miércoles, 18 de marzo de 2009

Eructos Literarios: "Radiografías II"

¡Hola, cómo están!

A continuación, quiero presentarles los relatos que envié al concurso "Radiografías de la Radio". Como ya les había dicho antes, el segundo relato, "Cruda Radiofónica", está inspirado en el teporochito de la entrada anterior, el de la foto... Qué caray. Se las vuelvo a poner, faltaba más. También les añado la foto faltante, "Instrumentos de Trabajo", que fué hecha también para ser enviada al concurso, y que espera ser una especie de arte objeto, pero en foto. Cuando los escribí, se me alargaron mucho, y el requisito eran tan solo dos míseras hojas carta a doble espacio, tipografía Time Roman a 12 puntos, no me acuerdo cuántos megas en formato pdf, así que tuve que batallar. Primero, con la edición que mandé, que era mucho más sencilla y sin tantas leperadas, y segundo, para conseguir alguien que me hiciesa el favor de pasarlos a ése formato. Afortunadamente, mi amigo Marco Conde ( www.amorfema.blogspot.com) que es un gran escritor me ayudó a sacar lo mejor del primero, y el hijo del dueño del café internet al que acudo, me ayudó a pasarlo a ése extraño formato semejante a las fotos. En fin, que se los presento como los escribí, que era la intención original. ¡Espero que les gusten y nos vemos la semana que entra!

Instrumentos de trabajo.

EL OIDO ALEGRE DE CERBERUS EUNUCO
(Versión completa)


A las siete de la mañana el sol ya ha salido, iluminando el camino que recorro todos los días, pero la fuerza de la costumbre hace que uno entre en una especie de ceguera, y sólo los límites de las cosas se distinguen, se hallan perfilados.
Soy el vigilante de éste condominio horizontal, el cancerbero que guarda éste harem de cuarenta vientres de todo mal para que al anochecer, cuando llegue el señor, la gigantesca Hidra de cuarenta maridos, encuentre todos sus vientres tibios y seguros.
Y soy un eunuco, también. Lo digo con dolor. Llego, y me hallo desgraciado. Las cuido, pero nunca seré recompensado, ya que nunca serán mías. Castrati, canta lo más alto que puedas. Y por más que practico la seductora cara de Zayas con la que cayó más de una en sus películas... Realmente no espero que ninguna lo haga; sencillamente mi petate está jodido y estas pulgas son pretenciosas. No me importa. Yo ladro, gruño, riego y barro también, y como buen perro, soy muy lujurioso. Son mis obligaciones.
Toda ésta rutina me vuelve ciego, sólo percibo, como los perros al mediodía, el movimiento dentro de la cegadora blancura que da el sol. Abro la puerta de la perrera, tomo la escoba, el recogedor, el bote de basura y la manguera. Conecto la bomba y el agua, como si fuese una tercera pierna, un enorme pene de treinta metros, fecunda todas las plantas, salto , como un bizarro Xochiquetzal. Recojo mi pene, exhausto de la abundante eyaculación, y se transforma en una tercera pierna; como un extraño ser de tres pies, recorro la extensión del reino, convertido en senescal, y a las once de la mañana termino de barrer ésta madriguera. Ahora debiera aburrirme, debiera desesperar, pero no, aún no.
Estoy acodado frente a la calle, y a través de ésta ventana de espejo, la domino toda. Como un pervertido estoy hambriento de placer; mi mano se mueve a tientas y enciendo mi aparato receptor. Sensualmente extiendo la antena, como si fuese parte de mi cuerpo para recibir a la bella Dagmar desde el otro lado de la bocina.
El aire se llena de cachondería… El jazz y otras cosas que no lo parecen me envuelven, la vibración me hace sentir claramente el movimiento de las caderas de ésa hermosa muchacha que siempre pasa a estas horas… “♫No matter what you do, i always be whith you…♫” Cada paso por ésta acera se convierte en un paso de baile… Baila conmigo, tú, usted, y… usted, ¿por qué no? En éste momento hasta la mujer más fea se envuelve en la magia de la radio y se vuelve sensual, irresistible…
Mi amigo Tony toma la estafeta, es el anfitrión que nos invita a seguir danzando… “♫In other world, touch my hand, in other world, Darling, kiss me…♫” Por favor, señora, tome mi mano, cómo quisiera apoyar mi mejilla, mis labios que arden en su torso desnudo, ¡oh, sí! “♫i’ts magic, ¿you hear me…?♫” Permítame le abro la puerta, yo esperaré por siempre que usted me haga la gracia de abrirme la puerta a su corazón, la puerta que tan celosamente guarda, la que conduce al jardín secreto que hay entre sus piernas, hermosa señora… Tony, ¡gracias por poner ésas canciones justo a la hora en la que ella sale!
Pero ya es la hora de ponerse serios. El calor del sol apenas iguala a mi ira silente cuando Nora Patricia me informa que fueron asesinados cuatro de mis compatriotas por bombas asesinas en el hemisferio sur; sí señor, así como lo dijo ella. A veces creo que éste siglo veintiuno es el siglo de la estupidez, ¿dónde se ha visto que un gobierno no defienda a sus ciudadanos? Que si eran guerrilleros, que si amenazaban con actos terroristas al status quo, qué se yo. Lo único que sé, es que a éstas gentes, los indómitos que huyen acusados de terrorismo, les hacen igual a como antes le hicieron al Libertador Simón Bolívar, ¿No excomulgaron al cura Hidalgo? ¿Acaso no tachaban de abigeo a Pancho Villa? Y al gran Zapata, ¿no decían de él que no era otra cosa que un bandolero, el Atila mexicano? ¿Quiénes les decían eso, al Che, al gran Fidel Castro, que si no fuera por él, el appartheid seguiría vigente? ¿Quiénes? Los mismos tiranos de siempre, los que roban a la viuda y al huérfano, a los que ignoran cualquier caridad, a los que abominan de cualquier rasgo de humanidad, y hablan como ovejas, pero por dentro son lobos voraces.
Tiene usted razón, señor. La pseudoizquierda no se queda atrás. Según son izquierdistas, pero van con la estupidez de la “democracia”, ignorando que si Grecia tuvo “democracia”, ésta estaba sustentada por el dolor de los esclavos. La izquierda nunca debe ser “democrática”, ya que eso no es más que una fachada de los intereses burgueses, no. La izquierda debe ser totalitaria e intolerante con los ricos y poderosos, enójese quien se enoje. Sí, señor, hasta luego.
Permítame le abro… ¿Trae usted identificación? Grrr. Sí, como le decía, la derecha está peor, uno no sabe ni para dónde irse, con eso de que las ideologías se acabaron con el Muro de Berlín… La derecha aparentemente está unida, si, pero apenas levanta uno el mantel, verá lo duras y tupidas que están las patadas por debajo. ¿Y qué hay del fut? No, no lo veo, desde que entró Hugo a dirigir la “decepción”. Me cae mal. Está como los políticos, puro bla bla blá pero a la hora de los resultados, nada. Y los sueldazos que ganan sin hacer nada. Sí. Hugo. Y los políticos. Ya quisiera que vivieran una miserable semana con mi sueldo. ¡Grrr! Y qué me dice de los gringos. Tiene usted razón, son unos desfachatados, como que se extraña a la URSS. Van, deshacen a un país con un pretexto hipócrita y falso, lo ponen patas pa’rriba, y nadie, nadie dice algo. Si. Lo bueno es que Benedetti superó su cuadro gripal. Si, es muy importante, es un gran escritor. Ya estoy mejor. Gracias por preguntar, señora. Sí, sigo con gripa, pero aún así gruño, y ladro. La gripa no debe detenerme; yo tengo prohibido enfermarme. Faltar un mísero día me desbarajusta el presupuesto.
Y ya van con el dichoso Calderón. “Las actividades del presidente Calderón”. Hipócritas, repiten tanto los secretarios de estado “presidente Calderón” como si tuvieran miedo de aceptar que dudan de su investidura. Así se lavan el coco, y creen que me lo lavan también. Dentro de su misantropía, son bastante ingenuos.
Ay, yo sólo soy el regente, el senescal que guarda éste reino de cuarenta vientres de todo mal. Hay que hablar de otras cosas, como dice sabiamente Pablo Fernández… ¿Kristell? ¿Escuché bien, Nora? Muy interesante su divagación sobre las manos. Yo también veo las mías, negras de sol.
Las manos. Parece como una carrera de relevos, extiende su mano y toma la estafeta mi gran carnal Luis Gerardo Zavala. Chingona música. En mi ceguera de sol es casi lo mismo a que si cerrara los ojos, la sensualidad de Astrud Gilberto hace que flote, y en ésta extraña calle, en ésta extraña vecindad del Bolillo, las mujeres hermosas no dejan de pasar, alabado sea Dios.
Bailan, alegres, “♫daba daba daba daba dabadá, daba daba daba daba dá, popoucha koshuki leiky, ano shikelé, ano shikelá, daba daba daba daba dabadá, daba daba daba daba dá…♫” ¡Dios! ¡Crazy! ¡Sexy! No sé qué es lo que dice, pero ésa canción está hecha para verle las nalgas a las mujeres, el vaivén de sus senos con cada paso que dan frente a mi ventana de espejo… Y ése bajo… ¿Cómo dice? “♫Sleeping to my heaaarth, sleeping in the street…♫” Un poco lo que me pasa, ya que sueño gracias a éste aparato mágico; las horas no se hacen largas, aunque duermo despierto once horas diarias, la compañía de los locutores, no, mis amigos hacen que sueñe antes de que la luz cambie y me diga que ya es la hora de despertar, antes de que mi mano se estire y apague el receptor, y antes de que mi atención sea reclamada por otros medios más posesivos como la televisión, la internet, la multimedia salvaje de los juegos de video. Dejo que mi imaginación salte, vuele libre porque aquí, donde estoy acodado, es una realidad, pero el Horizonte se expande al infinito a través de la ventana y a través de mi oído, justo antes de que llegue el señor, la gigantesca Hidra de Cuarenta Maridos.


Heber Jair Aguilar Hernández “Gato Jazz”.
Real de Tultepec, a 31 de Marzo de 2008.


Cruda Radiofónica.

Cruda Radiofónica.
(Versión sin cortes.)


Oigo voces en mi cabeza. Aprieto los ojos, no debería dormirme aquí… El sol quema, arde mucho, pero el cansancio es más fuerte.
Oigo voces en mi cabeza. El estribillo de una canción me martillea por dentro, y ni siquiera me gusta. Desprecio ésa canción, si, así como todos me desprecian a mi.
Oigo voces en mi cabeza… “¡Borracho!” “¡Viejo huevón!” “¡Sólo das lástima!” “¡Lárgate de mi casa!” “¡Deja a mis hijos en paz!”
¡ARRRGHH…! ¡Cállense de una puta vez! ¡Malditas voces hijas de la chingada! ¡Malditos rotitos hijos de la chingada! Se sienten los muy muy nomás porque fueron a la escuela y yo no… ¡Soy su padre! Me deslomo trabajando para que ahora me salgan con ésas chingaderas y me desprecien… ¡Callen ésa puta canción! ¡Me chupo lo que gano! ¡¿Y?!
Ya… Tengo la boca seca… Malditas voces… Déjenme solo, ojetas, como siempre. Solo. Siempre estoy solo. Hasta contigo, Carmen. Cómo te quise, canija, pero nunca jalaste, era muy poca cosa para que dieras tu bracito a torcer… Me arrejunté con ésa nomás porque no se puso tantos moños como tú, ésa pinche vieja me las dio gratis como la puta que es, pero ahoy me las está cobrando, poniendo a mis hijos en contra mía, corriéndome de mi casa... Sólo a ti te quiero, pinche Carmela… ¡Cállense!
Oigo voces en mi cabeza, no se van… Ay… Ay… ”Carmen, se me perdió la cadenita, la de Jesús el Nazareno, Carmen, que tú me regalaste, Carmen…” Hasta que se ponen de acuerdo, pinches voces ojetas hijas de la chingada…
No aguanto más… Si me quedo dormido aquí me lleva la pelona… Arriba, vamos, cabrón, con voces o sin voces, debes levantarte, ¡¿oiste, cabrón?! Abre los ojos, no te hagas pendejo… ‘Ora, pinches güeyes, quién me puso aquí éste chingado radio, y con música de maricas… Fue usté, ¿verdá? Vaya y tómele fotos al culo de la más vieja de su casa, deje de hacerse pendejo, ayúdeme a levantar, ¿no vé que estoy bien pinche cuete?


Heber Jair Aguilar Hernández "Gato Jazz".
Real de Tultepec, Abril de 2008.

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