lunes, 9 de noviembre de 2009

Histerieta: “Maranhata” Tercera Parte.


¡Qué paxó, pues!

Días de Muertos, y con ello, salimos de la crisis. Desvergonzados, el chaparro lentejo y el fulano que se come una vaca a diario. No es cierto. Yo soy el iluso. Ellos son asesinos de masas. Sumidos en su corrupción, no les importa la gente que medio vive y medio muere. Somos un país de zombies, ya que más de la mitad del país sobrevive y sobremuere con un salario mínimo. Solo nos mantiene en pié el futbol. Lo bueno, es que la crisis ya terminó, pese a que no hay empleo, pese a que acabo de escuchar en las noticias de un hospital que vendía los cadáveres de los niños en 15 000 pesos, y que si no es por una madre inconforme, nadie se da cuenta de lo moustruoso de ello. En fin…

Días de Muertos, y de trombones locos. Casi se inunda la casa. Yo he estado pensando que, con tanta corrupción, con tantos asesinatos debidos a Violencia Doméstica, con tantos robachicos, a ver cuándo nos tocaba a nosotros, y ya ven. Cuarenta minutos bastaron para que muchas comunidades de Estado de México quedaran amoladas con un metro de agua. Comunidades que están asentadas en lo que alguna vez fueron lagos, como Tultitlán, como Ecatepec, aquí mismo, en Tultepec. ¿Será castigo divino, o somos unos idiotas por construir en sitios destinados desde hace eones para el agua? Y hay gente que duda de la existencia del Diluvio Universal, donde llovió así de fuerte durante cuarenta días y sus respectivas noches. En fin…

Días de Muertos, y termino de entregaros a mi hija “Marahata”. “El Señor vuelve” en arameo. Esta copia que les entrego, está digitalmente corregida, ya que su formato original es pequeño, de 10 x 20 cms. y está hecha con tintas chinas sobre cartulina brístol, la más económica, sobre cartoncillo negro. Lo que hice, fue darle más contraste y recortarla y volverla a armar, con el objetivo de reducir las páginas, de veintitrés, a doce. Creo que, visualmente, no se ve mal, ¿no? Originalmente, iba a ser a color, con acuarelas, pero algo que también distingue a la historieta sobre otras artes, es su dinamismo, cosa que se logra con la diagramación y también con el medio tono, es decir, el blanco y negro, además de que al hacerlo así, es más fácil reproducirla (o por lo menos así era cuando la hice, en los noventas, donde las copias a color eran costosas, y el offset era caro, dejándome como única opción las fotocopias; no como hoy, que aún la impresora más económica hace reproducciones muy buenas) Y el grado de dramatismo que se logra con el medio tono, es soberbio.

No sé si lo logré, pero a mí si me dejó satisfecho. Recuerdo, cuando la hice, que había terminado de leer al Ingenioso Hidalgo, Don Quijote de la Mancha, y hasta el día de hoy, sigo pensando que Don Quijote, es el reflejo de la humanidad soñadora (perdón, lugar común, pero necesario) que niega una realidad que se basa en el “ya es así” o “así es”. Creo que hacen falta más personas que no teman enfrentarse a los molinos de viento de vez en cuando, y que crean en una esperanza superior, que sirva de guía a un comportamiento social adecuado. Por eso escogí al personaje de Don Miguel de Cervantes Saavedra, por que tenía la necesidad de expresar un sentimiento universal, ya que yo creo en las verdades universales; un personaje que encarnara la esperanza, y también, ¿por qué no? la ingenuidad de los soñadores, contra la dureza de un mundo entregado a las cosas más bajas, nomás por que “ya es así”. También la hice cuando me había acercado por primera vez, y de corazón, al Señor. Es verdad que uno cae muchas veces, y como diría Pablo en sus cartas, “¡miserable de mí! ¿quién me librará de éste cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24) pero por la Gracia, uno siempre puede volver, sea Dios ensalzado.

Pues, sin más que decirles por el momento, me despido. Les pondré la semana que entra otro cuadro, de la serie de los “santos viejos”, que espero que les guste.

¡Sayonara! ¡Hasta la semana que entra!

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