sábado, 15 de mayo de 2010

Eructos Literarios: Rimas Libres para los que Son, para los que Fueron, y para los que Pudieron Haber Sido.




7 de Marzo de 2010.




Tú, y tú, son como ésta agua de mis ojos:

Veloces, fugaces, inasibles, escapadas,

Fugitivas entre mis dedos;

Escurren entre ellos sus miradas.


A ti, y también a ti, amiga, mi amiga,

Leve sombra recortada contra mi soledad.

A ti, también a ti, alegría,

Te vas, y no te he de alcanzar.


Ni a ti, tampoco a ti,

Te falté ni con mi aliento, ni con la mirada.

Traté de estar cerca, a la mano

Por si me necesitabas. Mírame: tieso y húmedo,


Impregnado de tus lágrimas y temores,

Ya que me alimenté de todo lo malo

Que te ocurrió ayer, a ti, y a ti también.

Y jamás te falté. No me arrepiento


Ahora que vuelves con él, y también a él,

Para que siga faltándote al respeto,

A que siga insultando tu inteligencia, y la tuya.

Para que no valore tu sentimiento, ni el tuyo.

Vuelve con él, y con él,

Tú, y tú también,

Yo me quedo con tus temores,

Húmedo y tieso.

Permíteme, por ésta única vez,

Verte las nalgas con deseo…


Perdóname. Será que estoy hambriento

Aunque seas alimento que no he de tocar.

Tú, y tú también, amiga, amiga mía,

Utilízame, que me alegro


Cuando lloras sobre éste húmedo pañuelo

Que jamás has de acariciar, amar.

Permanezco solo, y me alegro, amiga mía,

De dejarte pasar, compañera mía.


A ti, y a ti también,

Como tus lágrimas entre mis dedos.





21 de Marzo de 2010.




Cómo estás, amigo.

Veo que se ha llenado el frasco.

Creo que las memorias

Se han tornado pesadas, y te diesen asco.

Se ha llenado al fin.

La ventana se cerró,

Y hoy, no creo ver tu alfil

Jugándole como siempre jaque al dolor.

E intuyo este camino a tu corazón

Imposiblemente, inamoviblemente cuesta arriba.

Dejé de sentir la magia de tu sonrisa.

La busco, pero se deshace en el silencio.

Deseo estar equivocado, ciego,

Por que me parece que al querer subir

Te estrellaste contra el cielo

Y todo lo que eres tú, se esparció aquí, allí.

Intuyo que quisiste, Ícaro corazón de acero,

Alas de papel tejidas con palabras,

Dominar al sol, apagarlo para encenderlo de nuevo

Olvidando que no somos dioses; sólo son bravatas.

Si acaso, infantes, jugando siempre a madurar

Creyendo con temor que a los cuarenta somos viejos…

¡Mentiras! Aún muertos, jamás envejeceremos,

Pese a no ser eternos, ya que soñar es lo nuestro.

En fin, amigo, rojo y masculino,

Que con las hojas que se nos caen de reojo,

Con sólo la corteza, a las mentiras podemos aún jugar.

No así con nuestra raíz

Que es profunda, verdadera aunque ofenda.

Y créeme. No la pondré a arder como ofrenda

En tu altar de soberbia, ceguera,

O en el de ella, orgullosa e iracunda.

No. Y ya no te molesto más,

Por que adentro, más adentro, aún más,

Nonatas tienes todas las respuestas

A las dudas con que te cubre el ego.

Búscalas, antes de que quieras, a golpes de pasado muerto,

A golpes de navajas imposibles, heladas,

Subir a quemar el cielo de nuevo.

Espera, piensa. No sea que te esparzas aún más.

Por que aunque no desees verlo,

Aunque buscases perpetuar tu blasón

Y tu aliento en retoños caídos, o imposibles, uno florece

A la sombra de tu descuido, y es tronco de reyes.

No te molestaré más, amigo mío,

Pero antes de odiar al sol, de maldecir a Dios,

Repara en la riqueza que ya tienes.

No es con “yo”, sino con “tú” como se habla “amor”.

Por que no heredamos monedas y casas

Sino recuerdos, consejos y regaños,

Y nuestra memoria no es recordada

Con coches, escuelas privadas, sino con alboradas,

Con risas, y muchas lágrimas se habla “nosotros”.

Conversando, sin esquinas ni secreto

Que las aristas generan fricción, y el silencio y el secreto

Sólo son buenos en la soledad del cementerio,

No en tu tierra, no en tu castillo,

No en tu tálamo, menos en tu unión,

Y maldad sería con ése hermoso árbol de doce años,

Que crecerá más, y bien cuidado,

Será a ti sombra, alivio en tu vejez,

Nueva niñez quinqueañera.

Te deseo tranquilidad, temperancia, sensatez,

Que el mundo gira aunque uno no quiera.

Igual y me guardes odio y rencor,

Creyéndome traidor, que te falté. Pero has de saber

Que siempre te respeté, y aún lo hago.

Sigo teniendo por mi amigo amor,

Aunque la conciencia me diga

Que me quedé hablando solo.

Pese a que el corazón me grite

Que deje de creerme plural de tres, como tonto…

No me despido, Amefroma.

El mundo gira, aún sin darnos cuenta de ello.

Por ahí nos vemos. Alzo mi mano. Por ahí nos vemos,

Quizá en su siguiente vuelta.



22 de Marzo de 2010.



Para el pinche gacho. No espero que lo leas.

Hasta para eso te hiciste huevón.


El gato triste y azul

Pensativo observa

Lo larga que se hace la tierra

Entre él y tú.

Maldice en un pufeo su orgullo,

Pero no piensa ceder

Porque el que está allá, más allá,

Pretextando movimiento se volvió raíz, no se quiso ya mover.


Éste gato triste y azul calla.

La distancia es la misma, cuenta,

De aquí a allá; deshoja calendarios al alba

Y sus ojos rasgados ven caer sus hojitas una a una.

Como las ramas de ése querido árbol,

Endureció sus tejidos, no se quiso ya mover.

Gato al fin, no entiende por qué

Él, y sólo él, deba visitar al árbol,


Por que a sus felinos ojos

Otro gato como él es.

Una a una caen las hojitas,

Una a una hasta su niñez


Junto a ése vegetal gato, necio,

Maullándole a las gatas…

¡Ah! ¡Cómo lo extraña!

Aunque sea un gato-planta molón


Que sólo sabe dar problemas.

Que solo sabe dar preocupación

Y que nunca se ocupa de ése amor

Que desde siempre se han tenido los dos.


Será que la palabra “amigo”

No puede hablarse a maullidos…

Será que hasta el cariño tiene un límite,

Y es el borde de ésta mesa.


Una a una caen las hojitas

De los calendarios de historias compartidas.

Sobrevivieron a ése Gran Temblor

Y se escaparon de la decepción


De compartir una hembra entre los dos.

Ésa gata tan fogosa como tramposa

Que enredó a los dos

Pero sólo acarició al vegetal OLB.


Mil errores, y mil perdones.

“¿Qué nos pasó?”

Gato triste y azul,

Cuando perdido en la noche te dejó.


AP enredado en las piernas de su tía.

Mil errores, y mil perdones.

Acompañado por la calle vacía, triste y azul te vió

Y al calor de las piernas no se conmovió.


Gato triste y azul

Miras a ése árbol dizque de tabaco

Sabiendo que felino fue,

Aunque se diga de savia la sangre, madera la piel.


Una a una van cayendo

Las lágrimas de tus ojos.

El puente de tu amistad se ha roto,

Ya no ha de salvar éste abismo entre los dos.


Sabe bien que solo se quedó sobre esta escena,

Más gato, más triste, más azul.

Rompes hojitas con garras llenas de pena,

Ya que nadie volverá a unirlas.


Cada vez más triste,

Cada vez más azul…

Gritas, pufeas,

Y en tu soledad, ya qué, te encierras.




9 de Abril de 2010.



Y si. Si. Soy culpable.

Tengo un pecado que no he de declarar

Por no perturbar este silencio amable,


Por no romper ésta fantasía de ayer.

Si. Y hasta ayer la consideré

Como una verdad: ésta amistad

Que quise regar y se disolvió


Como azúcar en la lluvia.

Si. Soy culpable

De que tus dos ángeles me rechacen.

Si. Soy culpable


Por querer enviar ésta flor, y que te alcance.

Le di agua, te di sol

Pero floreció la distancia.

Le amarré apoyo, le fijé comprensión


Pero floreció “mañana”.

Extendí mi mano,

Extendí mi corazón.

Abrí mi puerta, ofrecí mi emoción


Pero quedó abierta, nadie entró.

Mi mano agotada de estar abierta

Como flor se ajaron sus hojas, se marchitó

Y el corazón de estar expuesto


Como roca endureció,

La puerta siempre abierta,

Las hojas del pecho de par en par.

Sólo las movió el viento, el azar

Indiscreto ladraba al sentimiento.

Ahora me cierro, como dice el salmo,

Hago mansión en la soledad.

No vengan a mi casa ya.


Cerrada está mi puerta, a salvo

Mi emoción. No toques

Que no te pienso abrir,

Por que para hablar monólogos


Conmigo me basto y sobro.

Levanto cercas a mi corazón.

Si. Soy culpable

De buscar amistad y amor.


Adiós Chinita, mirada fina.

Adiós Cachucha, isla de mis vicios.

Adiós, Delgada, tierra de Than,

Adiós, Barbas, mástil de Lau.


Los buscaré para surtirme de mi vicio,

Para encerrarme en mi olvido.

Abandonar la realidad

Y no existir, aunque sea una hora más.



23 de Abril de 2010




Jueguen, pajarillos. Retocen felices.

Mamá los cuida bien, atenta está.

Abraza con cariño, ternura en mil matices

Al vientre donde juegan con la eternidad,

Desde donde Dios permite a los idos,

Éstos dos hermanitos con sus dos hermanitos salir a jugar.

¡Vuelen, papalotes! ¡A la gallinita, lazarillo!

¡Giren los trompos y los yo-yos! ¡Pelotas, a botar!

Mientras ésta puerta está abierta

Dos sillas dispuestas hay para el descanso,

Una precaución, solo por si acaso,

Ya que estos pequeños ignoran la siesta,

Y el tiempo les dura muy poco…

Dios y Mamá los cuidan,

Aquí no hay noche ni lobos

“¡Que muera la Muerte!” al jugar gritan.

Jueguen, pajaritos, los cuida bien su Mamá.

Abraza con cariño su vientre

Contra Ella no puede la Muerte,

Jueguen, ¡que aquí ya no molestará!





¡Ah, la melcocha! Pues bueno, todo lo que traía adentro está dicho, y como digo en unas líneas arriba, ya no molestaré más a ésta buena gente. Uno es el errado, uno es quien siempre espera mucho, por que el cariño nos hace ver gigantes a quienes queremos, poderosos, perfectos, y nos olvidamos de que son iguales a uno, hechos de carne y tripas; y que uno no es monedita de oro, para caerles bien a todos. En fin, no siempre se tiene lo que uno desea, ni cuando uno lo desea. Mi experiencia quizá sirva de ilustración a ésta frase ejemplar: Verán, cuando iba a la primaria, desde tercer año nos prometieron camión escolar a la gringa para dejarnos en nuestras casas, y yo me emocioné, por que como siempre he sido reacio a ejercitarme, pensé ilusionado en ahorrarme las siete cuadras que caminaba diario, pero salí de la primaria y fue cuando lo pusieron. En la secundaria, fueron las muchachas. Mi secundaria era semi militarizada y de puros hombres, como creo que alguna vez les comenté, y cuando entré, dijeron que iban a hacerla mixta, y salí de ella esperando amigas, y no pude, hasta que me fui y entraron ellas, como si cortaran de antemano. En el bachillerato busqué el amor, la justicia social y económica, y no los hallé. Y ahora me prometen la democracia, y espero sinceramente que no llegue hasta que me muera, así como el amor y la amistad… (Aunque sinceramente no creo en la susodicha “democracia”. Se nos olvida de que si los griegos la tuvieron, fue gracias a que tenían esclavos. Ahora también hay esclavos, encadenados al ambulantaje, a sueldos bajos y a una calidad de vida cada vez más mermada, sujetos por un lazo invisible a diez horas de chamba y a tres de transporte, o más. En fin…)

Les pongo una serie de dibujos que, pese a no ser tan viejos, creo que están bien hechos, aunque uno sólo es un bosquejo de un cuadro que tengo en proyecto. El primero es una niñita que vi dormidita en un carretón de basura. El segundo, una exageración del gran Mozart sobre un personaje que ya conocerán. El tercero, es un autorretrato de mis veinte años, descabezado. Quería hacer una naturaleza muerta, pero lo dejé por que vi la idea en la obra de otro pintor. Aunque pensándolo bien…

El cuarto y el quinto, son los bosquejos de un cuadro que tengo actualmente en proyecto, y creo que son los únicos que corresponden con los versos libres, en particular sobre el último. ¿Porqué versos libres? Será que leí el libro de José Martí del mismo nombre, y me gustó la idea de hacer elástica la versificación en aras de la síntesis de las ideas. No sé si lo conseguí, pero todos mis textos son muy viscerales, así que les aseguro que el sentimiento, por lo menos, es auténtico, aunque espero esperanzado que no corresponda con la realidad llana y escueta.

Y ya. ¿Qué les pondré en la siguiente entrega? No lo sé. Quizá debamos terminar ya con la serie de los “Santos Viejos”. Digo, para descansar un poco de la historieta… Aunque yo no me canso de ella, en fin…

¡Nos vemos, mis estimados! ¡Feliz Día de las Jefas a todas las Mamás, y a las Mamacitas! ¡ Y también a las que sean Mamás y también sean Mamacitas!


¡Sayonara!