martes, 30 de enero de 2018

Pintura de Caballote: “Ayes de la Matria II”.


                ¡Mis estimados contlapaches! ¡Hasta salpullido me ha dado de verlos de nuevo! ¿Cómo han estado? ¿Qué tal les pinta este año nuevo? ¿Será un buen año? ¿O será otro año de lucha por sobrevivir?


                En esta ocasión les traigo un óleo de mediano formato tirándole a grande. Aproximadamente 100 cm x 140 cm. Es un trabajo algo viejo, ya que aunque lo terminé en 2017, fue comenzado en 2013. Varias vicisitudes hicieron que su elaboración fuese lenta, trabajosa. Además del mismo dolor que me produjo hacerlo, ya que su tema también es viejo, pero terriblemente actual. Un tema que en alguna ocasión, allá en 1996, cuando estudiaba en la actual Facultad de Artes y Diseño (antigua Escuela Nacional de Artes Plásticas) ya había tomado. Este es el cuadro de entonces, titulado “Ayes de la Matria I” y que ya había publicado en éste su cojín:


                Obviamente, estaba inspirado en aquel grabado de Leopoldo Méndez, esa xilografía legendaria del hombre atravesado por un maguey y que es portada del libro "México Bárbaro" de John Kenneth Turner:


                Y han pasado más de 20 años de aquel primer óleo, que dolorosamente representaba mi visión personal del estado de mi Patria, México. 20 años, y, ¿cómo veo la situación actual? Bien, creo que vale más una imagen que mil palabras:


                En este país tenemos una especie de pacto mortal, ¿serán los dioses antiguos que están siempre sedientos de sangre? ¿Esos monstruos como vampiros que promueven desde hace tanto tiempo la idea del sacrificio humano, la Muerte entronizada en lugar de la Vida? Porque como decía José Alfredo Jiménez, pareciera que aquí, la Vida no vale nada. Un botón de muestra: las tumbas clandestinas, donde los Señores de la Guerra actuales arrojan los cuerpos de sus matanzas de inmigrantes centroamericanos, haciendo del territorio nacional un cementerio gigante. Otro botón: Acteal. Otro botón: Ayotzinapa. Otro: guardería ABC de Sonora. Desaparecidos por montones, balaceras por todos lados, esclavitud… Una vez, caminando por la calle, observé a un delincuente corriendo por la calle con una enorme pistola calibre .45 amartillada y dispuesto a descargarla sobre mí o sobre quien intentase cortarle el paso. Mucha gente adora a la Muerte, entronizándola y pareciera que las festividades del Día de Muertos fuesen en un momento dado, más importantes que la Navidad.

                Pareciese que las noticias y la vida cotidiana estuvieran impregnadas de violencia y degradación, como en el horrendo caso de “La Niña de las Calcetas Rojas”, abusada sexualmente y asesinada por su mismo pariente. Vamos mal, ya que incluso las mismas televisoras enarbolan como héroes a narcotraficantes, y ninguna autoridad hace nada. Los jóvenes escuchan música que no hace más que propagar comportamientos animalescos, y ven películas donde, si no hay sangre, no hay diversión. “El águila voló y vive la Serpiente”, como diría muy sabiamente en una canción Arturo Meza.

                Toda esta violencia, todo este desprecio por la vida de las personas, es algo que me horroriza. Como diría el poeta Alma Fuerte, “las manos que matan no son manos”; debía decir algo de nueva cuenta, y ése es el cuadro. A continuación les pongo el desarrollo etapa por etapa. Mi pretensión era hacer también un video, pero en vista también de que los tiburones andan muy celosos de que uno no use su música –aunque uno no gane ni un quinto con ello-, decidí dejar eso a un lado. Quería ponerle como fondo una canción lanzada en 1979 de Piero, en la voz de la gran Margie Bermejo que se titula “País”. Si puedo, se las pongo acá, ya que creo que ésa letra va muy bien con este cuadro. A ver si se halla en Youtube.



                Si pueden escucharla mientras ven el desarrollo, me entenderán cabalmente. Aquí el desarrollo paso a paso:






































                Y bien, espero que les haya gustado. Me he puesto las pilas y en estos momentos me hallo ocupado con tres proyectos pictóricos, “El Rapto de los Payasos”, un temple grande sobre tabla autobiográfico sobre una aventurilla amorosa, un chipocludo triangulo amoroso que tuve allá en mi cada vez más lejana juventud con una querida pariente y mi mejor amigo, un cuadro sobre el perrito Roncho que tentativamente se podría llamar “Sueños Perrunos”, el cual quiero que sea un esgrafiado, semejante al “Gato Transyugogato” que ya les puse en este su cojín, y un ambicioso proyecto de un mural que quiero realizar sobre tablas desmontables y armables. Tengo tiempo acariciando ésa idea, para       que sea fácil transportarlo, sobre una tehuana que represente al sol, y unos alebrijes espantados. Sigo con el Proyecto “Xibalbar”, ¡y acabo de terminar la página 16! Parece que ahora si va viento en popa. Ando también escribiendo una novela ligera sobre la traición y la ambición humanas, y creo que es todo. Este 2018 pinta como un año de renovación, de cambio. Esperemos que sea para bien.

                Y bueno, camaradas y camarodos, es todo por hoy. No se preocupen si no puedo publicar cada mes como antes; la razón es que ando haciendo obra nueva, y por lo mismo, es un poco difícil hacerlo periódicamente. Lo que sí les puedo prometer, es que siempre que haga algo nuevo, se los compartiré sin egoísmos de ninguna especie.

                ¡Hasta la entrega que viene! ¡Historieta o Muerte! ¡Venceremos!