jueves, 10 de septiembre de 2015

Histerieta: “Los Que Cayeron de Cabeza” 37ma entrega + Titipuchal de Dibujos + Un Dizque Cuentito.


De cómo se aleja un tributario de su Tribu.



                Hace chorrocientos mil años, si la memoria no me es infiel, caminó sobre la tierra un extraño ente de sobrenombre “Señor Kuku”, el cual, viendo cómo la tribu se hacía vieja y ante la escasez de Guñez para comer, decidió probar suerte en lo único que sabía hacer: decorar cuevas. “¡Pero tus decoraciones son horribles!” le hizo ver el “señor Ñaña”. “¡Para muestra, éstas que hiciste sobre mis muros!”











¿Ves? ¡Son horrendas!” Sabiamente, el señor “Ñaña” le hizo ver al señor “Kuku” la imposibilidad de vivir únicamente pintando, ya que el señor “Kuku” sabía su oficio, pero por alguna misteriosa razón, era incapaz de pintar pájaros y flores, cosa que causaba el rechazo de la gran mayoría hacia sus preciados hijos, que, como los entes rechazados que eran, se conformaban con subsistir vagando entre las paredes de la cueva del señor “Kuku”, negada la misericordia de que siquiera los amigos quisieran alguno de sus horrendos hijos en sus paredes. Imposible, era menester hallar otra cosa.

                “Además, eres el Ni-Ni más viejo que conozco” le siguió espetando duramente el señor “Ñaña”. “¡Mierda! ¡Es verdad!” El señor “Kuku” resintió el golpe. Eran ya muchos años de haberse sumido en su interpretación de la realidad, y ya se sentía a veces cansado, y más en ocasiones como ésta, en que alguien visiblemente menor en años y experiencia que él, le indicaba verdades de a tonelada. Normalmente, le habría contestado al señor “Ñaña” con algún albur o alguna ironía, pero se hallaba francamente aburrido. Muchos años de estar tumbado frente al muro vacío, buscando afanosamente algo que incitara a la reflexión. El señor “Kuku” creía fervientemente que los decoradores de cuevas debían ser algo más que creadores de cosas bonitas; es más, creía fervientemente que la decoración de cuevas tenía la obligación de ser el reflejo de la verdad de la tribu; el único problema era que ésa tribu, jamás se miraba al espejo, si no era con afeites y adornos que entorpecían y distorsionaban irremediablemente ésa visión. Y en lo que el señor “Kuku” esperaba que la tribu se decidiera a mirarse, el terrible espantajo del hambre y la pobreza tocaba irremediablemente a su puerta, figura por demás alegórica ya que el concepto “puerta” había sido desechado. No había necesidad, ya que el jefe de la tribu Kochinanka había decidido imponer reformas estructurales que vendieron a las tribus más poderosas todas las cosas que los Kochinankas a través de generaciones de guerras habían conseguido. Así que los Kochinankas no poseían nada propio ya, haciendo irrelevante el concepto de “puerta”.

                Es más, ante los depredadores de la región, los Kochinankas han desarrollado un método por demás eficiente que consiste en mirar hacia otro lado, en el exacto momento cuando los depredadores llegan y se meten a alguna cueva, ignorando los gritos de auxilio que los habitantes dan al ser devorados. Hace poco tiempo, recuerda el señor “Kuku” al señor “Ñaña”, se había metido un demonio de fuego a una guardería de la región Chonchora, devorando a muchos inocentes niños. Cuando los padres pidieron apoyo, todos los kochinankas olímpicamente miraron hacia otro lado, hacia el juego de pelota o hacia el teatro de comedia que daban en el anfiteatro nacional. La misma obra, “La Señocienta”, alterada y remendada millones de veces ya que el gusto de la tribu parecía no cambiar nunca. Aunque ahora andaban dando brincos de gusto con la obra “El Indito Feo”, e igual que con la “Señocienta”, ya llevaban varias reinterpretaciones de la misma –la última reinvención de “El Indito Feo”: “Antes muerta que indita” era la comidilla entre la tribu-, y que sirve para lo mismo, en este caso, ignorar la desaparición forzada de los estudiantes del tepochcalli de Ayotzinapa, o la masacre de los macehuales de Tlataia, aparentemente llevada a cabo por valerosos caballeros águila y tigre. Y el más reciente: el asesinato de un tlacuilo que trabajaba en un periódico de la región olmeca que en algunos años se llamará “Veracruz” -dice proféticamente el señor “Kuku” con los ojos en blanco, espantando de momento al señor “Ñaña”- por descubrirle -según las malas lenguas que nunca faltan- los malos manejos tipo mafia del Tlatoani de ésa región.

                “Ya que andas de molón, acompáñame a hacer unos trámites en las oficinas de Seguridad y Sanidad de la Tribu para nuestra Toci, abuela” le pidió el señor “Kuku” al señor “Ñaña”, el cual no comprendía que únicamente hubiese un hospital en toda la región para atender a los habitantes de la tribu de problemas ortopédicos y traumatismos. “El Gran Jefe Casita Blanca Copete Chaparro no tiene dinero” –le intenta explicar “Kuku” a “Ñaña”- “así que ha de ahorrar en todo. La crisis internacional del Pulque ha dejado al país sin dinero, y como una de las Reformas Estructurales consistió en regresarle a las tribus poderosas el derecho de explotación y venta del Pulque Nacional, el supremo gobierno de la tribu anda ladrando por no tener metálico; hay recortes en todo, de trabajadores que son despedidos y en cultura y en servicios…” “Volviendo a lo mismo”-contesta “Ñaña”- “¿Qué vas a hacer de ahora en adelante? ¿Seguirás dando clases de decoración de cuevas?” “No lo sé… Apenas gano tres sacos de cacao transgénico al mes y ahora resulta que me cobran impuestos. Me quitan una quinta parte de cada saco, y ahora quieren pagarme en ésa cosa que se llama Tabla de Débito… Se me hace que me están jineteando el cacao y ellos sacan y sacan y a mí me pagan con puro sebo de iguana. Dicen que no hay dinero, pero para las elecciones locales y para elegir nuevo Gran Jefe hay hasta de sobra, por no hablar de su gran canoa que se acaba de mandar hacer y su nuevo palacio, todo lo que se gasta en pregoneros para propalar a los cuatro vientos de que la tribu va hacia arriba y todo lo que se gasta de representación, además de sus múltiples viajes donde carga hasta con el molcajete a costa del erario tribal, lo que me hace pensar que la crisis sólo es para nosotros…” “Ahí vas de nuevo…” -le espeta el señor “Ñaña”- “¿No ves que ésa actitud es la que te frena como decorador de cuevas? ¿No entiendes que la actitud correcta de un decorador de cuevas es la de un padrote vendiendo belleza? No la de un emisario del pasado buscando derechos para el populacho, eso ya no se usa, porque los jodidos no importan, ¿no ves lo que dicen los nobles? ¡Si son pobres, es porque son flojos! ¡Si quieres triunfar decorando cuevas, debes besar traseros hasta que te salgan pelos gruesos!” “Ah que las hilachas… No creo poder hacerlo, estimado Ñaña… ¿Quieres ver lo que he estado tallando?” “A ver…”












“Estos que siguen son para mi novelita “Hadas” que acabo de terminar…”













                “¡Qué cosas más tétricas haces! ¡Por eso no tienes novia!” “No, ‘Ñaña’, salen muy costosas y no tengo cacao.” “¿Por qué no pintas y tallas pericos? Eso siempre vende, deja de ser tan terco, Kuku.” “Ahí vas de nuevo… ¡Que no! Volviendo a lo de antes, creo que sólo le voy a dar chance al trabajo que tengo en el centro de desarrollo tribal como instructor de decoración de cuevas del Desarrollo Integral del Clan hasta diciembre, y después, me iré a buscar trabajo de lo único que hay en esta Ciudad-Estado…” “¿De qué es ése trabajo que dices?” “De Garrote de Seguridad, Ñaña, garrote de seguridad… Ante tanto ratero, ante tanta crisis, ¿de qué otra cosa se  puede trabajar? Sólo de ladrón o de garrote de seguridad” ¡FIN!

                ¡Ahí nos vemos hasta la próxima entrega, Camaradas! ¡Con el Gran Finale de Tzitzimine! ¡Tatatiúuu! ¡Tatatiúuu! (Trompetas y fanfarrias) ¡Sayonara! ¡AUNQUE LA AUTORIDAD LA EXCOMULGUE, LA PROTESTA SOCIAL NO ES DELITO! ¡LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN HA DE SER SAGRADA! ¡BASTA DE MORDAZAS A LA OPINIÓN PERSONAL! ¡EL INTERNET AL SER DERECHO HUMANO, DEBE SER ABIERTO Y LIBRE! ¡HISTORIETA O MUERTE! ¡VENCEREMOS! ¡HASTA LA ENTREGA QUE VIENE!