miércoles, 7 de junio de 2017

Pintura de Caballote: “Flores para mi Madre 7” y “Gato Transyugogato”.


                ¡Mis estimados/as camaradas y camarodos! ¿Cómo están? ¡Espero que muy bien!


                “Pues aquí, la cosa sigue más o menos del mismo modo que ha sido siempre. Iba caminando el otro día por la calle mascando las cosas malas y tratando de digerirlas, observando únicamente el suelo, ésa dimensión alterna que uno camina a diario, las sombras que a nuestros pies hacen sus propias guerras, o se aman en una civilización que uno desconoce por estar absorto en el diario vivir. El asfalto se volvió tierra, el concreto se convirtió en pasto, y como una explosión en el suelo, cielo de dos dimensiones aspirando a una tercera, las flores estallaron en mis pupilas como fuegos artificiales. Alcé los ojos, siguiendo la trayectoria ascendente de sus verdes tallos, y como si atisbara una cuarta dimensión, un árbol, guerrero del tiempo, también extendiendo sus brazos de madera hacia el cielo, hacia la inmensidad buscando abrazarla también me saludaba…”


                “Estallaba el cielo en mil colores distintos, y de una forma lenta, rítmica, cachonda. Me quedé ahí, parado, paladeando el instante cuasi eterno hasta que la explosión de luz cedió, dando lugar a otras más pequeñas que resultaron ser miles de soles diminutos en apariencia; la distancia entre las estrellas y yo desgraciadamente fue insalvable, pero aún así bebí con los ojos todo lo que pude, borracho de luz y de felicidad. “Miau” escuché, una voz que venía desde el árbol, y sintiéndome un poco como Alicia cuando cayó por el agujero del conejo, me acerqué y me vi a mí mismo, maullándole poemas de amor a ése cielo que bailaba lejano como el amor de ella, aquella a quien nunca conocí, aquella a quien nunca conoceré…”


                “El gato se me quedó observando, ‘Miau’ volvió a decir, y por más que me esforcé, no pude descifrar ésa voz, su mensaje. Apenado, bajé la cabeza, y, con fuego en los ojos, con fuego en las manos, puse un pincel en ella y decidí plasmar lo mejor que pude ésta rara y placentera experiencia”.

                ¡Un mini cuento! ¡Já ja ja! Por si no lo notaron, las partes del relato están entrecomilladas, para separar un poco la realidá de la ficción. El primer cuadro lo hice hace como dos meses, precisamente en preparación para el ya pasado diez de mayo, y créanme, lo hice con un poco de temor, ya que mi madre es mi crítico más exigente. Sin embargo, le gustó; es un óleo sobre tabla entelada muy chico, de apenas 39 cm. por 27 cm., pero con hartas texturas. El otro cuadro, es un gatito esgrafiado, una técnica mixta en la cual, la capa más profunda está hecha con acrílicos sobre una tabla entelada, y encima el gato, hecho con óleo. Después se rasca la superficie con un clavo y el resultado ya lo vieron. Es muy chico, de apenas 20 por 28 cm., sin embargo, éste minino ha sido uno de los cuadros que más me han gustado. Espero que a ustedes también les agraden.

                Y bueno, camaradas y camarodos, los dejo por hoy, espero traerles otro cuadro del que estoy haciendo un video, o igual les traigo un relato, aún no lo sé. ¡Resistan! Pese a los fraudes electorales, la compra de votos descarada, igual las cosas se mueven, poco a poco. Recuerdo cuando en el año de 1988, cuando el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y todo México con él, fuimos robados en la elección presidencial de ése año. Gracias a las movilizaciones populares de ’88 y ’06, cuando a López Obrador también le robaron la presidencia, ahora por lo menos ya se reconoce que las boletas electorales deben contarse dos o tres veces si hay dudas en cuanto a la elección. Poco a poco, no hay de otra.

                ¡Sayonara! ¡Hasta la entrega que viene!