jueves, 11 de noviembre de 2010

La Épica Pantagruélica y Gordiana de H.P. Aguilar 2.

¡Mis estimados! ¡Mis queridas correligionarias! ¡Sean bienvenidos a éste cojín peludo! ¡Reciban de mí un ronroneador abrazo! ¡Unas lengüetadas rasposas como lija del cero en señal de amistad!

¿Cómo les trata la vida? Espero que bien. No les digo que muy bien, por que cuando a uno le va muy bien, ocurre como con la matrix: uno sospecha y el encanto se desbarata, y uno nunca quiere saber que sólo se está soñando y en realidad nuestra persona no es más que un engrane de un sistema gigante que nos desgasta con supuestas libertades. Si no, vean: pongamos de ejemplo la tecnología. Te venden el celular, la interné y automóviles, con la promesa de que con ellos vas a ser libre de a deveras, hasta te ponen un globito montgoflier, te ponen al carrito corriendo por “tierras vírgenes”, haciendo acrobacias imposibles, pero, ¿cuántos de nosotros no estamos nomás al pendiente del canijo telefonito, de ver quién te ha escrito por el feisbuq, de que no te vayan a rayar el dichoso coche? Vaya cadena, ¿no? Quizá estarías mejor con el teléfono fijo que respeta tu intimidad, con el viejo correo electrónico que te permitía explayarte sin que te fisgoneen; quizá estuvieras mejor con tu viejo carro que no tenía pretensiones de ningún tipo y que te servía para lo mismo, o andando a pié como antes, tomando el metro y el pesero, pero dueño de tus pasos y de tu tiempo. Y no hablemos de las tarjetas de crédito, que meterte con una no es más que entrar de lleno y por propia voluntad a la cueva de los ladrones… ¡comisiones hasta por respirar! ¡casi casi uno entra gritando al banco con las manos en alto: “encuérenme, encuérenme”! Creo que en algunas cosas, es mejor no exagerar. Todo con exceso es malo, hasta los placeres. No digamos ya la tecnología, que es buena, pero antes de revolucionarla, habría que pensar un poco más en los pros y los contras.

Y bien, camaradas peludos y pufeadores, como lo prometido es deuda, les presento orgullosamente (pongan por favor sonido de bombos y platillos) ¡la primera entrega de la galardonada con flores naturales y pasteles de chocolate: “NOCHE MALDITA EN EL CASTILLO CHUKRÜT”! Original de mi carnalito H.P. Aguilar. ¡Va!











¿Y bien? ¿Cómo la checan? Es una historieta de 1990, de cuando a mi hermano todavía le daban ganas de dibujar sus propias historietas. El tema es terriblemente obscuro: nada más la presunción de universos paralelos donde viven seres de pesadilla. Veía yo el otro día en el canal 11 un documental de la serie llamada “Horizon” sobre el tiempo. Y por lo que le pude pescar, aparentemente éste varía dependiendo de la materia y la energía, y está por lo mismo sujeto a los caprichos de fuerzas como la gravedad, el magnetismo, la luz, etc. etc. etc. A lo que voy, es que, según los astrofísicos actuales, nuestro mundo es un oasis en donde el tiempo es muy estable, y ponían de ejemplo el tiempo caótico que reina en los centros galácticos, en las nebulosas, y hasta en el microcosmos, donde éste varía y se deforma entre más pequeño sea. No es lo mismo el tiempo de una persona, que el de una de sus moléculas. Y hay hasta unos más arrojados, que dicen que el tiempo transcurre de forma distinta dependiendo de la estatura de la persona en cuestión, es decir, mi tiempo de chaparro es más lento que el de mi compadre Jose Juan, o del camarada Miguel, que son muy altos. Y yo que creía que sólo soy flojo.

¿A que viene todo esto del tiempo? A que ésa teoría supuestamente moderna (o posmoderna, depende del cristal con que se mire) viene de la época de los alquimistas, del rollo de la permutación de los elementos, y más en nuestro mole, a las creencias egipcias y mesopotámicas que después se transformaron en el satanismo transyugottiano, que dice que después de éste universo conformado por el sol y sus ahora ocho planetas (recuerden que Plutón fue gachamente degradado de planeta y ahora es un planetoide), hay múltiples universos, caóticos, gobernados por entidades muy antiguas y malvadas, porque su naturaleza, es decir, su tiempo, es deforme. ¿Ven cómo la ciencia moderna tiene mucho de mito y filosofía? No hay nada nuevo bajo el sol, y es verdad.

Y en esto se basa la “Noche Maldita”, la posibilidad de que ésos universos se abran y nos traguen. Y no sólo mi hermano tenía esta inquietud. Escritores como Edgar Allan Poe, como el mismo autor del “Resplandor”, Stephen King, la tienen. En pintura, los surrealistas andaban buscando un acercamiento con la cuarta dimensión, que les permitiría ver otros universos sin moverse de su sitio, como el Salvador Dalí. Pintaban y pintaban neciamente en dos dimensiones algo que por autonomasia, no puede ser mostrado en éste universo de tres, como pitonisas buscando en los sueños, en el inconsciente una palantir, una bola de cristal mágica donde andar de fisgones. Y sin embargo, ésa es la esencia misma del libro maléfico “Necronomicón” (se dice que su autor, el árabe Abdel Azrael, terminando de escribir su blasfemo manuscrito, fue asesinado por unas monstruosas mandíbulas que se aparecieron de la nada, moliéndolo literalmente), la capacidad de abrir puertas y pasadizos hacia ésos universos a través de, adivinen, ¡los agujeros de sifón! Otra de las cosas que los astrofísicos contemporáneos apenas quieren vislumbrar, creyendo que adentro de los Agujeros Negros hay algo semejante a lo que los brujos de forma blasfema han buscado por siglos, y chance, milenios.

¡Uy! ¡Uy! Pero éste gato cree que ésas cosas del tiempo no son más que chorradas. Aquí en el cojín, creemos fielmente que el tiempo es una invención humana, que el tiempo no es más que otra cadena con que los hombres sojuzgan a sus semejantes, pero aún así, es rico elucubrar, ¿no? ésa es la materia prima de la fantasía, aunque debo decir, y de seguro ya les he de caer gordo con esto, pero es mi deber, ya que son mis cuatachos: la brujería es ajena a Dios. Y Dios nos prohíbe usarla. Uno no ha de consultar a brujos, a videntes, ni ha de comunicarse con muertos ni supuestas deidades. Por algo será, así que, camaradas peludos, ¡absténganse de cosas que los perjudiquen! ¡Cuídense de cualquier forma de brujería, así se disfrace de ciencia! ¡Que Cristo Nuestro Señor los cuide y los Proteja! Y nos vemos en la próxima entrega, por que ésta historia es muy sabrosa.

¡Sayonara!


P.D:
Tarugamente queria unirme al blog del camarada Angel Solano (chequen sus pinturas, es muy bueno) y no sé ni qué piqué, pero ahora, como buen gato, me sigo a mí mismo correteándome la cola, jhe je je. No hagan caso de ésas cosas, no piensen que fué en un afán egocéntrico.

Ahora sí,


¡Sayonara!


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