martes, 27 de septiembre de 2011

Pintura de Caballote: Sol en Tepalcate.



          ¡Cómo están, mis estimados contlapaches, mis aguerridas grupis! ¡Já! ¡Ahora este gato cree que tiene grupis! En serio, ¡más loco no se puede estar!
            Y bien, les comento que sigo sin luz. Por lo menos no de una manera formal. Y ya me dirán ustedes qué se puede hacer cuando uno tiene quince días esperando que lo venga a conectar esta dizque empresa de dizque clase mundial llamada Comisión Federal de Electricidad. Ni modo, sé que me expongo a una multa, pero ni modo, y eso es lo que pasa.
En realidad, camaradas peludos, lo que ocurre es la consabida historia de siempre: la cortina de humo, es decir El Casino Royale con su titipuchal de muertos, la transformación del bello Veracruz en un cementerio, y la acción verdadera: vender plataformas de PEMEX y contratos de exploración y explotación, ¿a quienes creen? Hasta la pregunta es necia, camaradas, a los ingleses y a los gringuitos y a los españoles, justo de quienes celebramos doscientos un años de habernos quitado el yugo. Y ahora el FECAL tiene el descaro de ir a regañar a la ONU con el rollo de que ellos no hacen su trabajo, cuando hasta en Colombia le quitaron valiosas posesiones al Chapo. ¡Mas desvergüenza no se puede tener!





          Lo cierto, es que ya estaba madurando la idea de que yo, que no creo en estos gobiernos espurios que nos están llevando al despeñadero con tanta corrupción, me negara de plano a pagar impuestos. Si no lo representan a uno, cuando ni siquiera nos protegen, cuando se voltea a un lado y ¡zas! ya están los policías extorsionando a alguien; cuando la persona que debiera protegernos y que depende del presidente de la república, tiene más poder que éste, porque este moderno Negro Durazo quién sabe qué cosas les sabrá a los políticos que ni aún FECAL, con toda la presión de los gringos, puede removerlo del cargo (me refiero a ése obscuro personaje que extorsiona comerciantes y secuestra a otros, que dirige a una de las policías más poderosas del país, y cuyo nombre, G.L., me niego a nombrar por temor a represalias), ¿qué caso tiene? En fin, que mejor le paro o Gobernación me va a cancelar este Cojín, ¡y aún tengo un buti de cosas que ponerles! Como esta pequeña tejita, que hice en mis ratos de ocio en mi último trabajo. 




           Se llama “Huehuetéotl”, o “El Dios Viejo”, y es, en la cosmogonía náhuatl, el primero en llegar a las pachangas y el último en irse, un verdadero juerguista. ¡Já ja ja! Un señor que vivía en la vecindad donde era vigilante (aún lo soy, de forma eventual cuando mi carnal se enferma y lo tengo que suplir), me decía que por qué no hacía unas guadalupanas así. Con harta pena le expliqué al señor que la gente que pretende, como este gato, ser cristiana, no puede hacer cosas que fomenten la idolatría, ya que esta está tajantemente prohibida en la Biblia. Ustedes se preguntarán, estimados contlapaches, ¿el pintar dioses prehispánicos no será otra forma de idolatría? Y bueno, si bien es cierto que hace quinientos años la gente se inclinaba y hasta arrojaba a sus hijos al fuego adorándoles, ahora ya no se hace, o por lo menos, yo no sé de nadie que en la actualidad se ponga un penacho y mientras baile le arranque el corazón a un ser humano adorando a Huehuetéotl, así que esta imagen en acrílico queda como un mero ornamento, y con ése fin lo vendí. Mi conciencia, por lo menos en esta teja, queda en paz.
           El inclinarse ante cualquier imagen es uno de los pecados que mas ofenden a Dios, aunque he de reconocer que soy débil, y el bolsillo a veces me apremia, al grado de hacer hace poco una imagen al óleo, un cristito. Todavía me siento mal por haber sido débil y haberla pintado, pero ése dinero lo usé para comprarle unas cuantas cosas a un par de gemelitos que son la locura para mí en este momento. Son hijos de una amiga mía, y la verdad, son unos niños tan listos y bonitos, que si no fuese por la circunstancia cruel y dura que nos rodea, si no hubiese mediado tanto tiempo entre ella y yo, si no fuésemos tan diferentes en edad y gustos, me hubiese gustado mucho que hubiesen sido míos, al adoptarlos a ellos y a su bella madre. En fin, otra cosa de las que no se puede hacer nada de nada, salvo poner buena cara y seguir adelante. Este es el cuadro de mi delito, y lo reconozco doble, blasfemo y muy feo, ya que sinceramente lo hice sin ganas y en un solo día, aunque como descargo adicional diré en mi defensa que solo cobré doscientos pesos por él:


 
           ¿Cómo les pintó el Grito? Me gustaría creer que no se tragan la pildorita del falso nacionalismo de nuestros gobernantes, y que solo se dedicaron a chupar y a bailar como locos. Qué envidia. Yo estuve sin luz, aunque comí en casa de mis sobrinos El Conejo y El Bolillo unas excelentes costillas de cerdo en salsa verde, y ya de regreso en mi cueva, me divertí con el circo mediático que fue el grito de Peña Nieto en un radiecito pequeñito que fue nuestro bastión contra el aburrimiento en estas largas noches y que desgraciadamente sólo agarra Radio Mexiquense (aunque su programa “Música Privada” no es malo), Radio UNAM y 6-20, “la música que llegó para quedarse”. Los políticos mexicanos… ¡Qué caradura tienen estos fulanos! En serio, son de no creer.
            Pero no es lo único que no se cree. Quiero mostrarles unas fotos que tomó mi hermano en su chamba, en el contenedor de basura de ésta consabida Vecindad del Bolillo, y que sirven muy bien para ilustrar cómo es nuestro mexicanismo de Selección Nacional y Fiestas Patrias:






Vean, vean, no hay nada de importancia aquí, nada más es nuestro Lábaro Patrio, un pedazo de tela por el que han muerto miles de mexicanos luchando en guerras intestinas y en invasiones extranjeras y que aquí sirve muy bien de bolsa de basura para tirar nada más ni nada menos que las esperanzas que podíamos tener en nuestra tierra y en nuestro futuro: juguetes infantiles en buen estado. No sé cómo les parezca a ustedes, pero la imagen se me hace muy representativa, muy simbólica acerca de cómo somos. Nada más faltaron en la escena La Constitución y El Himno Nacional. No digo nada más, les dejo a ustedes hacer las bilis que yo hice al ver esta monstruosidad.
            Y ya por último, camaradas peludos, para quitar el mal sabor de boca, les comento que vean la última y excelente película “Arriety” de Studio Ghibli. En serio, ésta gente al mando de Don Hayao Miyazaki, hace poemas en animación. Uno no puede sino quedarse con la boca abierta derramando litros y litros de baba al ver tanta maestría, tanta habilidad al contar una historia con monos. Equilibrada en todo, historia, ambientación, fondos, diseño de personajes (el de la madre me pareció un tanto vieja y cansada en comparación al padre, pero habría que conocer la novela), música, y el corte fino, de artesano diestro en detalles como la densidad del agua, el simple resorteo de un auto al salir una persona de él o la dimensión de los sonidos del mundo normal a uno tamaño insecto, la hacen algo que tienen que ver. Me pregunto cómo le saldría a Don Hayao el bello y triste cuento mexicano de Juan de la Cabada llamado “Tarrarrurra”…
            Y bueno, me despido de ustedes recordándoles que por aquí nos vemos. Sigo sin luz, y no sé cuando se normalice esta situación. Terminando de poner esta entrada, me voy a meter a la página de PROFECO para meter una queja contra CFE, que bien sé que no servirá de nada, pero por lo menos me ayuda a descargar mi ira contra la arbitrariedad del FECAL y su brillante idea de eliminar a Luz y Fuerza del Centro. De eso hay mucha tela que cortar, ya que estuve platicando con un ex trabajador y me dio unos nortes de por dónde va la cosa con la fibra negra, que fue el verdadero motivo de cancelación de la paraestatal.
            ¡Sayonara! ¡Hasta la entrega que viene! ¡No votes! ¡Que se vayan todos!