sábado, 14 de noviembre de 2009

Arte Objeto: Sir Daniel Fortesque.

¡Qué ondita, cómo están!

Hablemos un poco de la realidad virtual. ¿Alguno sabe por qué el terminajo ése de “virtual”? Me gustaría que alguien me lo explicara, ya que uno entiende por “virtual” algo que ocurre literalmente, así como en expresiones del tipo de “ocurrió virtualmente así”, “virtualmente te lo estoy diciendo” etc etc etc. ¿Y por qué corchos lo empleamos para las cosas que se hacen en la computadora, ya sean recreaciones de museos para recorridos por internet, secuencias de entrenamiento para aprender a aterrizar o despegar aviones, o, en el campo que más me gusta, los videojuegos?

Mucho se habla de que los videojuegos son nefastos para la educación de los chamacos. Yo no estoy de acuerdo. Me parece que, en todo caso, es responsabilidad de los padres el ver qué corchos juegan sus cachorros, además de que está demostrado que dos horas diarias de hundirse en la realidad virtual desestresa y genera sinapsis nerviosas que mejoran las relaciones entre el cerebro, los ojos y las manos, haciendo al que juega, más hábil y rápido. Además de que, como aspirante y suspirante como soy, por ser un buen artista visual, y un historietista, reconozco que es con los videojuegos cuando empezamos a crear un entorno realmente interactivo hecho totalmente por nosotros. Es verdad. Estamos haciendo mundos, realidades alternas. Me encantaría aprender a hacer videojuegos. Lo malo, por supuesto, es que esto se maneja por un mercado, y por lo mismo, los videojuegos, su absorbente creatividad, están restringidos por los intereses monetarios de grandes monopolios a los que no les interesa más que un pepino la creatividad y la imaginación, pero, ¿acaso no pasa lo mismo con la música y la literatura, con la famosa “payola” y “el círculo cuadrado de artistas”? ¿No pasa lo mismo con los artistas visuales con los curadores? Ya ni hablar de la danza que se ve reducida al patrocinio eterno del estado ante la desidia de la iniciativa privada, y por lo mismo, las que antes eran compañías de danza, ahora son meras escuelas. El cine, nomás por mencionarlo, ya que sufre lo mismo que la historieta. Y peor ésta, que se ve reducida a un aspecto infantiloide y pseudo informativo por la mente cuadrada de los educadores y de los empresarios, que nunca han querido ver el potencial creativo de la historieta, al comprar las extranjeras y olvidando a las nacionales, que en algún momento fueron de las mejores del mundo. Estoy seguro que muchos comiqueros gringos, muchos mangakas japoneses se inspiraron, o ya de perdiz, tomaron alguna idea de la Borola o del Memín. Yo quisiera ver videojuegos compatibles con las consolas y las computadoras, hechos por gente muy creativa, artistas que estuvieran generando estados de alma interactivos, que a fin de cuentas, es algo que desde siempre ha perseguido el arte.

Bien. Allá por los años 90´s, Sony sacó la que a mi juicio ha sido la mejor superconsola que ha habido, (quizá por la novedad, es verdad), el PlayStation. Las demás, fueron versiones mejoradas, pero la calidad de sus juegos, desgraciadamente no ha sido excelente como los de ésta. Y entre ellos, había una verdadera joya: Medievil. Era un juego hecho enteramente por ingleses, y además de su absorbente atmósfera, su magnífica música y su facilidad de juego, tenía una hermosa historia de redención; se trataba de un héroe que jamás lo pudo ser, ya que cuando salió en primera fila a combatir a un brujo que amenazaba a su gente, cae muerto por la primera andanada de flechas. Su destino glorioso se trunca, al no poder combatir contra el demonio que busca esclavizar a su gente. Este es vencido, pero después de cien años, el brujo regresa, cuando ya no hay héroes dispuestos a enfrentarse a él, reviviendo a los muertos y aterrorizando de nuevo a la población. Pero lo que el brujo no sabe, es que con su mismo hechizo, revive a Sir Daniel Fortesque, dándole una segunda oportunidad para alcanzar su destino trunco. Hermoso, ¿no?

El juego me encantó, así como le encantó a mi sobrino Álvaro, que llenó un rato sus fantasías infantiles con el caballero caído, tan semejante a Don Quijote de la Mancha; allá por el 2007, en Noviembre, le hice éste adorno, ésta pieza de arte objeto para su puerta, y dándome a mi el gusto de poder verlo caminar por las calles de mi colonia, como está en las fotos, con sus enormes sesenta centímetros de altura.

Está completamente articulado, los dedos se doblan y la espada se separa, y está hecho totalmente con técnica de cartonería, no así los materiales. Fueron puras cosas recicladas, a excepción del ojito que está hecho de plastilina epóxica, y la armadura, que son los restos de un rollo de foil de aluminio para estufas. Todo lo demás, era basura: periódicos viejos, un envase cuadrado de aceite para el torso, unos palos viejos para las piernas y brazos, un cacho de alambre galvanizado y un trapo de cocina para las hombreras. A mi sobrino le gustó mucho, tanto, que todavía lo conserva con cariño. Ahí si puedo decir que ésta pieza tiene un dueño: SIR DANIEL FORTESQUE. ARTE OBJETO. COLECCIÓN PARTICULAR DE ÁLVARO AGUILAR. 2007. ¡Ah, qué bonito se oye!

Pues bueno, me despido por hoy. Iba a seguir poniéndoles los santos viejos, pero es Noviembre, Mes de Muertos. La semana que entra, les pondré otra pieza de arte objeto, con el tema del Día de Muertos, que espero que les guste.

¡Sayonara!

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