¡Qué paxó, cómo están!
Hola a todas las multitudes revolucionarias que cada semana se manifiestan por las avenidas de éste pueblo fantasma de Mictlantown, para poder tener una mejor vista de éste, su peludo y pachón cojín. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! El Gato se despereza de su cojín peludo y garrudo y arenga a la multitud que lo aclama:
-¡¡MAU!! ¡¡MUAURRGH!! ¡¡MIAU!! (¡Compatriotas! ¡Han sabido resistir como machitos y hembritas la dura carga de la historia! ¡En éste momento cusipléxico y sicalíptico, cuyas confusiones se desarrollan como una rueda de Moebius que se nos atora en el garguero…!)
Sin embargo, la figura pelona y de lentes se alza, y toma el micro, y dice a la afiebrada multitud:
-Lo que el Gato ha querido decir, es que agradece mucho sus visitas al Cojín del Gato. Y como lo prometido es deuda, aquí el Gato les presenta es uno más de sus maullidos, que se llama “Elías”. Sigue con la idea de “Ángel”: haber sido encontrados en algún templo antiguo que haya sido pasto de las llamas. Elías hablaba con Dios mismo, y con su autoridad, era capaz de entrar a la presencia de los sátrapas que dizque gobernaban a su pueblo, para decirles: “Dios está viendo el daño que haces”. Era una voz, y era una conciencia que no les dejaba a los malos reyes hacer lo que querían; era, en su momento, una especie de “ombudsman” (no sé si lo escribí correctamente) que defendía al pueblo, pero que también censuraba el comportamiento de ése pueblo. Sin embargo, también era humano. Y uno muy mal hablado. Fue quizá, uno de los hombres más humildes de su época, y por eso fue escogido por Dios. A Dios no le gusta la riqueza. Aquí, el Gato lo pone orando, tomando el valor suficiente de Dios, para enfrentarse a un hombre lleno de demonios, que sin la protección divina, le hubiera cortado la cabeza, tan solo por atreverse a decirle “estás mal”.
-¡MIAUUURRRH!
-Lo que el Gato quiso decir, también, es que la ficha técnica es la misma de “Ángel”, pero aquí ya está mejor desarrollada. La creta blanca se sustituyó con un lápiz conté blanco, y también con pigmento blanco; lo azul, siguen siendo cretas, pero reforzadas con pigmento azul ultramar, y está barnizado con sendas capas de barniz obscuro para madera, y quemado de las orillas con un cirio blanco… Ya, ya, chinche Gato, me estoy cansando de traducir tus maullidos…
-¡¿Maurrhg?! ¡MARRAMIAU!
-(¡Chin! ¡Ya ordenó que me cortaran la cabeza! Bueno, los dejo, y espero que les haya gustado, y ahí nos vemos la semana que entra, aunque tenga que pegarme la cabeza con masquing teip… ¡Sayonara!)
¡¡CHOP!!
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