viernes, 30 de octubre de 2009

Histerieta: “Maranhata” Segunda Parte.











¡Qué paxó, pues!

Pues nada, contlapaches, camaradas de éste peludo cojín del Gato Jazz, les mando un revolucionario saludo desde estas selvas tultitlecas y tultepecas, colindantes con las selvas coacalquenses y cuauhtitlenses, fronterizas con los extensos territorios del DeFiéndete y los aigres violadores de Pachuca, la Bella Aigrosa. ¡Cómo extán, qué me cuentan de nuez!

Pues qué hay que decir… Nada, desde aquí, el país donde nunca pasa nada. La inmovilidad le sirve a los sicarios, y hay tantas cosas malas, que uno a veces olvida las buenas. A saber, un hecho remarcable, ya que no todo es malo, ni toda la gente es malvada, ni todos son mediocres corruptos, ¡aun hay esperanza!

Resulta que mi santa madre es una señora jubilada por el IMSS, después de casi cuarenta años de luchar contra el mundo, y se pueden decir muchas cosas acerca de las jubilaciones, menos que no sea algo justo, después de sobarse el lomo tantos años. Los neoliberales insisten que son una carga, por que todo lo ven en factores de dinero, y sus economistas los apoyan, cuando el trato que se debiera tener con los economistas debiera ser el mismo que se hace con los ingenieros: el arquitecto dice qué es lo que se debe hacer, y el ingeniero, a ver cómo lo hace, pero lo hace. Lo mismo. Al economista se le debe decir: necesitamos tener gasto social solvente, a ver cómo le haces… Pero como esto no viene a cuento, sigo con mi historia:

Mi madre tenía meses quejándose de que tenía una bolita en el costado, pero los médicos del seguro nunca le dieron con que cosa era, hasta que hace unos días, tuvo una crisis, teniendo el mismo dolor “de la bolita”, pero más intenso, y como uno le pierde la fé a las instituciones después de tantos esfuerzos fallidos, decidimos llevarla con un médico de uno de tantos consultorios similares que son lo mismo, pero más baratos, a ver si le podía aliviar su molestia. El médico era un egresado del glorioso Instituto Politécnico Nacional (que por cierto, debiera tener autonomía, como la UNAM) e inmediatamente le dio al clavo: una hernia de desplazamiento. La posibilidad de una cirugía me dejó nervioso, pero el médico, haciendo gala de un arte superior, con las manos introdujo el intestino de mi madre por el orificio de la hernia, evitando una crisis superior. Jamás había visto a un médico hacer eso. Me pareció un chamán, un físico oriental mongol, o algo así, por la maestría que mostró en ése procedimiento dactilar, ¡le practicó a mi madre una cirugía sin bisturí! ¡le ahorró un mar de dolor y sufrimiento, en caso de que la hernia se le hubiera estrangulado y hubieran tenido que mocharle el cacho de intestino! La necesidad de la cirugía sigue, pero es distinto, por que es una hernia vieja que se abrió, así que lo que deben hacer ahora los médicos, es reabrirla y suturarla para que cicatrice como debe de ser, por que la primera operación fue mal practicada, y el resultado fue éste, y vino a desarrollarse muchos años después. Dios bendiga éste médico, por su clara inteligencia y su vocación de ayudar al prójimo.

Quería dejar constancia de esto, por que en éste país, pareciera que solo habitamos corruptos y ladrones, pero me equivoco, y bendito sea Dios por que me equivoco. Hay gente capaz, hay gente que tiene la capacidad de sacar a éste país de su ruina, pero es lo mismo, si ésta gente buena, no alza su voz, no saca sus cacerolas y corre a los corruptos, a los ladrones, a los asesinos. Ya basta de ése dicho infame “el que no transa no avanza”, basta, en serio, basta ya de tolerar empresarios corruptos que hacen birli birloque para no pagar impuestos ni cuotas del IMSS, de gobiernos que tratan de vender todo y cuando se quedan sin dinero, suben impuestos que todos pagan, como el IVA, pero ellos no son capaces de vivir en la austeridad que tanto pregonan, ya que sus humildes residencias ocupan tres manzanas. Ya basta de que nos quejemos de que a nuestros indocumentados los traten mal los gringos, cuando aquí los zetas descuartizan a los inmigrantes centroamericanos, ya basta de pedir perfiles en los trabajos, cuando lo que sobra es mano de obra. Ya basta de discriminar a indígenas y discapacitados, todos somos mexicanos, ¿o no? Para terminar, quiero recordar una estrofa el Himno Nacional, una que pocos conocen, por que no salimos de tres, que dice: “antes Patria que inermes tus hijos, / bajo el yugo su cuello dobleguen / tus campiñas con sangre se rieguen / sobre sangre se estampe su pié. / Y tus templos, palacios y torres / se derrumben con hórrido estruendo / y tus ruinas existan, diciendo: / de mil héroes, la Patria aquí fue…” Está en el Himno Nacional, ¿acaso no vamos a pelear los mexicanos? ¿Acaso bajaremos el cuello ante la bota de la corrupción? ¿No pelearemos si venden todas nuestras cosas, si matan a nuestros hijos, negándoles la posibilidad de futuro? ¿Acaso tiene que haber un terremoto tan moustruoso como el de ‘85 para que nos unamos y saquemos lo mejor de nosotros para sacar la basura que ahora se sienta en la silla presidencial, la basura que dizque da trabajos y no paga impuestos, la basura que extorsiona y vende veneno a los niños, la basura que se roba muchachas y las vende cómo prostitutas en el mejor de los casos, la basura que nos está costando nuestra nacionalidad, nuestro futuro, y que nos ha atrasado como cien años del resto de las naciones? ¿Esperaremos hasta que venga una coalición de naciones a invadirnos e imponer otro gobierno, por que a los gringos no les conviene tener abajito suyo a un estado tan podrido?

¡Ah! ¡Nada de Jalogüíns! ¡Preserven nuestra milenaria tradición del Día de Muertos! Si se ponen a pensar, nuestra fiesta es una fiesta de nostalgia, de ganas de volver a ver a los que se fueron, contraria a la demoníaca tradición sajona, que es una fiesta de miedo, el “candy or trick” y la calabaza que oculta a un fantasma como venganza y maldición. Nosotros no somos así.
¿Ah! Y como respuesta a mi estimada/o "anónimo", he estado ocupado. No había podido venir hasta ahora, y justo ahora, en éstos momentos se ha desatado una tromba brutal afuera, así que quizá se me vaya la luz, así que me despido por hoy.

¡Sayonara! ¡Hasta la semana que viene, con la tercera entrega de “Maranhata”!

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