¡Mis estimados
camaradas! ¿Cómo han estado? ¿Qué me cuentan de nuevo? Hubiera querido
ofrecerles una rima más, pero de momento me hallo vacío de poesía. No me ha
salido nada bueno, ¡pero no importa, porque “Tzitzimine” sigue!
Este
Códice Cinco es de mis favoritos. Espero que también a ustedes les agrade:
¿Y
bien? ¿Cómo va? La escena de la página seis, es un ritornelo de la secuencia
del Chirimitero. Las estrellas caen, y los Señores del Cielo pelean por la
supremacía cósmica, como ya quedó establecido. En esta primera secuencia, el
“Aguilita” ha sido abducido por una extraña pero antigua y poderosa fuerza. ¿De
quién se tratará…?
Mi
técnica, como podrán apreciar, ya se ha pulido en este momento. Creo que a
partir de este códice queda atrás el dibujo apresurado, y he de admitirlo,
disfruté mucho hacer esta historieta a partir de este momento. Creo que ya
antes les había comentado que mi plan (y el de mi hermano, el argumentista),
era venderla a alguna editorial, pero después de varios frentazos, decidí tomar
esto de la misma manera en como he hecho mis otras novelas gráficas; de hecho,
“Tzitzimine” es la primera novela gráfica que hago que fue planeada como una
serie de entregas, divididas en capítulos del tamaño de una revista de
historietas común y corriente. Las anteriores, “Rock & Roll Blues”, “No Me
Dejes Sola”, e incluso la micro historieta “La Nostalgia”, así como “Sombras en
el Adoquín” fueron hechas pensando en ser novelas gráficas. Esta es la primera
dividida así, pero dada la imposibilidad de venderla, -por lo menos por los
medios convencionales- rehíce la forma y decidimos mi hermano y yo, en que
siguiese así, en forma de capítulos, pero dejando el final, el Códice Diez, en
forma de Novela Gráfica. Ahí ya no me preocupé más por el espacio ni la
extensión, como podrán comprobarlo una vez que lleguemos hasta allá.
También
técnicamente podrán apreciar varias mejoras, ya que, pese a seguir siendo
manufacturada en medios tradicionales como lo son la tinta china y el gouache,
los cartuchos o globos de diálogo los recorté y los pegué, además de que los
dibujos a lápiz fueron hechos con la ayuda de la mesa de luz, ganando en
limpieza. Acá también enmascaré, porque, pese a no poseer un pincel de aire, si
contaba con un aspersor de boca y la archirequetecontra vieja técnica del
cepillo de dientes, que empleé para dar luces, como podrán apreciar en las
viñetas de las páginas tres y seis. Además, hice una innovación que creo que
pocos dibujantes hacen y que gustosamente les comparto: en las primeras páginas
podrán observar que hay letras esgrafiadas y algunos dibujos, y la idea es que
como el “Aguilita” se halla en una prisión, las paredes están llenas de
grafitis obscenos, además de una despedida a mi hijita Feber Soledad. Quería
que se viese esgrafiado, es decir, que quedase como si alguien, algún preso
hubiera estado marcando con un clavo la pintura de la pared, o con una llave;
la solución fue llenar la página de una capa de gouache blanco y encima poner
una capa más espesa de tinta china, y después con un cúter hacer las letras,
raspando. Creo que no quedó mal, ¿verdad? El mismo efecto lo apliqué al cielo
para dar un efecto visual simulando que estuviese como crepitando. Encima puse
con gouache las estrellas cayendo de este cielo en conflicto con la técnica del
pincel seco.
En
fin, camaradas. Me gana la tentación de seguir poniendo comentarios políticos
acá en su cojín peludo y lleno de pulgas, pero la prudencia me dice que deje de
hacerlo. No por un sentido cobarde, pero siento que no hay ningún eco. Quieren
desmantelar la industria petrolera mexicana y darla a intereses particulares,
que como sabemos, en menos de una generación van a venderlas y a cederlas a
intereses extranjeros. Y sí, no van a privatizar PEMEX, no. Sólo la van a dejar
morir, pasando una industria cuyo sentido es ser el motor de un país, a manos
privadas cuyo último fin, es el enriquecimiento de unos cuantos. Sí, ya lo han
hecho antes, y los ejemplos sobran: CONASUPO, que era una paraestatal que se
encargaba de mantener un control de precios, además de ofrecer mercaderías a
precios accesibles a las clases pobres de este país, además de la leche,
necesaria par la niñez, y de ese sueño, hoy sólo queda LICONSA. Otro ejemplo
fue BANRURAL, que era un banco con interés social que le prestaba a los
campesinos para que pudieran comprar maquinaria y fertilizantes, poco a poco lo
fueron desmantelando hasta que al final fue desaparecida. El antes insigne Instituto
Mexicano del Petróleo, que también fue desmantelada al cortarle subsidios para
que no pudiera seguir investigando y ahora, tenemos que comprar aceites
carísimos, fertilizantes agroquímicos producidos en otras naciones con el
consecuente empobrecimiento de las clases populares. No hay eco. La gente sigue
embobada por el futbol, y aunque sea feo
decirlo, me alegra que Panamá nos haya ganado. Estamos divididos como
nación, no tenemos rostro, y por eso nos saquean y nos roban.
Y
hay algo más que me ha indignado sobremanera: recientemente ha salido en la
mayoría de medios un video de un cerdo con aspecto humano, un mamarracho que
abusando de su poder, ya que es –desgraciadamente- un funcionario municipal,
presiona y lastima a un niño pequeñín.
Este es el video, donde este
marrano con aspecto humano tiene sujetado el modus vivendi de un niñito
indígena que vende –como en tantas plazas de este país- chicles y cigarros a
los transeúntes. Esto me indigna por dos motivos: el primero, es el acto artero
en sí mismo, el abuso del poder y la consabida ley del garrote que tanto gusta
a cualquier ser con un poco de poder. “por que lo digo yo”. Y la segunda, es
que este acto cruel y deshumanizado demuestra claramente nuestra idiosincrasia
como nación, y esto es, que los poderosos, los que ostentan algún tipo de
autoridad –por insignificante que esta sea- cambian y se vuelven reyezuelos,
como si no bastara que en muchos municipios de este país se les obligue a los
más necesitados a portar credencial de pobre –baste ver Coacalco, Ecatepec-
donde para vender chicles en vía pública te obligan a pagar una cuota y te
denigran obligándote a ponerte como un San Benito, un chaleco que es tu
credencial de pobre. Sólo en este país se obliga al necesitado a pagar permisos
para vender, cuando los poderosos, los que roban impunemente –véase Televisa,
véase Telcel y un largo etcétera, que pagaron impuestos nimios gracias al
sistema de “Consolidación Fiscal”- les dan todas las ventajas. Y no hablo sobre
micro y pequeña empresa, no. Hablo de gente que si no vende chicles, no come.
Así de simple.
Como dice el Monita, es obligación de un Gobierno, de un Estado, el que todos sus habitantes tengan alimento, techo salud y vivienda digna, mediante un trabajo honesto. El Gobierno -de cualquier nivel- debe facilitar que sus habitantes tengan ese trabajo; no que se los den, sino que ellos puedan dedicarse a una forma de vida honesta. ¿Son más importantes los reglamentos y bandos que "regularizan" el comercio, o el derecho que tiene una persona a su subsistencia? ¿Es más importante el reglamento, o la Constitución? De un tiempo a la fecha, los municipios -principalmente- otorgan "credenciales de pobre" mediante el pago de una cuota. ¡Se le cobra al más pobre por ejercer un derecho humano! Ya bastante es el desprecio de sus conciudadanos, y hay que sumarle la burocracia ratera.
Necesitamos
los mexicanos otra revolución. No sé cómo, y yo deseo que no sea violenta,
porque a nadie le conviene, pero el país se está yendo al caño por que a los
poderosos nadie quiere tocarlos. Me dicen que Obrador es la última esperanza,
pero veo más esperanza en las guardias comunitarias que actualmente son
satanizadas, que en ése señor que sólo se mueve cuando hay elecciones.
Necesitamos una Nueva República, y un cambio de actitud de nosotros como mexicanos.
Necesitamos encendernos de ira ante la injusticia y la corrupción, y ponernos
en los zapatos de quien camina a nuestro lado, sobre todo si esta persona es
una dulce viejecita o un indefenso niño que tienen que vender pepitas para
malcomer. Comentaba una bien intencionada comentarista de radio sobre este video, a quien se puede acudir para denunciar estos hechos. No. No se trata sólo de denunciar. Hay que actuar. Siendo testigos de un hecho tal y no actuar, nos convierte en cómplices por omisión. Sólo con la actuación de todos es como podremos cambiar las
cosas. ¿O seguiremos asistiendo a guarderías ABC y videos similares, indignados pero indiferentes?
En fin, camaradas,
que ya me estoy desviando del tema, que es ya no poner temas políticos en este
su cojín. Será que me he decepcionado de mi gente. En fin…
Creo
que es todo por hoy, camaradas. Me despido, y nos estamos viendo en la entrega
que viene.
¡Sayonara! ¡HISTORIETA O
MUERTE! ¡VENCEREMOS!