miércoles, 18 de febrero de 2009

Eructos Literarios: Poemas para el último ronroneo de éste Gato.

Hola. Está por demás decir algo sobre éstos últimos poemas. Había escrito algo, y lo dejé un tiempo. Creo que la herida está sanando, y sigo vivo, y ya es algo. Puedo volver a caminar bajo la luz del sol.
El nombre que pongo en uno de ellos es ficticio. Lo cambié por razones de privacidad.



La primera, la catorce, la primera.

Guardo tu nombre, espina en mi pecho,
Sólo me atrevo a nombrar el orden de las letras
Que tus padres al nacer, te dieron.
La primera, la catorce, la primera.

Mi dulce espina, delgada, eres exquisita,
Matemática, salvajemente asesina
Te instalas en mi corazón día con día,
Fácil es enamorarse de tu fragilidad altiva,

Fácil me es caer en ése joven cuerpo de mujer;
Me trastorna mirar ésas piernas de niña,
Adoro a ésta virgen que madre de dos ángeles fue.
La tomaría con las manos, a plática la comería

Y creo que ésta piel que observo
Es tierra fértil, buena, hoy soy labriego
Que noche a noche agita su yunta
Imaginando que abre tu surco moreno.

Noche a noche riego el cielo de mis manos,
Me haces llover mi agua plateada, obscena,
Deseando que mi deseo haga que tu deseo venga
Ésta noche, todas las noches, solitarias de antemano.

Ay, desde que sé de tu bella presencia
Mi apacible, amigable soledad hoy es trinchera
Y me abrazo a éste sentimiento, vacío,
Como se abraza a su madre un niño.

Apenas puedo contener mi secreto.
Refuerzo con hierros candentes mis labios,
Freno con esfuerzo las ganas de darte un beso,
Eres casada, pecador de mí, no tengo escarnio

Por querer comerte boca a boca,
Por querer paladear tu aliento,
Aspirar hambriento tu esencia de mujer hermosa
Que se hace infinita como el viento…

Me detengo. No te quito más el tiempo.
Sólo quisiera haber llegado cinco años antes
Y decirte susurros de amor al oído, risueño,
Antes que te enamoraras de ése hombre bueno.

Su único delito: su juventud, ser algo inmaduro,
Y yo no deseo romper nada en tu vida.
Mi delito: me gustas mucho,
Mi delito: buscar un rinconcito en tu día

Y que quisieras un poco a éste Gato
Cachondo, pachón, viejo, melancólico y solo.
Nomás puedo ofrecerte éstas cosas que ato:
Mi amistad, las ganas de compartirlo todo

Y fingir que servirá éste mi loco intento
Por si alguna vez te hallas sola de nuevo,
Recuerdes a éste loco, solitario Gato viejo
Que por estar contigo ahora arde en deseo.

Callo. No debo escribir más.
Tu paz es mi santuario sagrado.
Como siempre, coseré mis heridas sangrando
Y delante de todos diré: “amiga, ¿cómo estás?”.

Octubre de 2008.



Vegetal.

La savia rehace a mis venas.
Como río restaura mis añosos brazos,
Hace que se muevan mis pétreas piernas.
Savia viva, corres en mi cuerpo eterna.

Ésta mi piel texturada, terrosa,
Se despereza, despierta con el tibio rocío
De tus delgadas, finas manos amorosas.
Es lluvia táctil sobre ésta corteza, piel añosa.

Desde el cielo me miran hermosos, rasgados,
Pequeños y juguetones como niños tus ojos.
En mi centro hallas al fin lo no hallado,
Lo que te ofrezco, y quisiera fuese oro.

No se si sueño, quiero sea realidad.
Tu brillante y dulce voluntad
Le da vueltas a mi herrumbroso centro…
No sé si sea verdad: lo muerto vive de nuevo.

Tic-tac, ¡despierta mi pecho!
Al ritmo de un reloj de latón nuevo.
Tic-tac, ¡vuelve mi aliento!
Mi voz se olvida de su canto añejo.

Esta lluvia cálida de tus manos
Sacude, limpia de mi viejo cuerpo
La arena de todo este tiempo
Que te esperé desde antaño.

No sé si creerlo, tus ojitos rasgados
Me miran desde el cielo, renovado.
Ésta vida dice que la espera no fue en vano,
Con mi esperanza te tomo al fin la mano.

No sé si creerlo, me sueño amado.
No quiero despertar de nuevo angustiado.
Si debo dejar de tocar tu mano,
Si he de olvidar tus ojitos rasgados,

Mejor me quedo aquí, tirado.
Sin lluvia, sin aire, muerto.
Si no es verdad mi sueño,
Mejor permanezco solo, abandonado.

Enero 2009.


Mi último adiós.


Es un día más, me despido de ti.
Como de costumbre, median las palabras
Y no te alcanzan. Me despido de ti.
Resignado, muerdo la calma.

Adiós, mi Clara.
Clara de mi final.
Amanda de mis días fatal…
Me quedo aquí, sin palabras.

Sólo una, que paseo por mis bolsas,
Las del pantalón y las oculares.
Qué cansado estoy de ésta vida sola.
Siempre solo, me acaricio los genitales.

Adiós, mi Clara…
Qué viejo, éste color
De mis manos flacas.
Soy una momia sin calor.

Ésta linda Amanda de mi adiós
Calla, hasta pronto, mi ilusión.
Mis zapatos son viejos,
Mi cuerpo, roto como mi pantalón.

Siempre estuve así,
Viendo la felicidad de otros.
Siempre estuve aquí,
Y nadie reparó en mis ojos.

Adiós. Te digo adiós
Y no hablo más;
Fuiste mi última emoción,
Clara de mi corazón.



10 de Noviembre de 2008.




Sin título.


Me quedo en el marco de la puerta,
Espero que el aire te traiga,
Que la noche te intuya,
Que el amanecer mate la espera.

Estoy clavado en medio del marco.
Guerrero que detiene la tristeza.
Atalaya a la espera de tu presencia,
Cuajando mi cielo, solo de estrellas.

Estoy esperando por si acaso
Traes tu victoria alada, amada.
Peleo contra La Muerte, La Soledad, Lo Amargo.
Mi trinchera: éste dintel, nuestro alcázar.

Llega ya, mi amada…
Me tienen rodeado, no tardes.
Ésta noche las bayonetas-lágrimas
Se alzan, quieren mi sangre.

Resistiré hasta que me alcances.
Sin brazos, sin piernas, ciego,
Apretando los dientes, enfermo,
Hasta mi último latido, viento acre.

Peleo en éste marco furioso y hablador
Por un cachito de tu vida,
El más pequeño que tengas,
Lo atesoraré eterno en el corazón…

No tardes, por favor.
No tardes.
No tardes,
No tardes, mi amor.


3 de Febrero de 2009.

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