¡Mis
estimados contlapaches de tiempos duros y macizos, como los tacos que salen de
la parte posterior de la res, me complace saludarles una vez más! ¿Cómo los
trata la dura realidá? ¡Espero que muy bien!
Pues
bien, desde la Galería de Pseudo Arte más chipocluda y llena de pelos de la
Güeb, quiero poner a su disposición un par de ejercicios más:
Este
primero se titula “Manos Blancas”, mide 45.6 x 30.5 cm. y fue realizado el 2 de
Junio 2017, justo el día del cumpleaños de mi compadrito Igor Ritssi, a quien
le mando un cálido y afectuoso saludo, aunque sé bien que no lee ni se mete a
ver aunque le paguen, este cojín. Bueno, dicen que la esperanza muere hasta el
final y espero que por una vez en su vida calva y verruguienta, se digne
meterse a éste cojín de su amigocho el Gato Jazz. Es curioso, cómo los amigos
en la vida formal, los amigos que fueron hechos cara a cara y por convivencia,
son los que menos se meten en éstas cosas. Es algo a veces frustrante, pero ya
qué. Es mejor no pensar en ello, como con el amor no correspondido. Como con
las medicinas, siempre es mejor dar el trago largo y pasar, dejar pasar, que
dure lo menos posible lo que uno está intentando pasar.
Bueno,
¡A lo que te truje Chencha! Déjenme platicarles que este cuadro es la
culminación de un esfuerzo de tres años dando clases de pintura y dibujo. ¿Por
qué? Porque he decidido ya dejarlo ante la incapacidad propia de conseguir
nuevos alumnos, y de un local adecuado para dar las clases. Pero uno ha de
agradecer siempre a quienes han tenido la paciencia y el coraje de estar con
uno, y este cuadro, es un tributo a ésa amistad. Durante tres años hemos estado
macheteándole, y los resultados son muy buenos, chéquen el resultado de mis
“educandos”:
Como
profesor, no puedo pedir más de mis alumnos. Lalo es un estudiante aplicado y
sensible, y estoy seguro que, aunque no se dedique a la artisteada, logrará
siempre buenos resultados, como lo hizo en esta naturaleza muerta sin título.
Dante tiene mucha imaginación y logra resolver bien los
problemas, como vieron con su ángel, y si no he puesto lo último que está
haciendo, es porque se trata de su visión personal en historieta de la película
“La Matanza de Tejas”, ¡vean que padre le quedó su tiovivo que hizo al óleo! Y,
desgraciadamente no tengo ninguna foto actual del trabajo de Diego, que se
inclina más hacia la ilustración. Realmente me retiro emocionado. Son buenos, y
estoy seguro, harán mejores cosas cada día.
Ahora
sólo quedamos en vernos por la amistad que hemos desarrollado, a dibujar y
pintar juntos, pero ya no como profesor y alumnos, sino como iguales. Sólo
queda el tributo a ésta amistad, a ellos, y a sus padres, es especial a la
madre de Lalo, que ha tenido el coraje de llevar a su muchacho hasta mi taller
cada jueves. ¡Muchas gracias!
Bueno,
me limpio la lágrima de mi ojito, y sigo: este siguiente cuadro también tiene
su anécdota. Justo cuando iba a la casa de Diego y Dante –he de atravesar un
sendero de terracería- me topé de frente con un hato de vacas. No podía hacerme
a ningún lado, ya que éste camino está franqueado por, de un lado, un canal de
riego profundo, y por el otro, vallas ciclónicas que custodian campos de fútbol
y casas, ¡no tenía ningún lado a donde hacerme! Pero recordé que los animales
perciben si uno siente temor, así que apreté el cuerpo, y, eso sí, bajé mi
tranco para que no lo fueran a tomar como una agresión, y pasamos lentamente
uno al lado de las otras. No ocurrió nada, gracias a Dios, y logré llegar con
bien a mi destino, y, casualmente, llevaba ya la tabla preparada para pintar,
y, aunque ya tenía pensado hacer a una bruja,
decidí que haría a un par de ésas vacas. Así surgió “Las Vacas Locas”,
pintado con pasteles y rematado con óleos sobre una tabla entelada de 43.7 x
20.5 cm.
Y creo
que es todo, amigos, amigas, compañeros de éste Cojín. Les platico que ando
terminando otro libro que pienso titular “Los Jóvenes Soñadores”, y será un
conjunto de diez cuentos con tres historietas, con hartas, hartas
ilustraciones. Ése sí me gustaría mucho publicarlo, de hecho, algunos relatos
se los he compartido aquí, pero siempre cambia mucho al hacerlos como una
especie de antología. ¿Alguno, alguna sabe más o menos cómo se le puede hacer
para publicar en papel? Sería morrocotudo ver, antes de morir, un libro de mis
relatos publicados aunque fuese por una editorial pequeña. Sí, la esperanza
morirá al último, como el amor no correspondido.
Y
bueno, creo que es todo por hoy. Me despido de ustedes deseándoles lo mejor.
¡Sayonara! ¡Historieta o Muerte! ¡Venceremos! ¡Hasta la entrega que viene!