, cuando de pronto, se ve frente a los querubines que custodian la Santidad del Señor. Yo, creo firmemente en su existencia.

                Hice un video, que espero que disfruten:




Y bueno, para no hacerla cansada, déjenme comentarles que esta idea de estos cuatro ángeles, surgió en clase, justo después del día de Muertos del año de 2015, cuando todavía daba clases en el DIF






                Algunos salieron muy buenos, y otros, una verdadera lástima que hubiesen abandonado y que no llevasen a buen término su proyecto. Sin embargo, la idea fue más allá de hacer un mero angelito. Como en toda obra de arte, el artista dice qué es lo que trae adentro, y esto convierte a éstos angelitos, estos ensayos, en una obra viva. Si no me creen, fíjense en la forma de estos tres pasados mensajeros (ángel significa mensajero), la influencia que la fantasía, los videojuegos y el ánime tienen sobre ellos. Son obra de gente muy joven, tres jóvenes artistas que andan en el rango de los 13/15 años. El primero, el del yelmo de dragón y su lanza, es de Dante; el que sigue, es de Eduardo, y el último, inacabado (quizá yo lo termine un día de éstos), es de Mónica. Los tres están construidos con plastilina autofraguante con plumas naturales, y andan por el rango de los 20/25 cms. de largo.

                Y de aquí quiero saltar a mi propio quehacer. Junto a mis alumnos y alumnas, quise hacer yo también cuatro ángeles que dijeran las cosas que me preocupan, las cosas que en un momento dado me alegran y que me hacen estar vivo. Siguiendo este orden de ideas, quiero dividir en dos a estos ángeles, y ponerles primero los que surgieron a partir de una novela que tardé once años en escribir, aunque la idea me rondaba ya desde que iba a la secundaria. “HADAS”, y que espero compartirla con ustedes pronto.

                El primero es el protagonista de esta novela, y aunque en un principio no es un ángel, su mismo trasiego hará que se gane su sitio en el coro. Le quiero presentar un acercamiento a Cassandra, con todo y su arma angelical, su Shudarsshana Cakra, la espada que es al mismo tiempo escudo, un disco de luz:















                El siguiente va por este orden de ideas, y es, siguiendo la idea coloquial de que los ángeles son asexuados –aunque en el libro del Génesis los ángeles, viendo a las mujeres hermosas, bajan del cielo y procrean hijos con ellas, y estos son los famosos gigantes-, este siguiente ángel tiene un rol importantísimo en “HADAS”; nada más ni nada menos, es éste ángel la madre biológica de Cassandra. Les presento a Aurel, cuyo nombre humano es Aurelia:












                Este angelito tuvo su origen en uno que estaba haciendo una dentista. Aquí es hasta donde ella hizo:


      

                Y la verdad, siempre que lo vi, se me hizo que este ángel estaba embarazado. Como fue abandonado, lo retomé a partir de aquí, y ya conocen el resultado. Los dos siguientes responden a una idea, más bien, angustia que tuve en 2013, cuando tuve un conato de infarto, y me puse a sopesar seriamente, por enésima vez, la brevedad de la vida, su paso a través de nosotros, y el natural miedo a morir. Por lo mismo, son ángeles que a mucha gente les parecen horrorosos, acostumbrados a la idea católica de que un ángel debe ser hermoso, y aquí podemos discurrir acerca de qué es hermoso, pero en fin, eso sería una discusión bizantina. Sólo diré que para mí, la belleza no es otra cosa sino una idea elaborada de la nostalgia, el anhelo de regresar al Reino de Dios, de volver a convivir con Él. Y más en estos horribles tiempos en los cuales nos desenvolvemos. Tenemos miedo a todas horas, ya sea de los asaltantes, ya sea de la inflación, de horribles enfermedades que de pronto, aparecieron por todos lados; salimos al mundo con los puños cerrados, los ceños fruncidos, esperando responder a una agresión que sentimos en el aire. Mucha gente no tiene paz ni siquiera en su hogar, donde tienen la desgracia de vivir con el enemigo. Ésa es la idea de estos ángeles, el primero, Ángela, con su grito inscrito en medio de su pecho: “¡MUERTE, ALÉJATE DE MÍ!”











         El siguiente es más “agradable”, por lo menos a la vista. La idea de Angelina, es un poco la del poeta Miguel Hernández cuando dice “porque donde unas cuencas/vacías amanezcan,/ Ella pondrá dos piedras/de futura mirada, /y hará que nuevos brazos/ y nuevas piernas crezcan/en la carne talada”… “Ella”, es la Vida, ése Ente que se complace en Crear desde cero, y que yo conozco como Dios, y que consuela, y que hace que las lágrimas se conviertan en risa. Ángela es el deseo de abrazarle, y no permitir que se vaya de uno, por ello lleva inscrito en su costado, como un moretón, una herida, “VIDA, NO TE VAYAS DE MI”.



















         Ambivalencia humana, el que a veces queramos, como dice Patxi Andión, el querer morir por sentirse viejos a los veinte años, y la rebeldía de no querer morir, cuando se tiene sesenta. La vida es fugaz, un delirio, un embriagamiento, quizá intoxicación, pero es lo único que hay. Jaime Sabines declara en uno de sus poemas que “es inútil vivir, pero es más inútil morir”. Como sea, quiero seguir vivo, quiero seguir creando, quiero seguir dibujando y pintando y escribiendo todo lo que se pueda, para que, cuando llegue el momento del salto, lo pueda hacer sin remordimientos, quiero irme satisfecho de que el don que Dios me ha dado, lo he empleado lo mejor que he podido.

Un par de fotos más, ya nomás para terminar. Soy yo, el Gato Jazz, haciendo a Angelina, cuando daba clases en la Fundación Emprender y Sorprender A.C.:




Y aquí estoy en mi taller-cochera-casa, poniéndole la pátina:




¡Já ja ja! Estas fotos me las tomó mi hermano H.P., y en la segunda, estoy junto a un autoretrato justo cuando acababa de cortarme el cabello. ¿No lo han reconocido? ¡Es la foto que tengo de perfil!

         Y bueno, es todo por hoy, camaradas y camarodos; espero que les hayan gustado estas angelitas y el video, ya que me costó bastante hacerlo. La compu desde la cual les escribo es muy vieja ya, y se traba, o no carga las imágenes. Le cuesta trabajo hacer cosas que pesen un giga, aunque después pesen menos. (Se aceptan donaciones de equipo, se cambian cuadros por equipo funcional XD) Me despido desde el otro lado del Muro de las Trompetillas, el país del “ya merito”, esperando traerles más cosas la próxima vez que los vea. ¡Sayonara! ¿Consigna política? Únicamente Resistir. No queda de otra, ni Peña ni Trump serán eternos. ¡Hasta la entrega que viene!