¡Mis queridos contlapaches! ¡Qué gusto de estar aquí con
ustedes otra vez!
¿Qué me
cuentan? Yo aquí, ya saben, poniéndoles algo nuevo en este su cojín. Y
realmente tengo algo NUEVO, en toda la extensión de la palabra. Déjenme les
cuento desde el principio.
Creo
que alguna vez les comenté de mi sobrino Álvaro. Pues estoy muy orgulloso de
él, y esto es porque Álvaro tiene una sensibilidad artística muy aguda y
desarrollada pese a tener tan sólo 13 años, la mera edad “del cruce de caminos”
como dicen los orientales. Y también, ha logrado expresiones pictóricas que
rivalizan, en serio, con los de cualquier pintor, pese a la gran desventaja de
su edad y de los pocos maestros, que para su fortuna no han sido malos, sino
excelentes, (Neela Arbus entre ellos, ya les puse un poco de su obra) cosa que
desgraciadamente no se puede decir de la mayoría de profesores de la ENAP, que
sufrí en carne propia, con las escasas y gloriosas excepciones de Francisco
Castro Leñero, de Manuel Marín. Y estoy doblemente orgulloso, porque al ser yo
mismo artista visual, noto su avance avasallador, su pincelada segura, y su
idea formada de la mera observación de las cosas que pasan a su alrededor, sin
un análisis embrollante que las escuelas se esfuerzan por meter en las cabezas
de los alumnos, cuando el arte pictórico es también intuición, olfato de
artista, sensibilidad emocional y un buen ojo, fortalecido en Álvaro por la práctica constante del videojuego,
que, pese a estar tan satanizado, genera una envidiable y poderosa relación
mano-ojo-cerebro, indispensables para el arte pictórico, hoy en día tan
degradado por las “nuevas tendencias”, efímeras, sin pretensión de eternidad.
No sé
si mi sobrino busque la eternidad. Quizá ni siquiera se ha hecho esas
preguntas. O quizá sí, pero mejor dejo que ustedes me lo digan, ya que como
todo artista, deja que su obra hable por sí misma:
Esta
obra se llama “Árbol”, y es una instalación de alambre de cerca de 50
centímetros de altura. Yo le sugerí humildemente que le colgara una latita de
refresco como un fruto, pero no me hizo caso.
Este
otro se llama “Denudo” y es un cuadrito de no más de 30 cms. de largo. Observen
el equilibrio que hay entre la figura y la composición, tanto de formas como de
colores. Le pregunté a Álvaro si había copiado esta imagen de alguna revista, ya
que me recuerda a la célebre “Maja Desnuda” pero él me lo negó, me dijo que la
sacó de su cabeza, producto de varios bosquejos que tuvo que hacer en la
escuela. Es óleo sobre cartón.
Este
es mas grande, tiene por título “Magenta” y mide 50x40 cms. Noten la riqueza
tonal del conjunto, que hace que vaya más allá del mero ejercicio de
degradados. Óleo sobre lienzo, por supuesto.
Este me gustó mucho. Noten la síntesis, tanto de color como de formas, la composición y la única diagonal que le da movimiento. Un muy buen cuadro, aunque después le puso una carita a petición de su papá, pero he de decir que mi hermano no sabía lo que hacía al hacer que Álvaro le pusiera ése plus innecesario. Lo bueno es que le tomé antes esta foto. También es chico, de 30x30 cms. Gesso sobre tabla.
El clásico ejercicio de composición: la naturaleza muerta. También es chico, 18x24 cms. óleo sobre papel.
Otro del tipo de “Magenta”, este no tiene título, y es grandecito, de mediano tamaño, 37x50 cms. Noten cómo los colores entran violentamente uno en otro.
Este es de mis favoritos. Se titula “Sol y Luna” y la técnica es Gesso sobre tabla, y es chico también. Es un bello cuadro texturado, vean como el sol y la luna se meten a tu habitación.
Sin
embargo, creo que este es el más representativo de la obra de mi sobrino. Se
titula “Sonido”. ¿Les comenté que Álvaro es sordo? Por eso este cuadro me
emociona, ya que es toda una concepción abstracta de algo que es cotidiano para
millones de personas y que nunca toman en cuenta: el maravilloso don que es el
oído. Álvaro padece sordera profunda, y como toda la gente sorda, su
aproximamiento a los sonidos es con la vibración. Como podrán notar, el cuadro
representa varias vibraciones: al fondo, una profunda al extremo inferior
izquierdo, como una piedra arrojada a un estanque, que sería el ruido de fondo,
quizá el ruido planetario, de la misma Tierra al moverse. Otra no tan profunda,
que se halla en la parte superior y que se extiende en diagonales de arriba
abajo, de forma zigzagueante en colores mezclados rojizos y azules: el sonido
ambiental cotidiano que notamos, pero al que no le prestamos mucha importancia,
quizá los millones de seres humanos que hablan en el metro, el sonido del
viento, no sé… Y un sonido fuerte, el representado por la línea vibrante en
blanco, quizá tu propia voz. Así somos todos los seres humanos. Únicamente
tomamos en cuenta el sonido principal, pudiendo ser una conversación, una
canción fuerte, un avión que pasa o un automóvil. Pero atrás de ése sonido, hay
múltiples sonidos, mas bajos, formando un universo, un andamiaje de realidades
que se explican a sí mismas en sus propias vibraciones. Es hermoso, ya que
trabaja instintivamente en planos superpuestos para construir su cuadro, y
logra su idea de forma por demás eficiente, logrando lo que pocos artistas
logran: expresarse, sin importarle un comino las concepciones tradicionales de
lo “bonito” y “feo”, ya que el cuadro es un ente en sí, existe, y nos grita su presencia
y este en particular, de forma dramáticamente silente.
El
pasado 21 de Abril, Álvaro expuso en compañía de una compañera en la Casa de
Cultura de Coacalco, recién remodelada, y no les había puesto sus fotos porque
no habíamos terminado con “El Ángel Azul”. El espacio es bueno, y hubo
canciones y baile, y para ser la primera exposición de mi sobrino, pese a las
limitaciones, fue una experiencia agradable. Estaba emocionado, y muy nervioso,
pero cuando me vio llegar, se relajó y conversamos un poco hasta que lo
llamaron a recibir un reconocimiento de manos de la secre de la directora de
Casa de Cultura. A mí, acá entre nos, me hubiese gustado mucho que les hubieran
prestado un espacio para dejar la obra colgada, aunque fuese una semana, pero
fue exposición de un solo día. Falta de imaginación de la gente de Casa de
Cultura, ya que bastaría con poner un par de maderos de pared a pared con
armellas, que permitiesen colgar la obra en el patio, ya techado, del sitio.
Acá están las fotos:
La malvada "carita". A mi parecer, pierde con esto.
El anterior, y los cinco que siguen, son de la compañera de
Álvaro, una joven artista de nombre Brenda Susana. Hay que estar atentos a ella
también, ya que si sigue pintando, va a dar mucho de que hablar, ya sea como
ilustradora, o como pintora.
Este cómo me gustó. El de la muchachita solitaria con su
sombra como un ente diferente que sale de ella… ¡Uy!
Otros dos más de Álvaro, a continuación, uno de Brenda y uno más de Álvaro, titulado “Heroína”.
Después de “Heroína” -no la droga, no sean mal pensados-
sigue “Calavera”. Debo hacer notar que algunos de los títulos de los cuadros
están mal acomodados, no corresponden a la pintura que deberían.
Y el último, uno que no tiene título, pero que fue el
primero que hizo Álvaro. Vean el avance entre “Desnudo” y el último, y en muy
poco tiempo.
En la primera, Brenda Susana y Álvaro. Las dos siguientes,
partes del evento donde se cantó y las dos últimas, Brenda y Álvaro recibiendo
sus reconocimientos. Muy merecidos, por cierto.
Y
bueno. Dejemos un poco esto. Déjenme comentarles los chismes del momento,
caramba… ¿Cómo ven el movimiento de los 132? ¿Y se enteraron de la marcha
Anti-Peña? ¡Y que los reprimen! ¡El nuevo PRI! Pero conservando del viejo PRI
lo importante: el garrote listo a estrellarse en la chiluca de la oposición. Me
cae, camaradas, después de ver lo que están haciendo, aún sin llegar al poder,
¿qué harán cuando lo vuelvan a tener? Otro ’68, otra Guerra Sucia. No nos
conviene, en serio, que vuelvan al poder. Sigo diciendo que no voten, pero si
lo hacen, ya que es una decisión personal, ¡por favor no lo hagan por ésos
sicarios! ¡Mejor voten por el Peje, aunque sólo sea una válvula de escape!
¡Mejor por la Josefina, aunque sea volver a Foxilandia! Tampoco conviene votar
por Quadri, ya que ése muchacho “valiente” y juguetón perteneció al Consejo
Coordinador Empresarial, lo que quiere decir, que aparte de ser un títere de
Elba, y una pieza para negociar con PRI o PAN, -ya que es obvio que ni en
sueños va a ganar, por eso se da el lujo de irse de vacaciones en una etapa tan
importante de la elección- es un hombre que no ve para abajo, y con un
aplastante 60% de población mexicana en pobreza extrema, no nos va a tomar en
cuenta, antes va a ver la forma de terminar de desmantelar al país como Santa
Anna y ya después, satisfecho, irse a disfrutar su riqueza mal habida a
Francia. (Cosa que también va a hacer Peña, dicho sea de paso, ya ven que
también es de la idea de privatizar PEMEX y todo lo privatizable.)
Yo digo
que el día de las elecciones, debiéramos salir todos, todos, y cuando digo
todos, es todos los que ya estamos hasta la coronilla de que este hermoso país
se esté yendo al caño por los vendepatrias disfrazados de políticos, por la
ambición desmedida de los macroempresarios, por nuestra idiosincrasia que no se
preocupa de lo que le pasa al vecino y que salgamos, con cacerolas en la mano,
a todas las plazas importantes del país a exigir un cambio, un cambio
verdadero, una nueva república que sea de todos, sin obscenidades como unos
cuantos súper ricos y un titipuchal de mega pobres, sin corrupción y sin
narcos, sin trata de personas ni esclavitud, que retome bondades como la
economía mixta y que respete los derechos de todas las minorías mientras ésos
derechos no lastimen a terceros. Si están de acuerdo, ¡corran la voz! ¡Que
también en México sirva la Internet como en Egipto!
Y
bueno, camaradas peludos, los dejo. En la siguiente entrega les pondré otro
cuadrito que espero les guste. ¡Sayonara! ¡Hasta la entrega que viene! ¡NO VOTES! ¡QUE SE VAYAN TODOS!