miércoles, 15 de junio de 2011

Histerieta: “Los Que Cayeron De Cabeza” 9na Entrega.



¡¡HÍJAJAYYY!! ¡En el Cojín del Gato semos revolucionarios! ¡Sí señor! ¡Sí señora! Nos erizamos como puercoespín y después de una feroz lucha semejante a la toma de Zacatecas por mi General Villa, logramos traerles el Tercer Códice de la noble e indigna saga de Tzitzimine! ¡Y eso fue gracias a sus comentarios! ¡Sigan escribiendo, camaradas, que este Gato contesta todo lo que le digan! Como dice el cabezal: “…para soñar e insultar…” y sí, pueden insultarme y no solo a mí, porque esto se trata de gritar, de sacar lo malo que uno tiene adentro. Sí, la idea de éste espacio es ésa, y no la mezquina de los que propalan que es “por mis 15 minutos de fama en la interné” y que esto del blogueo sólo es para lucirse uno.

Esto del blogueo es algo muy bueno, y no debiera quedar eclipsado por el chismógrafo gigante que es el feisbuk, ya que la desventaja que le veo, es que te limita en lo que quieres decir, y ya ven que este gato tiene la tripa muy larga, es decir, me encanta explayarme. Mi disciplina personal hace que nomás les teclee cuatro cuartillas tamaño carta a doble espacio como máximo, y a veces se me hace poco para comentarles todo lo que les quiero decir, ya que, aparte de que me gusta esta sensación de editor, disfruto mucho esta sensación de libertá, de poder decir lo que uno quiera sin más tapón que lo que el sentido común dicta como suficiente. 

Y tengo por qué decirlo, ya que mi generación conoció lo que es la represión, el miedo de decir lo que quieres por miedo a los garrotazos. Me acuerdo cuando apoyamos mi familia y yo al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas cuando Salinas de Gortari le hizo el super fraude, salíamos de noche a poner pegotinas en los teléfonos y cualquier pared que se pudiese, denunciando al fraude y pidiéndole a la gente que no aceptara al nuevo gobierno autoimpuesto, y lo hacíamos con miedo; íbamos mi hermano H.P, mi difunta amiga Irene y yo, y ella, como era una niña entonces, era la encargada de echarnos aguas de cualquier auto de color obscuro y de las obvias patrullas; teníamos miedo de decir la verdad, y no exagerábamos: cuando hicimos esto, ya iban como cien muertos de la disidencia contra el PRI, asesinados por cortesía del nuevo gobierno que nos encajó a cajón el TLC.

En el códice anterior, de hecho, en la entrega anterior, ya al final, el Aguilita se enfrenta a un obscuro personaje de nuestra historia nacional: el secretario de Gobernación del gobierno salinista, Gutiérrez Barrios, y ahí notarán un pequeño disfraz, necesario en ésa época, pero obsoleto ya: le pude “G.B.”, como protección contra posibles represalias si se llegase a publicar esta historieta.

Lo que le dice el Aguilita es la neta, ya que ésa gente devaluó el peso con miras de atraer inversión extranjera, olvidando a la burguesía nacional, no la grande, por supuesto, sino la micro y pequeña industria, que hizo crecer a las potencias europeas en la postguerra y las economía japonesa y coreana en las décadas de los ’70 y ‘80s, y que ahora hace crecer a China. Los mexicanos debiéramos desatarnos ya de los E.U, si queremos sobrevivir a la caída del gigante, y comerciar primero internamente, fortalecer al peso, y luego comerciar con Centroamérica y Sudamérica, y venderle petróleo a China.

Si realmente quisieran los que manejan la política mexicana sacar al país adelante, fortalecerían a ése sector para que generara empleo, y usaría la idea de la economía mixta junto a la cooperativa como opción económicamente viable, pero como siempre les digo en este cojín, ésos güeyes sólo están pensando en ellos, y en servir a quien les deje dinero, y desgraciadamente todos son así, por eso les digo que no voten, hasta que se vayan todos, porque el no votar los vuelve no representativos, y eso les pega a nivel internacional, se les cae la careta de gobierno democrático. 

Pero creo que exagero, camaradas, cuando digo que mi generación fue la última en conocer la represión. Eso no es cierto, ya que México ha sufrido mucho, desde que es país, en esto. Y las nuevas generaciones la conocen y muy bien, y no solo la estatal, como en Atenco y en Oaxaca, en Chiapas, en la Sierra Negra Poblana. Con estos nuevos tiempos sin ideologías, la intolerancia y el miedo a lo nuevo y a lo extraño se hace evidente: vean a los “emos”, ¿no corrieron por internet videos muy violentos contra esta, llamémosla así por el momento, “tribu urbana”? Yo traté con algunos, y la verdad, eran gente muy amable, así que no entiendo la violencia que se desató contra ellos. Otro caso son los homosexuales, que yo en alguna ocasión les expliqué por qué no apruebo su forma de vida, y el por qué no apruebo el que se casen y adopten niños, pero de eso a pegarles o matarles, hay un gran trecho, es algo que igual hay que desaprobar.

En todo caso hay que rebatir con argumentos, no con sentimientos, que a la larga son lo mismo que decir “porque sí”. Y a la hora de discutir, también hay que hacer de lado el principio de autoridad, que tanto daño nos ha hecho ya, ¿no creen?






¿Qué tenemos aquí? Un poco de historia antigua. La forma en que nuestros antepasados veían al universo. Algo bastante interesante, ya que cada cosmogonía tiene su lógica, y es coherente, ya que explica al universo de forma satisfactoria, cosa que actualmente hace la ciencia, con hartos tropiezos por cierto. “Sólo sé que no sé nada”, como diría Policarpo, el famoso filósofo Gallego, ¿o era Trastupijes, el célebre filósofo priísta? ¿O sería Palancares, el loado filósofo malayo? Que ya no me acuerdo, je je…

En cuanto a la pequeña aparición de “Rinox”, déjenme platicarles que es un personaje real, y lo que ocurre aquí, es algo que yo vi una ocasión que fui al café “El Popular” que se halla en 5 de Mayo, en el mero centro histérico de la capirucha mexicana. Es tal y como lo dibujo en las páginas, así que describírselos está por demás. Ya no lo he visto, pero “Rinox” vende cortauñas y agujetas para sobrevivir; espero que esté bien y que no haya sucumbido al duro asfalto, a la horrible crisis que hace que la gente ya no gaste en nada, condenando a aquellos que sobreviven vendiendo chicles y cosas así, ante el beneplácito de gente como el “Rotoplas” Cartens, como el angelito Azcárraga Jean, que traen tanta lana en la cartera, que si se les antoja una vaca entera de comer, pueden pagarla. ¡Ah! Debiera ser requisito para ser candidato no solo a la presidencia, sino a cualquier cargo de gobierno del país, el vivir un año como la gente más pobre, sin carrazos de superlujo, sin trajes costosos, sin sus sueldazos, sin zapatos y con hambre, para ver si así se les cae un poco el cretinismo de decir que con seis mil pesos al mes se puede vivir muy bien, para que se les quite la caradura de decir que el salario mínimo se está levantando… ¡Cómo no llegan unos bolcheviques a chingárselos! ¡caramba!

¡Sayonara! ¡Hasta la entrega que viene! ¡La Revolución Ya Empezó! ¡No votes!